Eddy Marcano
Centro Cultural BOD, Caracas
(Junio 25, 2017)
La “Tarde Tinta” del excelso violinista Eddy Marcano fue un estival momento colmado de emotividad, positivismo, virtuosismo y candor. En nuestra historia reciente, el violín se ha convertido en un ícono libertario tras el incidente en el cual al joven Wuilly Arteaga le fue arrebatado y destruido su instrumento cuando pacíficamente entonaba el “Gloria al bravo pueblo” caminando entre el humo de las lacrimógenas y las balas de goma. Fue un hecho que le dio la vuelta al mundo y un ejemplo de coraje y lucha que nos recuerda cómo un grupo de funcionarios totalmente equivocados en su proceder, han forzado la salida del país a jóvenes talentosos del mundo artístico quienes con su ingenio y capacidad han sorteado obstáculos que han decantado en propuestas interesantes como es el caso de la joven violinista Alondra Alarcón, ex integrante del extinto Ensamble de Cuerdas de Cabimas, quien hoy reside en Lima, Perú, y quien ha creado su propia empresa – @EducaViolinLima – impartiendo clases a domicilio a niños y jóvenes con resultados visibles y audibles a corto plazo.
Pero más allá de lo circunstancial, el violín venezolano reciente tiene varias figuras que elevan el instrumento a un lugar envidiable. Aléxis Cárdenas, Iván Pérez, Brenda Rengel y Eddy Marcano son algunos de ellos. Tras la presentación del conocido comunicador social Eduardo Rodríguez, cuyo fervor por la música comienza a ser notorio, comenzaron a salir por la pequeña puerta que da a la tarima de la sala de conciertos del BOD, el bajista Edwin Arellano (Los Sinvergüenzas), el cuatrista Héctor Molina (C4 Trío, Los Sinvergüenzas), el pianista Edepson González (Guaco) y José “Tipo” Núñez, uno de los más codiciados y versátiles bateristas en la actualidad, y finalmente el maestro Eddy Marcano, quien con su repertorio de 15 temas nos ofreció como abreboca la danza zuliana de Julio Méndez “La encantadora”. Ya desde el inicio destacaron todos los instrumentistas con una dinámica, una sensibilidad y una impecable ejecución que se evidenció a lo largo de la tarde en cada una de las composiciones interpretadas.
Uno de los aspectos más relevantes del concierto, resultó la escogencia de temas de jóvenes compositores actuales como Manuel Alejandro Rangel y Edward Ramírez con el merengue “La nena” y el “Bambuco caraqueño”, respectivamente. La tarde continuaría con el tema que da nombre al concierto y que es, además, el título del nuevo trabajo discográfico de Eddy Marcano, Tarde tinta, composición de Julio Méndez en onda nueva magistralmente interpretada por Eddy y sus acompañantes.
El maestro violinista prosiguió el concierto con “Amanecer”, escrita por Gustavo Carucí quien es un veterano guitarrista frecuentemente subestimado pero cuyo trabajo como compositor y acompañante es altamente apreciado entre los músicos del medio. Dos momentos estelares, si acaso no lo fue todo el concierto, me sorprendieron. Uno por los arreglos y otro por la singular belleza. En ambos casos la primera sorpresa fue ver a Héctor Molina dejar el cuatro, de cuyo instrumento es un virtuoso, y tomar la guitarra para interpretar el clásico patriótico puertorriqueño “Lamento borincano”, tema que muchos conocen como “El jibarito” y que es el más conocido de Rafael Hernández, nativo de la Isla del Encanto. Acá, cada músico destacó su talento con una versión donde la melodía se hacía más reconocible en el estribillo. El valse de Luis Laguna, “Admiración”, fue además de un interesante contraste, uno de los más hermosos temas de la tarde. Nunca hubo tanto silencio en una sala.
Otro joven virtuoso compositor que se vio representado en el concierto con la onda nueva “Vida mía” fue Baden Goyo, pianista del (cesante o extinto) BDF Jazz Trio que llamó mi atención en una de esas Noches de Guataca. El quinteto continuó con “Cuando duerme Caracas” un hermoso vals de Domingo Moret, para luego enlazar con una versión que pudiera considerar irreverente por mi apego a la guitarra pero que la maestría y veteranía de Eddy Marcano la hicieron volar alto. Fue el “Preludio criollo” de uno de los más importantes guitarristas del mundo, Rodrigo Riera (†). La versión de Eddy fue de esas que dejan a uno sin saber por donde empezar a comentar. ¡Mi venia!
“Dulce añoranza” fue el tema que dio la oportunidad a Eddy para interpretar la viola, expresando que era la primera vez que lo hacía con este tema de Albert Hernández y que una ves más llenó la sala de delicada dulzura. “Más allá de la nada”, un merengue de Jesús Medina, la anónima danza zuliana “La cieguita” y la exigente “El avispero”, un joropo de Beto Valderrama, fueron los temas finales del concierto. Beto es uno de los compositores nacionales más querido por Eddy quien, una vez más, demostró su virtuosismo. La pieza bien pudiera ser un “Vuelo del abejorro” criollo.
La guinda del concierto, como suele ser en el caso de Eddy, fue su ya famoso “Pajarillo” que dejó al público más que satisfecho. Destacó también el trabajo de sonido de uno de los más respetados ingenieros del país, Rafael Rondón.
Es importante destacar que el repertorio de este excelente concierto estuvo conformado esencialmente por los temas de su nuevo trabajo discográfico, ya mencionado. Así que si no pudo asistir al concierto, vaya, cómprelo y disfrute con más intimidad de una experiencia única que incluye al maraquero Ernesto Laya, Rafael “El Pollo” Brito, Vladimir Quintero y José “Cheo” González, entre otros. Altamente recomendado.
Leonardo Bigott