Gerry Weil
Café Berlín, Madrid
(Octubre 16, 2018)
Celebrar la música de Gerry Weil siempre es una gran noticia, en especial, si es la primera vez que su música suena en un escenario de España. En su gira europea “Old Songs, Young Heart”, el maestro, siempre espontáneo y carismático, se presentó el pasado martes 16 de octubre en el mítico Café Berlín de Madrid, con un repertorio de las canciones que mejor describen la música que durante los últimos 50 años ha estado componiendo este incansable y apasionado jazzista.
Austríaco de nacimiento, pero venezolano de adopción, Gerry conmovió al público con sus elocuentes introducciones que reafirman por qué le llamamos maestro: siempre queriendo conmover, siempre queriendo contagiar, siempre revelando el sentido oculto de sus piezas.
Afortunadamente el espíritu y la pasión por hacer música siguen intactos en Weil, quien está recuperado después de pasar un delicado estado de salud hace un año, cuando le detectaron un tumor en el colon y por el que se sometió a una operación. Con 79 años, Gerry Weil no deja de hacer música ni de dar clases diariamente.
El concierto comenzó con un poema recitado en japonés “La música es un gesto de amor de lo divino hacia nosotros y a la vez nuestra respuesta es compasión y agradecimientos”, palabras que nos advierten que, durante dos horas, haremos un viaje de la mente al corazón, a través de los ritmos fusionados de la música clásica, el merengue venezolano y por supuesto, el jazz.
La primera pieza que Weil interpreta es un “Aria” de su admirado J.S. Bach, una pieza con la que últimamente suele abrir sus recitales porque según él “abre las puertas del cielo”; de hecho, en los ensayos previos, nos confesó que está convencido que la música de Bach es música de Dios. Siguen “La Revuelta de Don Fulgencio” sobre la que Gerry bromea diciendo “es como si Giacomo Scarlatti hubiera nacido en Los Teques”, y termina con “Caracas a las 11”, un ritmo de “3 2 3 3” que a través de los gestos de sus manos (tan característicos) y las onomatopeyas (aún más características) usa para explicar que, siendo él muy consciente de su origen austriaco, le era muy difícil aprender merengue e “insertaba de vez en cuando un compás de 6 para cuadrar el ritmo, porque el 5 tan seguido me ponía nervioso… entonces hice un ritmo muy importante de 5 y 6 –haciendo referencia al juego popular de apuesta de carreras de caballos llamado de la misma forma ‘5 y 6’– es merengue y una guasa, la guasa es para descansar y el merengue para gozar”.
A partir de este momento, Gerry Weil invitó a escena a Ernesto Lotito (percusión y coproductor del concierto) y Marcos Romero (bajo), quienes lo acompañarían hasta terminar el recital. Comenzaron tocando “Alright, Ok, You Win”, “Hondo” y “Raíces”, para seguir con su clasico “Caballito Frenao”, “Imagine” su particular versión del tema de John Lennon, y “Kyngio”, momento que mostró a un Gerry al natural, ya sin la chaqueta y perdiendo noción del tiempo, dando paso a los músicos, para que en cada tema demostraran creatividad y gracia en las improvisaciones.
Declarando que se enamoró de su versión de “Summertime”, Gerry anuncia que lo acompañará Susana Peña para cantar, no solo esta pieza, sino además “Ananda”. Y para terminar el concierto, Gerry Weil escogió la pieza “El Rencuentro”, que celebra con unas palabras de agradecimiento a la ciudad de Madrid y a los asistentes afirmando que piensa volver.
Pero como Gerry es un inquieto, no se despide sin antes pedir tres minutos más para poder tocar una pieza que compuso inspirado en su nieto y que dedica a todos los niños. Con ella nos devuelve al inicio del concierto, con un solo de piano y la música clásica de Bach que lo acompaña.
Escribir sobre Gerry Weil es un acto de tremenda injusticia. Nunca son suficientes las palabras para describir la honradez del performance. Para Gerry, la música no es simple manifestación de cultura. Él es un ser humano que demuestra que la música es un gesto de amor.