Joel Martínez
Mirando de Lejos
Guataca. 2016. Venezuela
Por esos caminos secretos de la música, el autor puso su obra artística en mis manos a la salida del concierto Transparente del trompetista Gerald Chacón. No suelo afanarme en escuchar un CD nuevo, más bien me gusta que sea como una buena copa de Baileys que llama en el momento menos esperado para ser saboreada en un día calmo, sin ruidos de ninguna clase, bajo un cielo nublado, luz tenue y con un volumen que lo invade todo sin torturar. Así, me siento más cerca del autor y su obra que, en este caso, resalta desde el primer acorde del teclado de Joseph Costi, los platillos de Simón Hernández -uno de los bateristas más creativos de la actualidad- la versátil guitarra de Hugo Fuguet y el excelente bajo de Freddy Adrián, quienes completan el preámbulo para presentar al trombón de Joel Martínez.
Ellos representan la nueva savia de músicos que están dejando testimonios colmados de elementos novedosos donde el temor a experimentar es cosa del pasado. No he tomado el primer sorbo de Baileys absorto en “Espontáneo”, primer tema de Mirando de Lejos, que presenta un excelente solo de teclado y trombón para más tarde ofrecer una de las conversaciones más agradables entre guitarra y trombón mientras Freddy y Joseph poco a poco se diluyen en un sutil final. La pulcritud de la ejecución, los tiempos y el espacio permitidos se traducen en una madurez precoz. Joel evoca de algún modo al legendario Bob Brookmeyer pues comparte con él, ser compositor, teclista y trombonista. Ya en el primer tema, el tratamiento nos induce a enfocarnos en composiciones sin abusos, delicadas y con cambios impredecibles aún para el oído adepto. Fuguet emplea diversos recursos sobre los cuales se mueve la melodía de Joel, mientras la sección rítmica marca con precisión este tema que es el prefecto abreboca de lo que está por venir. Un dejo de funk y los sutiles efectos de Hugo hacen a esta pieza aún más disfrutable. Joel ya deja claro que la música es la prima donna.
“Mi valle soñado”, “Bebé” y “Cota 880” es la terna que sigue al tema inicial. En la primera, Simón inicia al redoblante con un repique al que rápidamente se le une Gerardo Chacón, creando de inmediato una atmósfera con mayor acento en lo jazzístico. Acá Joel opta por la trompeta de Gerald “Chipi” Chacón y el bajo de su padre Gerardo, una dupla a lo nova et vetera, que ya es marca registrada. Joel, a la trompeta baja, con Joseph al piano dan muestra fiel de un gusto exquisito. El piano de Costi retoza entre los instrumentos como si se tratara de Keith Tippett en “Cat Food” (King Crimson – 1970) pero más comedido.
La ampliamente versionada “Bebé” del genio brasilero Hermeto Pascoal es la oportunidad de Rodner Padilla quien entre pulsos y armónicos demuestra una vez más porque es una fuerza rítmica tan influyente en las nuevas generaciones. La última vez que escuché este tema fue del propio Hermeto en su visita a Caracas. En esta ocasión, con la intención de dar ese toque de tropicália al tema, Joel se ha apoyado en la percusión de Carlos Rojas Zoccolo, autoridad indiscutible de la música brasilera y creador de Pimenteira Brasil a quien con profundo afecto y admiración llamo Kid Pandeiro, por su agilidad, destreza y perfección en este instrumento de percusión de muy difícil ejecución.
Fliscorno y trombón, en una especie de divertimento, marcan la pauta destacando además las técnicas de “Chipi” y Joel en este clásico. “Cota 880” es el punto de equilibro del disco, en el cual Vladimir Quintero a la percusión tiñe de colores latinos a esta pieza de Gerardo Lugo quien además participa eomo teclista. El clan Chacón (Eric, Gerardo y Gerald) se encargan de matizar la pieza con el más delicado gusto. Gerardo destaca con su solo antes de dar paso a Joel con Gerald y Eric de soporte. Excelente escogencia.
La siguiente pieza incluye una visión radical de “Jinrikisha”, clásico del saxofonista estadounidense Joe Henderson quien en 64 años de vida logró, a través de varios subgéneros del jazz, consolidarse como una fuerza influyente. Joel ha dejado los formalismos a un lado para ejecutar junto al bajo de Rodner una interesante versión en la trompeta baja y el teclado. Un indiscutible aire contemporáneo y el formato a dúo le dan una nueva vida a este tema. Rodner es particulamente creativo con sus líneas de walking bass, acordes y otros recursos. Joel juega con la melodía de modo magistral. Es en cierto modo la pieza más osada del CD. El tema título tiene un dejo de nostalgia con la participación de Francisco Pancho Alenso (†), otra autoridad de la música brasilera en Venezuela cuya temprana partida dejó un profundo pesar en la comunidad musical de esta tierra. Destaca también la participación del legendario percusionista Carlos “Nené” Quintero. Esta vez el solo de Joel es en la mélodica y el teclado dando al trombón espacio para retornar al tema con una delicadeza poco frecuente a mis oídos en músicos que aún no llegan a los 30. “Volar”, con Guillermo Carrasco, es un hermoso tema que como bien dice la letra es una “fantasía convertida en realidad”. Guillermo es sin duda, una de las voces más prominentes y legendarias de Venezuela. En formato de cuarteto con Joel al piano y pads electrónicos, Gerardo al contrabajo y Simón en la batería, este tema rompe con el esquema instrumental que señalaba el camino hasta este momento. Esta hermosa pieza tiene ese elemento etéreo provocado por la modulación de Guillermo y los acordes del piano. Sin ser impresionista ciertamente lo sugiere.
“Merengue pa´cintura” cierra el álbum en modo criollísimo latino con Joel llevando al piano en acordes en la primera parte. La percusión de Nené, el bajo de Freddy y la inclusión de la batería de Félix Mendoza dan al máximo todo el acento latino. Los cortes son particularmente interesantes pues se cuela entre un momento y otro el cuatro de Jorge Glem. En el más reconocible momento merengue el tema tiene giros abruptos que son idóneos para jugar con la rítmica de la composición. Gerald al fliscorno es prudente y el solo de Joel resuelve con maestría este tema de compleja interpretación en buena parte por los cortes.
Mirando de Lejos es un excelente trabajo que debe ser escuchado sin apuros y en la plenitud de ese encuentro hoy poco frecuente entre autor y oyente. Tal vez por todo esto el maestro Gerry Weil se atreve a agregar que todos estos músicos harán historia dentro y fuera del país. En mi cajita mágica ya puedo llevar cuatro grabaciones de músicos de vientos que representan momentos claves para mí en la música venezolana: el trompetista Julio Mendoza con Modern Jazz Concepts, Gerald “Chipi” Chacón con Transparente, Pacho Flores con La Trompeta Venezolana y Joel Martínez con Mirando de Lejos.
Leonardo Bigott