El noveno álbum de la emblemática banda caraqueña de ska llega en medio de la ruina de un país, pero insuflando esperanza
Desorden Público
Bailando sobre las ruinas
Aero Música. 2016. Venezuela
Desde hace ya muchos años cada nuevo disco de Desorden Público genera enormes expectativas. No puede ser de otra manera tratándose de una banda que ha asumido el rol de cronista de la sociedad venezolana que ninguna otra ha podido o querido.
Son ya 31 años en la carretera y de aquellos primeros shows en los que Horacio Blanco (voz, guitarra y principal compositor), José Luis “Caplís” Chacín (bajo, coros), Danel Sarmiento (batería, voz) y Óscar “Oscarello” Alcaíno (percusión, coros) -los héroes sobrevivientes a los cambios y vicisitudes en el camino- a estos más recientes en Europa, ha pasado mucha agua debajo del puente pero ellos siguen destilando el mismo espíritu crítico, festivo y esperanzador, siempre dentro de su sonido ligado con el ska.
El nombre de este noveno disco de estudio (excluyendo compilados y EPs), Bailando sobre las ruinas, es suficientemente elocuente para cualquier venezolano que aún viva en su país en el año 2016. La inspiración parte por un lado del caos, la destrucción y las penurias actuales, pero también de la posibilidad de reconstrucción y las oportunidades de mejora que existen en una sociedad -o una parte representativa de ella- que se resiste a morir ahogada en el pantano.
Por ello, en el puñado de doce canciones es posible toparnos con temas que abordan diversos tópicos de actualidad y otros de temática más ligera. A diferencia de discos anteriores en los que hubo más participación de la banda en las composiciones, Horacio Blanco se erige en el compositor de todas las canciones, exceptuando una versión y la co-participación de Danel en el primer tema.
Los arreglos sí pertenecen a toda la banda, que completan William “Magú” Guzmán (guitarra. coros), Francisco “Coco” Díaz (teclados), Noel Mijares (trompeta), Héctor Hernández (saxo) y Terry Bonilla (trombón).
El tema homónimo que abre el álbum es un manifiesto de optimismo controlado en el que Blanco llama a renovar el ciclo y canta “me verás bailando sobre las ruinas…la resurrección, una nueva inspiración” y también una frase propia de un motivador (eso que ahora llaman “coaching”) que cantan a coro: “Conviértete en el cambio que tu aspiras…y te veré bailando sobre las ruinas”.
Es la declaración de principios del disco, el triunfo de la vida y la esperanza sobre el apocalipsis.
Es cerrado por “Mano poderosa”, otro tema emparentado en intenciones, con vocalización hiphopeada y guitarra rockera, que sirve como reivindicador de la gente valiosa que ha aportado grandes cosas a Venezuela, en especial dentro del arte y la cultura.
En ella se menciona pasado (Cabrujas, Villanueva), presente (Carlos Zerpa, Rafael Cadenas, Laureano Márquez, Cayito Aponte, Emilio Lovera, C4 Trío, Tamara Rodríguez) y futuro (sus hijos).
“Los zombies están de moda”, es uno de esos clásicos temas de DP en los que de forma divertida se refieren al automatismo de la sociedad actual. Musicalmente es uno de los más atractivos del disco, con un organillo de sonido vintage que le da un toque de ska a-go-go.
En ese mismo plano está “Ska mundo ska”, que es probablemente el más pegadizo, con la fantástica participación de la banda japonesa Tokyo Ska Paradise Orchestra como refuerzo en todos los instrumentos y la voz de la venezolana Hana Kobayashi, intervenciones de alta factura.
Un tema que funciona como “branding” para la marca Desorden Público es “A mí me gusta el desorden”, un dancehall de total espíritu bailable ya comprobado en vivo.
En el nicho de denuncia que desde el primer disco caracteriza a DP, se encuentra “Todo está muy normal”, tema de ritmo frenético lleno de ironía en el que se toman la licencia de incluir la voz de Nicolás Maduro en una de esas intervenciones en plan bumerán en la que anima a denunciar la corrupción y alienta al “grupo de heavy metal de los años 90” a seguir haciéndolo.
Fue estrenado en vivo hace dos años justo en el epicentro del poder político, la Plaza Diego Ibarra.
Aunque no queda totalmente claro, “Se soltó la bestia” podría ser interpretada como una descripción del estado autoritario y hegemónico de la Venezuela actual. También destacan aquí los teclados de Francisco “Coco” Díaz.
Una interesante sorpresa es la actualización del clásico tema “Estoy buscando algo en el Caribe, 2016”, que aparece originalmente en En Descomposición (1990), lo cual demuestra que los problemas, deseos e incertidumbres de hace 26 años siguen estando vigentes.
Blanco decidió componer un tema en alemán, “Es ist kalt in Berlin” (“Hace frío en Berlín”), como homenaje a la ciudad europea que mejor los ha recibido a lo largo de todos los tours que han realizado. Participa el conocido trombonista y cantante alemán Richie “Dr. Ring Ding” Senior y el venezolano Tommy Leb en las programaciones.
Es el momento más dub del disco, musicalmente muy bien logrado (el sinte fantasmal es clave) pero que probablemente sea muy poco interpretado en países de habla hispana.
A diferencia de los discos anteriores en éste hay menos influencia de otros ritmos fuera del ska, y a juzgar por las dos excursiones escogidas a terrenos de la salsa-guaracha y el joropo, es una buena decisión.
La versión del tema setentero de Lebrón Brothers, “La temperatura”, una guaracha a ritmo de ska de carácter festivo, recuerda al exitoso experimento de Ska Cubano y se queda solo en un «divertimento»; y “Cementerio ‘e mis amores”, un joropo-ska con elementos afro-venezolanos, aunque tenga una letra simpática suena un poco forzado.
Mención aparte merece “Los que se quedan, los que se van”, lanzado hace varios meses junto a un sencillo video protagonizado por Danel en el que aparece con una maleta por lugares emblemáticos y por supuesto, el aeropuerto de Maiquetía.
También fue lanzado un single en versión especial tipo pasaporte personalizado con el nombre de República del Desorden y varias versiones de la canción. La temática de absoluta actualidad ha servido para muchos debates en redes sociales, a favor y en contra de la forma, más no del fondo.
Más allá de esas interminables discusiones, el hecho cierto es que esta canción posee un indudable gancho que impacta en las emociones, en especial de los muchos venezolanos regados por el mundo y de los que han tenido que separarse.
Así quedó comprobado en la reciente gira europea con cada interpretación de esta canción que conmovía a los presentes. Musicalmente es un reggae de baja velocidad que tiene como objetivo acompañar un texto dedicado, sin juicios de valor, a los que decidieron irse y a los que decidieron quedarse.
El concepto gráfico del disco es una mezcla de ilustraciones de Carlos Zerpa y diseño de Danel Sarmiento, mientras que el laborioso trabajo de producción, grabación, mezcla y masterización corrió a cargo de Francísco «Coco» Díaz, con la asistencia de Víctor Rodríguez.
Bailando sobre las ruinas es reflejo del momento, como han sido los discos anteriores, que a su vez, con el paso del tiempo, han conservado una vigorosa vigencia que hacen de Desorden Público una agrupación multigeneracional y patrimonial.
Juan Carlos Ballesta