A los 102 años falleció el maestro del arpa de los llanos venezolanos. Su legado es inmenso y deja una influencia notable y muchas melodías inolvidables
Se fue el arpa dorada después de estar más de un siglo entre nosotros. 102 años no son cualquier cosa. Si alguien puso en el mapa musical de Venezuela y luego del planeta, el arpa llanera y su magnífica sonoridad, fue el maestro Juan Vicente Torrealba, a quien se le deben muchas de las inmortales melodías del folclor. Varias generaciones de arpistas se nutrieron de su legado.
Leonardo Bigott
A mis 58 años de edad, aún recuerdo con especial deferencia su “Concierto en la llanura”, un tema que quedó en mi memoria por su excepcional belleza. Era un niño cuando esas primeras notas tocaron mis oídos. Teniendo un padre llanero era natural que tuviera una frecuente exposición a la música de Juan Vicente Torrealba y a la música venezolana en general.
Esa música venía del hermano de mi padre, el laureado locutor Julián José Bigott, gran defensor del folclor venezolano quien solía poner la música del arpista en su programa Venezuela siempre… siempre Venezuela…
Recuerdo su estampa tan personal del llanero, liquilique, sombrero pelo e’ guama y una banda de tela sobre su hombro izquierdo, imagen por la cual a veces fue muy criticado, diciéndose incluso que era un llanero “caricaturizado”.
Aunque nacido en Caracas en la esquina de El Rosario, un lugar sepultado por el modernismo, Juan Vicente pasó su infancia y adolescencia en el hato Banco Largo, muy cerquita de Camaguán, la tierra de los hermosos esteros en el estado Guárico.
Los primeros pasos de Juan Vicente Torrealba
Llegado al mundo el 20 de febrero de 1917, Juan Vicente Torrealba comenzó en la música durante aquellos días de infancia y rebeldía en el hato, inicialmente aprendiendo a tocar la guitarra y eventualmente el arpa. Fue con la guitarra que tuvo una de sus primeras presentaciones en el pueblo de La Unión del estado Barinas con la pegajosa “Cuidadito compay gallo”, compuesta por el músico cubano Ñico Saquito y versionada por varias agrupaciones, incluyendo la popular orquesta Billo’s Caracas Boys.
En 1948, Juan Vicente retornó a Caracas donde comenzaría a presentarse en Radio Nacional de Venezuela, conociendo más tarde a la relacionista público de ese medio, María Luisa Escobar. La también músico (pianista concertista) le sugirió que grabara un disco para así darse a conocer.
El futuro arpista vivía los días de cuando las emisoras de radio usaban un disco para grabar sus programas. Fue de esa manera como Juan Vicente, en esta ocasión como guitarrista, su hijo Santana y su hermano Arturo, cuatro y maracas respectivamente, grabaron un disco que daría origen a Los Torrealberos.
La pianista le sugeriría sustituir la guitarra por el arpa. Poco después nacería entonces su programa Llano Adentro en la emisora Radio Caracas Radio para presentar en él la música de Los Torrealberos.
Años más tarde, ese mismo tema que tanto me gustaba, le valdría la obtención de la licenciatura en arpa, tanto en México como en Paraguay. Aún en la década de los 50, el ahora arpista incorporaría bajo eléctrico y voces. Así contrató a dos futuras leyendas del folclor venezolano, Magdalena Sánchez y Ángel Custodio Guzmán.
Todo aquello fue el inicio de una fascinante historia por la cual pasaron nombres legendarios como Mario Suárez, Rafael Montaño y Héctor Cabrera. También, en condición de letristas, los poetas Germán Fleitas y Ernesto Rodríguez, quienes darían versos a algunos de los temas de Juan Vicente.
Los años de consolidación de Juan Vicente Torrealba
Un hecho curioso encuentra a Juan Vicente en España donde, gracias al músico Lorenzo González, logró conseguir presentaciones. Curiosamente su viaje a España resulta del veto, no de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, sino de los gobiernos sucesores. Sin embargo, ya Juan Vicente había empezado a dar a conocer su música en los países latinoamericanos y Europa.
Un hecho relevante fue su “Rapsodia Llanera” en 1970, interpretada por su grupo y una orquesta sinfónica. El tema se convertiría también en una de sus piezas más emblemáticas. Esa misma década, tres años después, se fue a Alemania donde conocería el mundo de la música electrónica. Tras esa experiencia incorporaría mejoras al sonido de su arpa e incluiría teclados a su ensamble.
Otro hecho relevante fue la inclusión de música cantada en español y japonés, a sugerencia de la soprano japonesa Nikari Niki. A finales de esa década su álbum, Ritmo Tropicale (1977), reflejaría su curiosidad por la música italiana pero adaptada a la forma de la guaracha y el bolero. Cerraría la década con otros experimentos mezclando salsa, samba brasilera y pasaje en un disco que editaría la década siguiente, Juan Vicente Torrealba y sus Ritmos Super 80.
Ya también en esa década la extinta discográfica Sonográfica le daría espacio para acompañar a Natalia, cantante que surgiera en la primera mitad de los 80. Juan Vicente se retiraría de la música en 1986 por considerar que su obra no tenía la promoción adecuada.
Es importante entender que pese a tener una extensa discografía, hoy sólo encontramos discos compactos recopilatorios, entre los cuales les recomiendo el doble CD de la Serie 32 de Polygram Records, pero su obra completa incluye 130 álbumes y más de 300 composiciones.
El inmenso legado de Juan Vicente Torrealba
El vasto legado de la música de Juan Vicente Torrealba le mereció a lo largo de su vida más de 45 galardones siendo también designado como una de las 100 personalidades latinoamericanas más relevantes del siglo 20.
Destacan el de “Profesor Honorario de la Academia Militar de Venezuela”; “Patrimonio Cultural de la Música”, otorgado por el Gobierno del Departamento del Meta en Colombia; el nombramiento de una calle, una plaza y un parque con su nombre en la ciudad de Xalapa, México; y una de las más altas condecoraciones de Venezuela, la “Orden Andrés Bello” en su Primera Clase, entre un extenso número de reconocimientos.
Juan Vicente Torrealba ha tenido una gran influencia en las nuevas generaciones de arpistas. Manos virtuosas como las de Carlos Guedes y Leonard Jacome, quienes han empleado elementos del jazz en su composiciones e incluso, en el caso de Leonard, la reinvención del arpa; Alexis Rossell y Eduardo Betancourt, quienes han hecho aportes importantísimos al arpa y a la música con ella creada.
Si bien la época estricta que le tocó vivir rechazó inicialmente una imagen que respondía más bien a una estrategia de mercadeo, la cual para muchos no representaba al verdadero hombre del llano, cierto es que su influencia musical ha sido contundente, logrando con ella que su música sea apreciada por todo el mundo.
Así, temas clásicos como “La potra zaina”, “Rosario”, “Pasillaneando”, “Esteros de Camaguán” y “Moliendo café” del recordado Hugo Blanco (†), han resonado en las decenas de conciertos de su última década.
102 años de plenitud musical que llegaron a su punto final el pasado 2 de mayo de 2019.
Gracias por tantos años de excelente música, Maestro.