Zuhe
Trasnocho Cultural, Espacio Plural, Caracas
(Septiembre 22, 2016)
Zuhe, voz timotocuica que encarna al sol y todo aquello que bajo él existe, es el nombre del ensamble que tuvo el honor de abrir el segundo ciclo anual de Noches de Guataca. El quinteto lo conforman cinco músicos caraqueños: Ángel Fernández, cuatro; César Fernández, percusión; David Vázquez, mandolina; José Luis Estrada, batería y percusión; y Román Otero, guitarra eléctrica, acústica y mandolina. Su concepto musical deriva, como es de intuirse, de lo tradicional venezolano. Así, gaita tambora, sangueo de Carabobo y otros ritmos propios de la Venezuela caribeña sirven como hilo conductor de una música con un claro acento en la improvisación y otros elementos afines al jazz. Una cierta exoticidad visual arresta la mirada que atrapada en una vasija de barro, un tubo de plástico corrugado, un palo e’ lluvia y otros instrumentos de percusión, da rienda suelta a la imaginación que ya predispone a una riqueza sonora. Tras la habitual presentación de Aquiles Báez y un poco del humor de rigor, la audiencia se enteró, parcialmente, de lo que traerá el ciclo, que retorna a su horario habitual de los miércoles a las 7 de la noche, para la última parte del año.
El percusionista César Fernández fue el primero en hacer su entrada al escenario para posicionarse al extremo izquierdo de la sala y hacerse de un tubo corrugado de plástico que al girarlo sugería el sonido del viento. El momento recordó a la hermosa “Brisas de El Ávila” de Carlos “Nené” Quintero. Este fue el inicio de “Por encima de la lluvia”, a la cual se fueron incorporando, uno a uno, el resto del quinteto capitalino. La agrupación, con las cuerdas dispuestas entre los dos percusionistas, tuvo como maestro de ceremonias a Ángel Fernández, cuatrista y compositor quien con pausada calidez fue comentando cada uno de los temas para así compartir el origen de las 9 composiciones que conformaron el repertorio.
La noche continuó con “Electric Four” (cuatro eléctrico) y la jocosa historia tras “Punto y camisa”, tema inspirado en una chica que se adentra al mar con una franela y la inevitable consecuencia que la humedad revela.
Es importante destacar acá que todo el repertorio de Zuhe está compuesto por canciones originales escritas por cada uno de los miembros de la banda y que son el resultado de un proceso, si se quiere, bastante orgánico. Uno de ellos toma una conocida pieza tradicional como la lúdica infantil “Ale limón” y a partir de esa melodía comienzan a brotar otras curtidas de complejas armonías que van definiendo la composición. Lo relatado, fue vivido anoche en una breve clase magistral de Ángel Fernández quien, cuatro en mano, demostró como todo va desarrollándose y fluyendo de manera muy natural.
La noche continuó con “Que irrealidad”, “Milimet” y “Viaje de selva”. Estos temas iban destilando poco a poco la habilidad instrumental de David Vázquez y Román Otero, que en el caso de este último otorgaba al grupo parte de ese elemento urbano que subyace entre las notas de cada canción con el empleo de la guitarra eléctrica y el contraste con los otros instrumentos. Zuhe nos hace sentir la tradicionalidad venezolana pero los oídos son frecuentemente sorprendidos por los detalles texturales de César y José con sus incidencias en la percusión. José es, además de poeta y baterista, la más reciente adquisición de la banda.
La última parte del concierto la conformaron tres temas. “Dreicy”, dedicada a una querida amiga, fue la más hermosa composición de la noche. La banda demostró ese control siempre requerido en temas llenos de la dulzura y el candor que suelen acompañar a composiciones de nostálgico temperamento y aletargada dinámica. Vendría luego “Afrodisiaco” y finalmente “Desvíos”. Ambos la oportunidad perfecta para descargar un poco.
Ensamble Zuhe inicia con buen pié la segunda parte del conocido ciclo, vitrina esencial de muchas de las nuevas propuestas musicales de actualidad.
Leonardo Bigott