of Montreal
Skeletal Lamping
Polyvinyl. 2008. Estados Unidos
Surgido de la ciudad musical Athens en Georgia, of Montreal es el proyecto del multinstrumentista Kevin Barnes que ha sabido conjugar todas sus influencias en su música para desarrollar un lenguaje indie pop riquísimo. Desde sus inicios en la segunda mitad de los años noventa se colaban sus influencias de los 60 y 70 como The Beatles, The Kinks y David Bowie, incluso ampliando su sonido hacia tendencias más lisérgicas como The Beach Boys, Os Mutantes y Syd Barrett al comenzar el nuevo milenio.
Para el momento en que firma con Polyvinyl, el prestigioso sello independiente de Champaign, Illinois, se publican Satanic Panic In The Attic y The Sunlandic Twins en 2004 y 2005 respectivamente, explorando territorios más electrónicos y bailables, usualmente encargándose solo de todo el material. Ese último trabajo fue grabado entre su residencia en Athens y Oslo, debido a que Barnes contrae nupcias con Nina Grøttland, una diseñadora gráfica noruega que fue su bajista por un tiempo, antes de retirarse por su embarazo. A pesar de disfrutar la vida familiar y su reciente paternidad, las condiciones climáticas del país nórdico lo deprimían constantemente y su escape fue volver a girar con su banda conformada por Bryan Poole (guitarra), Dottie Alexander (teclados), James Husband (guitarras, teclados y batería) y Matt Dawson (bajista). Se hacía un mayor énfasis en presentar un buen espectáculo recurriendo a disfraces y utilería que se apoyaban en lo colorido de lo que venían haciendo, fuertemente inspirados en The Flaming Lips. Kevin, por su parte, se planteaba como frontman andrógino con varios cambios de ropa durante los shows que cada vez eran más exitosos.
La notoriedad que adquiría of Montreal era inversamente proporcional al éxito de la relación con Nina, separándose en 2006, hecho que afectó profundamente a Barnes que no sabía equilibrar su doble vida. Para combatir su depresión, le fueron recetados antidepresivos y como ejercicio catártico ocupó su tiempo en el afamado Hissing Fauna, Are You The Destoyer? que vio la luz en enero de 2007 junto al EP Icons, Abstract Thee. Para dicho lanzamiento doble, se planteó el concepto de un alter ego llamado Georgie Fruit, cuya aparición es mencionada en la intensa “The Past Is A Grotesque Animal” hasta el final de éste larga duración.
El álbum fue muy bien recibido tanto por el público que seguía creciendo y la prensa musical, que se alimentó del elemento confesional detrás de muchas de las letras que tenían que ver con el desorden químico que le generaba su depresión y los problemas maritales. Sin embargo, los conciertos tenían una carga sexual muy particular y muchos recuerdan su presentación en Las Vegas donde Barnes estuvo desnudo durante la mitad del show. Dentro de la banda, las cosas se complicaban cuando roces entre Matt y Kevin motivan al bajista a renunciar, posición que rápidamente es tomada por Davey Pierce, quien fuese parte del equipo técnico.
A mediados de 2007 llega la noticia de que of Montreal está preparando material nuevo que cuenta con Georgie Fruit como figura central de otro disco conceptual, expandiendo la paleta de estilos añadiendo funk a la fantasía pop progresiva salpicada de psicodelia. El 21 de octubre de 2008 se presenta Skeletal Lamping, grabado casi en su totalidad por Barnes con mayor presencia de los integrantes de la banda en directo.
David Barnes no era ajeno al imaginario visual del proyecto de su hermano y una vez más contribuye con el arte del álbum, que al desdoblarse permite que se pueda ensamblar una criatura abstracta. Al menos en ocho formatos distintos se presentó este nuevo trabajo discográfico que jugaba con el diseño de materiales y la funcionalidad de ciertos objetos como lámparas de papel y piezas para montar en la pared.
