Los Hermanos Naturales
Sala Plural, Trasnocho Cultural, Caracas
(Julio 23, 2017)
Pocas veces como en esta oportunidad, la propuesta del trío caraqueño había resultado tan necesaria y balsámica. Por muchos es sabido que Andrés Barrios (clarinete, dashboard, voz), Daniel Pacheco (guitarra, voz) y Armando Lovera (batería, cucharas, voz) conforman una agrupación única que aborda el humor a través de la música, o quizá al contrario.
Lo cierto es que su presentación en medio de una situación compleja y de incierto desenlace, que tiene al país en vilo, con una mayoría más que evidente manifestando un gran descontento, no era fácil de abordar. El show fue titulado “Guáramo y Fe”, expresión que usan en el tema “Boulevard” y que sin querer está ligado con la consigna “Fuerza y Fe”. Extrañamente, no tocaron la canción.
La presentación fue comenzada con “Machurucuto”, todo un clásico de su repertorio y que introdujeron saliendo de los camerinos aplaudiendo rítmicamente. Sin mediar palabra siguieron con “Elba-chacón”, divertido tema de doble sentido y de inmediato su versión de “Bésame mucho”. Tras el primer saludo, siguieron con un tema del primer disco y que solía ser parte central de los shows en le época con Carlos Sánchez: “La llaga”. El joropo fue presentado por Barrios haciendo alusiones políticas, algo que signaría toda la presentación.
La sala, sorprendentemente, tuvo una afluencia notable dadas las circunstancias. La complicidad fue evidente.
Barrios, en uno de sus días inspirados y brillantes, “sin filtro”, introdujo el siguiente tema explicando que gracias a los “sembradíos oligofrénicos que creó Chávez” en su casa había crecido una patilla gigante sembrada en un vasito de yogurt, un árbol de billetes de cien que plantó su papá y una yuca del tamaño de su brazo, razón por la que su mamá hizo hallacas con harina de yuca. Tocaron entonces “Buñuelo de yuca”.
Uno de los estrenos para la ocasión fue el tema de Pacheco, “Canción de terror para un esbirro”, con el título alterno “La venganza del remordimiento”, obvia referencia a la absurda violencia policial desatada contra la ciudadanía. Su descarnada letra empieza así:
«No dispare por favor
nada tengo de valor
y el hombre me dispara
pero no siento nada de dolor /
de este mundo me esfumé
la vida se me acabó
como un fantasma regreso por ti
para librar mi honor»
Para bajar un poco la tensión, siguieron con el jocoso bolero “No me interesa” y de inmediato, Barrios aprovechó para recitar el visionario romance que el poeta caraqueño Aquiles Nazoa escribió en los años 40, “La reláfica del negro y la policía”, que hace poco grabó junto a Bartolomé Díaz y José Luis Peña. Luego siguió una fantástica versión de la guaracha “Cachita”, del puertorriqueño Rafael Hernández.
De esas desgracias cotidianas que ocurren en Caracas, en este caso el robo constante de la batería del carro de Armando, salió la canción “Desvalijao”. El clásico son montuno cubano de Arsenio Rodríguez, “Bruca maniguá”, fue versionado en gran forma, seguida por el ritmo tribal del sangueo de protesta «La Destetable (Dictadura en Venezuela)» y el imaginativo merengue “Cara ‘e cochino” de los legendarios Antaños del Estadium, que aprovecharon para unir con el conocido verso de “Los Cadetes” de Billo’s (“la marina tiene un barco, la aviación tiene un avión…”) que Barrios aprovecho para montar una espontánea parodia, lanzarse al piso…
Con las carcajadas aun resonando, se abrió paso “Superbloque”, de Simón Díaz y Hugo Blanco. La conexión con el público fue total y así siguieron con “Blue Moon” y esa especie de bluegrass llamado “Hija”, en el que Lovera hace su magnífica intervención con las cucharas. El híbrido entre la melodía de la serie de TV “Misión imposible” y el conocido tema “Barlovento” siempre resulta en un grato momento que termina en la frase “una misión que sí sirve”.
Pacheco compuso el momento esperanzador, “Las guacamayas”, sobre la Caracas amable que todos queremos, justo para celebrar su 450 aniversario. Su letra lo refeleja:
1
Llegaron las guacamayas (bis)
vancruzando la ciudad
con su vuelo pregonando
un canto de libertad
2
como si fueran muchachos (bis)
que juegan a la pelota
van armando un zaperoco
que a todo el mundo alborota
(coro)
caracas cara caracas
caracas cará cará
caracas caracas,
ca caracas
ca cará cará
3
somos las guacamayas (bis)
vivimos en hermandad
volamos de rama en rama
alegrando la ciudad
4
por el cielo de caracas
se ven trazos de color
que nos brindan la esperanza
de reencontrar el amor
La recta final de concierto fue con “La horrible mansión” (dedicada al Palacio de Miraflores), con un Barrios en plenitud que puso a todos a reír pero también a reflexionar en la parte final cuando actúa como poseído con los lentes al revés diciendo con voz tétrica “están cagaos”, mientras aprovecha a denunciar el caso de su hermano mayor, el gran artista Jesús Barrios, a quien va a donarle un riñón, operación que no ha podido hacerse por falta de insumos.
Ante la lógica petición del público, se despidieron con la infaltable “Las brujitas”.
Realmente fue una presentación especial, con el tema político orbitando irremediablemente, y la denuncia constante, todo manejado de manera inteligente por los tres hermanos, siempre bienvenidos.
Juan Carlos Ballesta (texto)
Leonardo Bigott (fotos)