The Cranberries
Anfiteatro del Sambil, Caracas
(Octubre 6, 2010)
Finalmente el público caraqueño tuvo la oportunidad de disfrutar del talento de la banda irlandesa liderada por Dolores O’Riordan en el marco de su gira mundial The Reunion. El cuarteto de folk-rock tocó una generosa selección de 22 temas durante 90 minutos, entre ellos uno nuevo y de la carrera en solitario de O’Riordan. El espectáculo contó con una puesta en escena sencilla pero descollante, con luces y sonido impecables, un numeroso kit de guitarras, así como una gran disposición a entregarse al público venezolano.
El trío de rock venezolano Atkinson, conformado por Wincho Schäfer, Eric Aldrey y Rafael Cadavieco, fue el encargado de calentar a la audiencia, ofreciendo 7 temas por un espacio de 30 minutos. Ataviados con jeans negros y franelas de colores vivos, arrancaron con los temas “Pueblo fantasma”, “País tropical” y “En el espejo”, cargados de energía y denuncia social, y “Así es como te amo”. Fueron recibidos con respeto más no con efusividad. Continuaron con “Carledonia” y “Caracas Infame”. Frases y consignas mezcladas con cierta dosis de ironía como “este es nuestro primer concierto con The Cranberries”, “¡Dios los bendiga, juntos podemos echar este país pa’lante!”, “Rock & Roll y Radio Libre”, incluyendo guiños a los resultados electorales del 26-S, generaron comentarios que fluctuaron entre la aprobación y el desconcierto, para cerrar su actuación con la pieza “Guarenas”.

A las 9 de la noche, a cielo abierto y con un clima cálido, las luces del escenario se apagaron para recibir a The Cranberries, iniciando el periplo con “Analyze”, “How” y “Animal Instinct”. Dolores, vestida de negro con botas altas, chaqueta con alas plateadas en la espalda, top estampado rojo y negro, cinturón y falda corta que mostraba sus robustas piernas, enganchó de inmediato a sus fans con un sentido “¡Buenas noches, Caracas!”.






Luego de pronunciar en castellano “Venezuela, son ustedes una maravillosa audiencia”, Dolores continuó, guitarra en mano, con “Ordinary Days”, de su primer álbum en solitario, para brindar, seguidamente, uno de los más sublimes momentos del concierto, al esparcir escarcha y polvo de estrellas violeta sobre el paral del escenario –decorado con un exótico marabú lila–, lo cual levantó a todos de sus asientos, interpretando las hermosas piezas “Linger” y “Ode To My Family”, coreadas al unísono por el público. El performance siguió con “Wanted”, “Just My Imagination”, “Desperate Andy”, la poderosa balada “When You’re Gone” y “Daffodil Lament”, sentida canción del segundo álbum de la banda. La fiesta siguió con “I Can’t Be With You”, “Waltzing Back” y la cautivante “Electric Blue”.



Los asistentes recibieron con frenesí los acordes de “Free To Decide” y “Salvation”, con una enérgica Dolores danzando en tarima con un tocado de plumas multicolores en su cabeza. Siguieron con “Ridiculous Thoughts”, antes de tocar uno de los temas más esperados de la velada, “Zombie”, que desató el fervor de la audiencia, cuya estremecedora letra y ritmo trepidante permanece intacto en la memoria colectiva desde los 90.



Dolores regresó a escena con un cambio de vestuario, tocado negro de plumas, vestido gris de satén drapeado para tocar la pieza “Shattered”. “Astral Projection” –tema inédito–, junto a “Promises”, fungieron de preludio perfecto para cerrar con broche de oro con la clásica “Dreams” de 1993, con el público de pie coreando efusivamente. “Buenas noches, gracias por venir. Don’t Worry, Be Happy!” fueron las palabras finales, quedando la esperanza de una segunda visita gravitando en el aire.
Carlos Medina