“Nonpareil Of Favor” es la prueba de que esta banda puede ser impredecible porque luego de un aparente tierno inicio, la velocidad baja antes de una contundente y pulsante sección ruidosa dejando al escucha boquiabierto. El narrador abre un debate con su otra personalidad, un transexual de color entrado en años, que siempre supo que estaba ahí esperando manifestarse. Luego de esta larga introducción, se establecen símiles sutiles entre Georgie Fruit y Freddie Mercury como showman en “Wicked Wisdom” usando complejos arreglos vocales con ciertos sonidos de flanger, ambos elementos muy típicos de Queen. Georgie ya se ha manifestado y de diferentes maneras en la composición se describe a sí mismo como si se tratara de una opereta, pasando de una forma inicial ligeramente funky hasta el dramático final.
Tal vez la mente maestra deja colar su experimentación pansexual en “For Our Elegante Caste”, asumiendo que le gustan los “dos modos”. El trabajo del bajo tiene una función melódica exquisita que lleva la primera parte de este tema donde aparece una tercera personalidad, List Christie, descrita siempre con pronombres femeninos. Barnes usa a estos dos personajes a diestra, incluso ensamblando un ser combinado a quien compara con Voltron, el robot de la serie animada que también está formado por varias piezas. Existe un anhelo ferviente de pertenecer a lo que él denomina como una casta elegante, que no es más que querer desdibujar la sexualidad humana.
Luego de repetirse la estructura estrofa/coro, la tonalidad comienza a cambiar y el bajo pasa a tener una función más rítmica con el fraseo en octavas antes de encontrar reposo en “Touched Something’s Hollow”, una breve balada en piano donde el compositor reflexiona y se pregunta a qué se debe su desorden de personalidades y si esto será algo para siempre. El efecto de las voces dobladas y el alargar ciertas sílabas de manera aleatoria da la sensación de agotamiento.
Se rompe la austeridad instrumental con una sección de vientos alegres que rompe el esquema temático del álbum para celebrar el romance de Nina y Kevin en la preciosa “An Eluardian Instance”, un tributo al escritor surrealista Paul Èluard usando su género literario en esta canción. Si “The Past Is A Grotesque Animal”, de la placa anterior, también narra cómo se conoce la joven pareja, ahora es menos oscuro el ánimo y se pretende que se adentre más lo que pasaba en la mente del cantante para el momento en que conoce a la madre de su hijo, a la par de recordarnos un poco del pasado sonoro de of Montreal y ofreciendo un contexto histórico con el estilo que manejaban para esa época.
Se retoma la malicia de Skeletal Lamping con un sexy funk con una lista interminable de deseos para una relación expuesta en “Gallery Piece”. Disfuncional, alocada, obsesiva, es la intención del autor para declararle su amor a la otra persona, sin importar el género, con un insistente motivo de bajo melódico y acentuadas guitarras. Un trombón artificial irrumpe la repetición anterior para lo que confusamente pareciera música incidental de película de terror, hasta que un ritmo electrónico deja entrever que siguen con ganas de bailar en “Women’s Studies Victims”. Barnes forma un conjunto de bloques vocales intrincados cual coro de espanto previo a una interpretación más cercana al habla que al canto. Como el título apunta, Georgie Fruit conoce a una feminista radical que tomando el tratado de la autora Greer, rechaza que nuestro héroe transgénero se asuma como femenino y así termina en la calle nevada envuelto en un chal entablando conversaciones con transeúntes y consigo mismo que rayan en el absurdo, mientras pasa el tiempo con su placer culposo, el voyeurismo.
En los territorios más púrpuras que se acercan a Prince, la balada “St. Exquisite’s Confessions” es un lamento de cómo la sociedad ha tratado a Fruit, que ya ha hecho la transición entre géneros antes, haciendo la analogía de una felación que podría tener que ver más con prostituirse y tener a Shuggie Otis como hilo musical. Se vuelve a hacer referencia a la parafilia de observar a otros pero esta vez registrando todo con su cámara. Este corte comienza como un sentido funk que se enrarece con los tintes electrónicos que la tensan y es el puente final el que interrumpe la estética con imágenes esquizoides que tienen confundido a Georgie. Y en lo que parece ser un llanto, “Triphallus, To Punctuate!” se atraviesa como psicótica y feliz como resaca de fiesta que parece sacada de los álbumes de 2005 y 2006. La riqueza instrumental le da un toque psicodélico y es de las piezas más variadas de esta placa. El coro, con cierta cadencia disco, pretende plantear el desapego del ego pero se siente el resentimiento del vocalista ante un amor que no fue correspondido. Hay una grandiosa metáfora fálica (más allá del nombre de esta pista) en la línea “…condones negros en conos de vainilla blanca” como parte de una serie de fantasías sexuales que se piden sean compartidas por teléfono, preferiblemente de las más retorcidas. Para el segundo estribillo, la letra varía un poco y aunque se sigue denunciando lo incondicional que fue el protagonista con este amante de fama reciente, se cuelan deseos por esa persona, pidiendo a gritos que las cosas vuelvan a cómo eran antes.
