Akapellah (+ invitados)
Sala Mon, Madrid
(Marzo 22, 2018)
El hip hop venezolano sigue moviendo los cimientos de Madrid y en su afán por dar a conocer en España el talento venezolano y de otros países latinoamericanos, la productora Del Caribe sigue abriendo el abanico. De nuevo el maracayero Pedro Elías Aquino, “Akapellah”, demostró por qué es uno de los mejores raperos del momento. Su presencia en escena y su voz se imponen desde el minuto cero. Su presentación no fue larga, quizá debido a que antes de él se presentaron otras dos propuestas.
La noche la abrió Gustavo Ferrín, Reke, otrora parte del dúo Guerrilla Seca con el nombre de Rekeson. El caraqueño, que ahora vive en Madrid, tuvo tiempo suficiente para abrir la noche y conectar con muchos presentes que ya lo conocían. Por razones obvias, una mayoría de venezolanos componía la audiencia. Aprovechó para repasar temas de su sexto disco, abordar temas que unos cuantos se sabían como “Alex Delarge” o “Infierno y Cielo”, con su letra de crítica contra la violencia y cuya última frase es “Te entierran y no pasa nada / serás un olvido pal lunes”. También canto esa especie de himno a los deseos carnales y materiales que es el tema “Caro”: Me gustan las jevas que huelen divino bajo esos vestidos de lino / Y todos esos gestos sifrinos que hacen que despierte mi instinto canino” o “Me gustan los lugares íntimos, que normalmente son lejísimos / Exclusivos y carísimos, exóticos y bellísimos / Lujosos paseos marítimos, vuelos en primera clase lo mínimo / Todo privado, todo apartado en el sitio que llegue el mismísimo. / Caro, caro (Todos mis gustos son caros) / Caro, caro (Todo lo que uso es caro)…”
Tampoco faltó “Dale dos”, tema sobre el placer de la marihuana: “Estoy demasiado high / me puse a fumar y me quedé pegao”. Se despidió con un tema acapella sin la base de DJ K12, en el que ofrece su visión personal de lo que es el rap, sin duda una forma de vida.
Pocos minutos después el turno fue para el siguiente invitado. Con gran movilidad en tarima transcurrió la presentación del rapero español Denom, que hizo un performance acompañado de otro rapero y su DJ que conectó con algunos y dejó indiferentes a otros. Quizá le hace falta abandonar algunos clichés del género.
Finalmente hizo su aparición la estrella de la noche y de inmediato se lanzó con el tema presentación que es una especie de autobiografía. En el menciona por primera vez al recordado Canserbero, también de Maracay. La presencia en tarima de Akapellah es dominante, su voz y personalidad impresionan. Por ello no es difícil entender su ascenso hacia el Olimpo del rap hispanoamericano. Lo acompañó DK K12, que aporta unas bases y unos beats indispensables.
A lo largo de su presentación no dejó a nadie indiferente y la gran mayoría cantó junto a él unas letras cargadas de crítica social y nostalgia por una mejor Venezuela, no exentas de ironía. No paró de saludar al público madrileño y siguió invitando a amigos, en este caso al «rapero reptiliano» Foyone, con quien cantó “Chamito maraña” (que interpreta originalmente con Jack Russell) y dijo que era su segunda presentación. Otro invitado fue Denom, lo que convirtió la noche en una fiesta.
“A mi todo me vale verga porque soy un gordo funky”, rapea en la pegadiza “Gordo Funky”, que tiene un cierto aire a Los Amigos Invisibles bajo los efectos de varios porros. “Si esto se trata de ser franco / tengo que confesar que soy malo pa’ahorrar / y no hay nada en mi banco / pero tenga las ‘jordan’ que de niño deseaba tanto”, es parte de la letra de uno de sus nuevo temas, “Réplica”, cuyo coro pregunta al aire “¿adivinen quien volvió?” y el remata con “!Si! Adivinen quien volvió, ¡putas!”. La gente corea.
Sin moverse mucho de su posición, va controlando el flow, recordando a Canserbero otra vez. El tema “Smoking” es más que elocuente: “Smoking, smoking, smoking / Ojos rojos Chapulín / Smoking, smoking, smoking / pa ponernos to chilling”.
Con la bandera venezolana en tarima, se despidió con el tema “Milky” (se refiere a Bs. 1.500), que para quien no esté familiarizado con la reciente situación sociopolítica y económica de Venezuela puede no entenderse. Fue realizada en 2016 y ya su referencia de Bs. 1.500 ha sido engullida salvajemente por la hiperinflación, aunque con la reciente decisión de eliminarle tres ceros a la moneda (por segunda vez en once años) puede recuperar su vigencia. El contenido, además de presentar una situación particularmente dramática ahonda en ciertos estereotipos del rap (basta ver el video clip para entenderlo). Parte de su letra dice: “¿Por qué tengo que ser un pela bola?/ No sean maricos ustedes. Quiero lucas para comprarle una casa a mi mamá en Miami arrechísima/ Quiero lucas para ayudar a mi hermana a graduarse y la vaina está crítica/ La universidad sigue estática/ Las autoridades son cínicas/De paso mataron a unos cuantos chamos marchando en la marcha pacífica. Ya la vaina más pendeja cuesta milki/ Desde un pote e fresco hasta una vara de crispi”.
Asistimos a una noche de contradicciones propias de la cultura hiphopera. Dentro de ella, Akapellah descuella con un discurso pegadizo y una presencia tremenda, mientras se mueve con soltura entre el rap y el trap.