Teatro de Chacao, Caracas
(Abril 15, 2016)
En medio de la importante expectativa generada desde que se hizo el anuncio de este show y que se tradujo en una sala repleta, se llevó a cabo el ambicioso concierto de lanzamiento del homónimo disco debut en estudio de Laura Guevara.
Siempre quedó claro en cada entrevista ofrecida y la nota de prensa, que no sería un concierto cualquiera en el que los músicos se limitan a interpretar el contenido del disco. Fue mucho más que eso, un espectáculo multi disciplinario que involucró baile, vestuario, visuales, artes circenses y música, en el cual hubo un equipo involucrado de cerca de 30 personas. El ambicioso reto se vio recompensado con una cálida y a ratos eufórica respuesta del público, ávido de presenciar lo que la creatividad de Laura había imaginado para acompañar un momento tan relevante (y dificultoso en Venezuela) como es el lanzamiento de un disco, que en su caso reviste más trascendencia por ser el primero que graba. El resultado fue altamente satisfactorio y habla de lo que con constancia, talento y claridad de objetivos, puede lograrse en medio de las dificultades y desánimo generalizado. Este concierto, sin duda funcionó como un bálsamo para muchos y un salto cuántico para ella.
Tras emerger en 2015 como la gran revelación con cuatro Premios Pepsi y viajado a España, Laura se concentró en la finalización de su disco y pensando en la etapa que se avecina armó una nueva banda dirigida por el guitarrista y cantautor José Ignacio Benítez (Domingo en Llamas), una elección muy acertada tratándose de uno de los músicos más originales y distintivos de la escena alternativa caraqueña. El resto de la banda no podía ser más atractiva y solvente: Héctor Tosta (bajo) y el trío conocido como Cosaspasarán que conforman Abelardo Bolaño (percusión), José “Tipo” Núñez (batería) y Gustavo Medina (guitarra). La figura de teclista por ahora ha sido obviada, quizá teniendo en cuenta lo difícil que fue en el pasado que alguno se estabilizara en la formación. Para este concierto, además, Laura contó con una sección de metales conformada por Joel Martínez (trombón), Jorge Rivera (clarinete, saxo) y Anthony Pérez (trompeta, piccolo), las coristas Constanza Liz y Mariannie del Alcazar, y un cuarteto de cuerdas formado por Ana Elba Domínguez (cello), Melissa Peraza (viola), Ollantay Velázquez (violín) y Eddy Di Luca (violín).
El show comenzó con “Tiempo de escape”, un tema ya clásico de su repertorio, ideal para conectar de inmediato con el público por la contagiosa mezcla de cumbia y dub. Laura apareció ataviada con falda larga, blusa verde y una llamativa corona de plumas, Visiblemente emocionada dio las gracias a la audiencia y en seguida tocaron “Alejarte de mí”, una de las varias piezas relativas a una vieja y tóxica relación. Rápidamente salió de escena para reaparecer con falda corta y pañuelo al estilo años 20 para interpretar y bailar “Embriaguez”, junto a los bailarines Yarúa Camagni y Brian Landaeta, un excelente vaudeville inspirado en los cabarets parisinos y de Nueva Orleans de los años 20 del siglo pasado, con la participación especial de Joel Martínez.

El segmento más sosegado estuvo conformado por “Yo sabía”, “Todas las cosas” –que sonó más melancólica que nunca gracias a las cuerdas- y “Tú”. Las nubes suspendidas sobre el escenario contribuyeron a ello. Laura tocó cuatro y se elevó grácilmente sobre la tarima cual hada en columpio. Para ese momento ya el público había sido cautivado, y eso que aun faltaba lo más intenso del show. “La luz” sonó fantástica gracias a su groove pegadizo y una parte central rappeada en la que Laura fija posición ante la situación venezolana “fuera fuera intolerancia/fuera fuera los ladrones”. Uno de los momentos álgidos ocurrió, como era previsible, con “El constructor”, cuya letra fue cantada por buena parte de los asistentes. El tema sirvió para bautizar el disco y presentar a los músicos.
Otro gran momento fue “El puñal”, una especie de pop cabaretero con pinceladas rancheras, que hace años Laura compuso para una obra de teatro. Durante este tema se proyectaron las mejores visuales de la noche. Otro momentazo sobrevino con “Late”, en el que toca teclado y con el que se despidió por primera vez.

Con el público eufórico, todos los músicos volvieron a ubicarse en sus puestos y los acordes y el ya reconocible coro de “Más feliz” sintonizaron de manera increíble con la audiencia. Algunos incluso pensaron que era el final y se retiraron. No sabían que se perderían el apoteósico final con “Fuego” y su fuerza rítmica liderada por Núñez y Bolaño y apuntalada en la parte final por los tambores del grupo Herencia, conducidos por un inmenso Manuel Moreno.
La fiesta se trasladó de la tarima a los pasillos del teatro y finalmente a los espacios del Centro Cultural, con una inmensamente feliz Laura Guevara.
A destacar la dirección de escena de Daniel Dannery, la iluminación de Alfredo Caldera y las visuales de Manuel Fuentes, la dirección técnica de Ignacio Mora, el sonido provisto por Mikott, la ingeniería de audio de Fidel Goa y la producción general de Greisis Leal.
Para aquellos que hemos visto muchas veces a Laura en vivo, sabemos del esfuerzo y empeño que siempre le coloca a cada presentación, pero para esta todo se multiplicó. Ese sentido del perfeccionismo rinde sus frutos, incluso a pesar que el inmenso esfuerzo de los días previos le pasó un poco de factura a su voz.
Pocas veces puede verse un concierto de esta naturaleza en el contexto local. Veinte puntos para Laura y su equipo.
Juan Carlos Ballesta