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Neil Ochoa: un venezolano en Nueva York

Neil Ochoa
NEIL OCHOA
Un venezolano en Nueva York
El percusionista caraqueño tiene ya dos décadas fuera de Venezuela, tiempo suficiente como para haber desarrollado una fructífera carrera que lo ha llevado a tocar con importantes proyectos radicados en Nueva York como Si*Sé, Chicha Libre y Los Crema Paraíso, con el que acaba de editar el segundo disco, De película. Ochoa cuenta su historia desde el día que decidió aventurarse fuera de su país y sus planes actuales.

Juan Carlos Ballesta / Luisana Díaz Luporsi

Neil Ochoa es un tipo afable y conversador, un pana para ser precisos. No ha perdido nada de las características de su gentilicio a pesar de tener la mitad de su vida viviendo fuera de Venezuela. Sus orígenes están totalmente identificados con la escena caraqueña de los años 90 en la que se vivió una interesante confluencia de estilos musicales y todavía los coletazos de una intensa vida cultural con afamados festivales internacionales de teatro. Fue, sin embargo, un difícil período económico y político -que derivó en la actual situación- que motivó a algunos jóvenes a partir y buscar suerte en otras latitudes. Fue la primera camada, todavía tímida, que avizoró la crisis profunda que se avecinaba.

Neil Ochoa fue uno de los que tomó esa decisión. Hoy lleva adelante a Los Crema Paraíso junto a José Luis Pardo (ex Los Amigos Invisibles), produce a otros artistas e imparte clases.

¿Cuándo te fuiste de Venezuela?

En 1995, hace justo 20 años

¿En qué andabas en esos años previos? ¿Qué te motivó a irte?

Varias cosas. Yo tenía un grupo llamado El Octavo Pasajero con el que tocábamos punk rock. Trabajé con Art-O-de Caracas, grupo de teatro que estaba apoyado por el Conac y que dirigían los esposos Arnaldo Maal y Marisol Martínez. Teníamos una casita en Santa Fe,  una playa cerca de Playa Colorado en el estado Sucre, entre Mochima y Cumaná. En esa zona presentábamos las obras. Nos vinimos a Caracas a montar una obra de Broadway (“Una vez en esta isla”) de la que el escritor y teatrero César Sierra (hermano de Marisol), junto a un socio que ponía el capital, habían comprado los derechos para montarla en Venezuela. Habían conseguido el apoyo financiero del Banco Latino. Se hizo un montaje muy bueno, con una escenografía excelente, pero una semana antes del estreno, el socio se desapareció y a los dos días revienta la crisis financiera y el Banco Latino es intervenido como cabeza de toda aquella crisis en enero del año 1994. Tenía 22 años y había estudiado Sociología en la UCV. Se empezaron a cerrar los pocos locales para tocar que había, como El Basurero, así que las cosas se pusieron difíciles. Entonces decido irme a Nueva York a probar, no con la idea de que fuera definitivo.

¿Tenías contactos en Nueva York o fue la ciudad que te sedujo?

Tenía un amigo bajista venezolano, Celer Linares, que se había ido antes. Obviamente la ciudad me interesaba por su aspecto musical sumamente amplio y yo estaba metido en la percusión afrovenezolana en ese tiempo estudiando con Miguel Urbina y en San Agustín con Faride Mijares. Al principio fui y vine varias veces, y me fui quedando. En ese vaivén conocí a la que se convertiría en mi esposa Mirian Troconis y 20 años después tengo casa, dos chamos con ella…

¿Cuál fue tu primer proyecto estable en NY?

El primer proyecto estable fue Si*Sé que se armó en el 2000 y fue con el que entré en el plano profesional.

Si*Se

¿Cómo llegas a Si*Sé, un proyecto multi-cultural que tuvo relativa relevancia en varios países, incluyendo Venezuela?

La historia comienza con un encuentro con la cantante Carol C (neoyorquina hija de dominicanos), que era además DJ. Antes de Si-Se yo vivía en un loft con algunos artistas, entre ellos el venezolano Argenis Brito (en Alemania desde hace años, cantante de Sr. Coconut). Nos hicimos panas de un grupo de chilenos entre los cuales estaba Jorge González (Los Prisioneros) que luego de la ruptura del grupo le dio un vuelco a su música acercándola a la electrónica y por ello caen en Brooklyn. Estaban todos en una onda electrónica, en ese ambiente. Un día llegaron a la casa el alemán Uwe Schmidt (Atom Heart, Sr. Coconut) y el chileno Dandy Jack, también la DJ VV Veronika. Hicimos un grupo muy chévere y dentro de él había varias mujeres DJ. Una noche conocí a Carol C mezclando en un club y nos pusimos a hablar. Fue la semilla.

¿Qué fue lo último que hiciste en Venezuela en aquellos años en los que aún ibas y venías?

En 1999 estuve de visita en Venezuela y grabé percusión (overdubs) para el disco de PAN (el último proyecto de Cayayo Troconis). Grabamos también un tema en la sala de su casa llamado “Leonardo Montes”, con Pablo Estacio (Bacalao Men) como ingeniero. Fue muy bonito, con mucha energía, lo último grabado por Cayayo, con quien el año antes había hecho algunas cosas cuando viajó a Nueva York, para lo que iba a ser el segundo disco de Dermis Tatú.