Fruit entra en un proceso de reflexión sobre su pasado en la prostitución con “And I’ve Seen A Bloody Shadow”, recordando sobre su entrega por cualquiera que fuese dulce (y que tuviese algo de dinero). Se habla de sexo oral de nuevo y de ocultarse de la mirada prejuiciosa de los demás, además la añoranza de no hallar la belleza más perfecta. Existe un pequeño dibujo en guitarra acústica en una estrofa que comienza diciendo “little venn” (“pequeña amiga” o figurativamente “querida” en noruego), un guiño a “Little Friend”, rareza de la infinita discografía de of Montreal que obviamente está dedicada a Nina.
Ya se ha vuelto hábito establecer un hilo conductor entre canciones y en este caso se torna terrorífica con la guitarra repetitiva los sintetizadores incidentales que se relajan abruptamente en “Plastis Wafer”, invitación sexual abierta, aunque despreocupada musicalmente, que enumera una variedad de perversiones para su amante masculino al que considera casi como una droga, comparando este romance con algunos pasajes de mitología griega. He aquí otro ejemplo de un sensual pop progresivo con múltiples secciones, hasta con momentos idílicos y platónicos, conceptos heredados del país mediterráneo en el corte más largo del álbum. La calma se agota con ritmos tribales recargados de delay cuando la poesía abstracta contribuye con la magia atmosférica creada por los tambores sintéticos que derivan en “Death Is Not A Parallel Move”, que empieza robótica donde la figura central comprende su dualidad, mientras su conciencia parece casi ajena a la forma física de Fruit. Cuando finaliza el fraseo de los sintetizadores y cajas de ritmo, es una guitarra acústica se arropa con el manto vocal muy a là Queen. Se confiesa que el transexual se ha convertido en un dictador en ese cuerpo y ya no va a permitir que otras personalidades se manifiesten en ese cuerpo.
Un ensamble de cuerdas introduce “Beware Our Nubile Miscreants” que aclara un poco del pasado de Georgie y su vida de excesos con un enamorado tóxico que probaría su masculinidad con violencia y acostándose con su hermana adolescente. Luego del desarrollo de la pieza, la sección final es otro homenaje a Prince estéticamente. “Mingusings” es una muestra más de esa neopsicodelia que es parte del código de la banda, que antes era dulce y ahora suena maníaca. El nombre proviene de un juego de palabras entre mandarín (ming, brillo) y vietnamita (musing, períodos de pensamiento), y no en vano el penúltimo corte se siente como una epifanía. Las reflexiones de lo que se observa alrededor se ven acentuadas con el desenfrenado ritmo que desembocan en el alarido inicial de “Id Engager”, que maneja el término freudiano como la mejor descripción para el hedonista héroe, que revela sus sucias intenciones con las jóvenes fanáticas, evitando el compromiso a toda costa. Georgie Fruit (o Kevin Barnes tal vez) lo están diciendo abiertamente: “no quiero ser tu hombre, sólo quiero jugar contigo”.
La primera fecha de la gira promocional de Skeletal Lamping fue en Nueva York con un derroche de utilería, disfraces, maquillaje, bailarines e incluso un caballo en escena. En algunas fechas siguientes, la actriz Susan Sarandon actuaría como maestra/dominatrix y se jactarían de gastar varios cientos de dólares en espuma de afeitar, con la que llenarían un ataúd donde estaría Barnes cantando para luego ser limpiado en vivo por los bailarines.
Ocho álbumes y un EP más tarde han probado que hace diez años of Montreal alcanzó un pico creativo donde se dieron el lujo de complementar la propuesta ambiciosa de estudio con presentaciones en vivo que todavía hoy siguen siendo recordadas por el público y la prensa.