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Una noche de folk ibérico y psicodelia andaluza con Los Hermanos Cubero y Quentin Gas & Los Zíngaros (Sala Berlanga) (Feb 17, 2018)

Quentin Gas y Los Zíngaros

Quentin Gas y Los Zíngaros / Los Hermanos Cubero

Sala Berlanga, Madrid

(Febrero 17, 2018)

 

La tercera fecha del interesante ciclo De par en par organizado por Monkey Week y la SGAE tuvo dos protagonistas totalmente distintos, lo cual hace atractivo el criterio de curaduría de estas jornadas.

El dúo de los Hermanos Cubero, que conforman Roberto (mandolina, voz) y Enrique (guitarra acústica, voz principal), comenzó la velada. Su estética personal es lo primero que llama la atención a aquellos que no los conocen. El primero, elegantemente trajeado, con la chaqueta siempre abotonada y un corte de pelo a raya; el segundo, también con traje pero con chaqueta suelta, botas vaqueras y melena despeinada más cerca de un cantante country-rock que de un folklorista castellano-manchego. Los dos manejan un humor comedido pero efectivo, no para arrancar carcajadas sino para logar empatía y sonrisas de complicidad. Lo logran.

Los Hermanos Cubero Los Hermanos CuberoMuchos presentes habían ido a disfrutar de esta singular propuesta nacida en Alcarria y radicada en Barcelona que bebe principalmente del folclore peninsular, pero se nutre del bluegrass, el country y en general de la música rural de Norteamérica y deja entrever también atisbos del folk británico. Han logrado con tres discos, Cordaineros de la Alcarria (2010), Flor de Canciones (2013) y Arte y orgullo (2016), además del EP A Burrasca perdida (2015), llegar a un público cada vez más amplio, presentándose –como en este concierto- ante un público diverso. Aquellos que fueron a ver a Quentin Gas y Los Zíngaros, descubrieron la especial manera de los Cubero para abordar jotas, pasodobles, seguidillas, pasacalles, habaneras, romances, mazurcas, polcas y otras formas de la música tradicional española.

Así, en unos 45 minutos desgranaron parte del repertorio de cada disco, entre las cuales estuvieron “Sin dejarnos despeinar”, “Pasacalles del Golve de Sorbe”, “Habanera de Maranchón” y en especial del álbum más reciente: “Por ganarme la vida”, “Fabricando buenos tiempos”, “Arte y orgullo”, “Polca de cebreros”, “Maldita urraca”…También aprovecharon para estrenar un emotivo tema inspirado y dedicado a la esposa de Enrique, fallecida hace 18 meses.

En una tónica totalmente diferente, el segundo turno fue para el proyecto sevillano Quentin Gas y Los Zíngaros, liderado por el guitarrista, cantante y compositor Quintín Vargas junto a José Vaquerizo (teclados, sintetizador, palmas, coros), José Mesa (batería, palmas) y Scott (bajo, coros), todos con una estética setentera. El repertorio escogido estuvo basado en el fantástico disco Caravana, uno de los más interesantes álbumes lanzados en 2017 en España (incluido en nuestra lista de favoritos) y que explora de manera conceptual el origen y ADN musical gitano andaluz que comenzó con la tribu errante de Punyab del norte de India y que con los siglos se convirtió en la etnia gitana.

Mientras sonaba como introducción el tema “Punyab”, los cuatro músicos subieron a tarima para arrancar el performance con “La luz del silencio”, con el cual sentaron la tónica de la noche: rock con inflexiones flamencas y arabescas teñidas de psicodelia. La sensación del vuelo lisérgico se acrecentó con “El pedío”, con unos teclados en puente directo con los de Richard Wright y el primer Pink Floyd. El concierto no había hecho más que empezar. Envueltos en luces de colores en plan psicodélico siguieron con el tema que da nombre al disco, con el pegadizo coro de “ya!!!…ya se van / los gitanos por los caminos”.

Sultana”, la fantástica adaptación de “Tangos de la Sultana” (composición de Antonio Casas, Francisco Díaz Velázquez y Ricardo Pachón, interpretada magistralmente por el legendario Camarón de la Isla en su disco La leyenda del tiempo de 1979), siguió subiendo el listón, sobrevolando encima de la alfombra mágica a través del multicolor cielo andaluz. En mucho tienen que ver los teclados, un Roland VK-8, uno de los mejores imitadores del clásico sonido del órgano Hammond; y un Eko Tiger cuyo sonido vintage recordó en muchos pasajes a Dave Stewart o Dave Sinclair y el legendario sonido Canterbury con Hatfield and the North, Egg, Caravan y National Health.

El magnífico tema “Romance” comenzó con el cante de Quintín saboteado por un feedback, quizá fruto del efecto delay de su micrófono, siempre al límite (y que motivpo que sus intervenciones entre canciones fuer dificil entenderlas). Sin embargo, desapareció a tiempo para que las palmas del resto de la banda ejercieran el efecto deseado y así introducirnos en un tema que pareciera un cruce entre Tame Impala, Agitation Free y Triana.

Dos excelente nuevos temas fueron anunciados, “Sol” y “Venus”, que formarán parte del venidero disco a ser publicado en el segundo semestre de este año. Impresionó especialmente el segundo, con un desarrollo tremendo en el que el sintetizador comparte protagonismo con la guitarra, con una base rítmica que va del space rock al rock progresivo, recordando en algo a la efímero pero estupenda banda de finales de los 70, Imán Califato Independiente. El final, caóticamente planificado, es el clímax, con la batería enloquecida y los loops de cante.

La lisergia flamenca alcanzó su paroxismo con los dos últimos temas, “Deserto Rosso” y “Caravana II”, (que en el disco cuentan con Niño de Elche y Pájaro como invitados, respectivamente), dejando al público asistente satisfecho y con ganas de más.

Quentin Gas y Los Zíngaros no están inventando la rueda, pero lo que sí es cierto es que están redefiniendo de manera brillante el rock psicodélico andaluz y su horizonte luce muy prometedor.

Juan Carlos Ballesta (Texto, fotos y videos)