¿Y cómo te integras definitivamente a Si*Sé?

Recuerdo que un representante de Luaka Bop (el sello para entonces de David Byrne) visitó Venezuela y se llevó un disco de PAN. Al regresar a Nueva York me contactan porque Luaka había firmado a un grupo que necesitaba un percusionista y me vieron en los créditos de PAN, además Carol C se acordaba de mí. Ese grupo resultó ser Si*Sé.

Carol comenzó la banda con Cliff, que en ese momento tocaba un MPC 2000 para hacer los loops y todas las secuencias, pero ellos querían armar una banda. Me llaman y se conforma la banda con el bajista, el baterista, una violista, respaldados por Luaka Bop. Sacamos el disco y comenzamos a girar. Estuvimos 10 años juntos, yo dejo la banda en el 2010.

¿En qué momento empezaste con Chicha Libre? ¿Cómo surge ese proyecto?

Yo empecé con Chicha Libre en 2010. Olivier Conan, un francés dueño de un bar que se llama Barbès en Brooklyn, tenía junto a su esposa un grupo llamado Las rubias del Norte, y en ocasiones me llamaban para tocar con ellos. Hice un par de cosas y me hice muy amigo de Olivier, quien tenía familia en los llanos venezolanos. A principios de los 90 en uno de sus viajes se compró un cuatro y le encantó, se enamoró de la música venezolana. Es un tipo muy interesado en la música latinoamericana en general. Él se va a Perú a mediados de 2004 y descubre la música chicha y le vuela los tapones, o sea descubre la música de Juaneco y su Combo, Mirlo, Los destellos…y empieza a comprar música y se la lleva a Nueva York y dice “yo quiero hacer una compilación”. Él tiene una disquera (Barbès Records) y hace esta compilación y se devuelve a Perú, empieza a contactar a todos esos compositores por el tema de los derechos y se encuentra con que toda esa gente está abandonada porque la música chicha se hizo en Perú en los años 60 y 70 pero era una música marginalizada. Los chicheros eran los que venían de la selva, ellos mezclaban los ritmos de la zona amazónica con la cumbia que viene de Colombia, pero escuchaban Los Beatles, los Beach Boys y le incluían Fender-Rhodes y se metían ayahuasca. Esa era la nota de los tipos y como venían de afuera, llegaban a la ciudad y no les paraban, entonces la música chicha siempre fue totalmente marginada.

Cuando Olivier llega empieza a contactar a esta gente y se da cuenta que muchos se han muerto, están viejitos o nadie sabe dónde están y el típico rollo de derechos. Lo cierto es que logra establecer la parte legal y hace un rescate muy bonito. Vuelve a Estados Unidos, el disco pega y se pone a hacer chicha, de ahí sale Chicha Libre, como un homenaje a esta música y con una versión muy “agringada y afrancesada”. Graban un disco y yo los veía tocando por ahí de vez en cuando, hasta que un día él me llama y me dice “mira pana yo sé que tu estas ocupadísimo pero uno de los percusionistas se va de la banda, ¿tu no podrás recomendar a alguien?”. Y le digo: “yo mismo soy” y ahí consolidamos a un grupo chévere, nos trajimos a una mexicana, una baterista timbalera buenísima, giramos por todas partes, fuimos a Europa un montón de veces. Fuimos a Perú también, fue interesante porque vimos al verdadero público de la música chicha y le tocamos a un público que estaba como redescubriendo su música pero vía Nueva York.

Chicha Libre

¿El grupo sigue activo?

No, paramos de tocar en diciembre del año pasado pero fue un acuerdo en común porque todos estábamos con miles de proyectos…

¿Cómo se produce ese encuentro con Los Crema Paraíso?

José Luis y yo somos amigos desde hace años. Si*Sé y Los Amigos Invisibles estábamos en la misma disquera, teníamos el mismo booking agent, hacíamos muchos shows juntos, giramos en Estados Unidos. Cheo y yo siempre hemos colaborado, he tocado con Los Amigos, etc. En el año 2008 consigo un estudio con un amigo en Manhattan, pero al año mi amigo se va, entonces me quedo yo con el contrato del estudio pero necesitaba a alguien para pagarlo y llamo a Cheo. Hasta el sol de hoy tenemos este estudio de grabación (Producciones Cutuprá), un estudio pequeño donde ensayamos, grabamos y hemos producido algunas cosas. También doy clases, o sea ese es nuestro centro de operaciones. Un día yo estoy escuchando música y me cae “Shine on Your Crazy Diamond”, y me pongo a disfrutar ese blues y la rítmica del vals, y le digo a Cheo para hacer algo así metiéndole como vals, y me comenta que él tenía la necesidad de retomar vainas venezolanas. Llamo a Álvaro Benavides, bajista venezolano, y nos metemos en el estudio y por ahí arranca la idea. Empezamos a jugar con eso, Cheo traía un tema, una idea, no necesariamente queríamos hacer un grupo de versiones pero empezamos a jugar con la rítmica y luego empezamos a meter temas originales. Lo que yo disfruto de Los Crema Paraíso es que tenemos el estudio y lo hacemos todo con calma. Con el primer disco invitamos a Aquiles Báez cuando todavía vivía en Nueva York y tocó todos los cuatro.

¿Cómo hicieron con el copyright del nombre Los Crema Paraíso?

Ese es un cuento simpatiquísimo. Nosotros en aquel momento montamos la página de My Space, empezamos a registrar el nombre en varias redes sociales y un día nos escribe el gerente de la tienda Crema Paraíso diciéndonos que se topó con nuestra música, que le  parece muy chévere pero pregunta si estábamos autorizados para utilizar el nombre. Le muestro el mensaje a Cheo y le respondimos de muy buena nota diciéndole que éramos tres venezolanos en Nueva York, que habíamos crecido en las tiendas Crema Paraíso y que pusimos el nombre en homenaje y les preguntamos cuáles eran las maneras legales para esto. Al pasar los días nos escribió la hija del fundador de las tiendas Crema Paraíso diciendo que le gustaba mucho nuestra música y que era un honor que utilizáramos su nombre, la madre hizo lo mismo días después. Fue una cosa muy bonita, ella nos dijo que la música de nosotros los inspiró a retomar la marca.

Los Crema Paraiso

¿Qué estás escuchando ahora?

Yo particularmente escucho música de todo tipo y cuando viajo me gusta escudriñar sonidos. Afortunadamente vivo en una ciudad que me ofrece muchos espacios, muchos nichos, hay lugares donde vas a escuchar cierto tipo de música específica, más allá del mainstream. Con el tema del internet también hay posibilidad infinita de meterte en donde quieras, en ese sentido soy bastante ecléctico. Estuve un tiempo pegado con la música chicha, y además descubriendo los sonidos de la periferia urbana de Latinoamérica (cumbia villera, por ejemplo). A mí me interesa tanto la parte sonora y cualitativa de la música como todo el componente social, yo soy sociólogo y por eso me interesa saber de dónde viene, cómo es y cuál es la reacción de la gente.

Damas gratis es un grupo que me llama bastante la atención, me gusta mucho el rock de los Arctic Monkeys, David Byrne siempre ha sido uno de mis artistas favoritos de todos los tiempos, St. Vincent, me gusta mucho la música árabe por la percusión, el darbuka es un instrumento que siempre me ha gustado, también el flamenco.

¿Cómo definirías la evolución del grupo?

Primero, está la evolución natural de cualquier banda o artista que va de un disco a otro, en términos de influencia, en términos de ejecución, de producción. El concepto de este disco se basó en buscar sonidos más cinemáticos, se llama De Película. En vivo tenemos un show con visuales. Para este álbum empezamos a meter videos entonces agarramos películas venezolanas de los 70 y 80, las reeditamos, e hicimos cortes en cada tema. Como no tenemos cantante en vivo, quisimos tener una experiencia en el show, hay una parte visual, hay una parte musical que se complementan.

Alguno de los cambios más notables es que aquí metimos cantantes, la mitad del disco es cantada, creo que queremos seguir en esa línea de invitar a artistas. En ese sentido yo creo que ese fue el salto del primer álbum a este. Estamos súper contentos con este trabajo, hay más temas originales y creo que cada vez se define para dónde va montando la banda. No tenemos apuro, seguimos trabajando en lo que queremos, a donde lo queremos llevar y en lo que le gusta a la gente.

Hicimos la presentación del disco en Nueva York, estuvimos en varios festivales en Nueva York y en Chicago, en octubre un show con los Aterciopelados; estamos trabajando sobre todo para giras de la primavera que viene.

¿Por qué cambiaron de bajista?

Álvaro Benavides quién fue el bajista de Los Crema desde los inicios, dejó la banda en diciembre 2014 para dedicarse de lleno a Pedrito Martínez Group, el otro proyecto del cual forma parte y estuvo participando en paralelo con Los Crema por varios años.

Bambam Rodríguez, venezolano también, entra a formar parte de Los Crema Paraíso en enero de 2015 justo para tocar en todos los conciertos y giras promocionales de este segundo disco (aunque él no grabó). Bambam, es un músico muy versátil, educado en el conservatorio, compositor, arreglista y bien entrenado no solo en el bajo eléctrico sino en el contrabajo también. Vive hace tres años en Nueva York pero viene de Holanda y Austria donde vivió y se desempeñó como músico en los últimos diez años.

¿Qué planes tienen con este disco? ¿Piensan tocarlo en Venezuela?

Sí, nos encantaría muchísimo, el tema es que alguien nos lleve.

Viendo la Venezuela actual, ¿crees que eso puede pasar?

Bueno pensándolo así fríamente creo que no puede pasar, sería todo muy cuesta arriba. Aunque nosotros vendríamos encantados, tenemos nuestra familia acá, el público de Los Crema acá, sería un honor tocar en nuestro país.

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