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Venezuela Aid Live: un concierto sin precedentes

Venezuela Aid Live

A lo largo de las décadas se han realizado muchos conciertos con fines benéficos, grandes o modestos. El primero de ellos fue The Concert For Bangladesh, que George Harrison y Ravi Shankar organizaron en 1971 en el Madison Square Garden de Nueva York para recaudar fondos para el pueblo de Bangladesh azotado por la naturaleza y el hambre.

El más famoso, sin duda, es Live Aid, organizado por Bob Geldof en 1985 en Londres y Filadelfia simultáneamente para ayudar a palear la hambruna en algunos países africanos (en especial Etiopía) y que congregó a buena parte de los grupos y artistas más famosos de ese momento. Otras iniciativas se han sucedido, incluso Live 8, en 2005, la segunda parte de Live Aid.

El más reciente capítulo en la lista de iniciativas musicales con fines benéficos y humanitarios es Venezuela Aid Live, producido por el conocido empresario inglés Richard Branson, fundador del emblemático sello disquero Virgin en 1973, entre otras empresas. Se llevará a cabo en Cúcuta, en la frontera con Venezuela este 22 de febrero.

Cada dólar cuenta. Para donaciones: https://www.venezuelaaidlive.com/

Lo que nunca había ocurrido en esta categoría de eventos es que la realización de un concierto masivo para ayudar a palear una crisis humanitaria, sea rechazado por las “autoridades” del país beneficiario, que nunca han reconocido la existencia de la crisis.

Venezuela es un país que lleva años sumido en una profunda crisis política, social y económica, que ha llevado a millones de sus ciudadanos a abandonar el país. Esa evidencia es ya suficientemente poderosa como para que gran parte de la comunidad internacional haya finalmente entendido el drama en su verdadera dimensión y decidido fijar posición ante los evidentes causantes de tal tragedia.

La Fuerza Armada Bolivariana del siglo 21 ha sido formada y educada al calor del proceso político liderado por Hugo Chávez, quien dio beligerancia a los militares y purgó la institución para ponerla al servicio de su proyecto. Es la razón principal que sostiene al actual régimen de Nicolás Maduro, quien sucesivamente, apoyado por los otros poderes también parte del proyecto (Tribunal Supremo de Justicia y Consejo Nacional Electoral), ha violado la Constitución sin rubor alguno. El famoso concepto de auto determinación de los pueblos, ha sido pisoteado hasta el hartazgo.

Los más recientes capítulos de esa violación continuada (el nombramiento de jueces express al sevicio del proyecto chavista, el desconocimiento de la Asamblea Nacional con mayoría opositora, la creación de una Asamblea Constituyente paralela y la convocatoria que ésta hizo de elecciones presidenciales en mayo de 2018 mientras el TSJ inhabilitaba a los partidos y políticos opositores), han terminado de deslegitimarlo ante el mundo democrático.

Venezuela, muy a pesar del deseo de millones de sus ciudadanos, está en el foco mundial no por sus muchas virtudes y encantos, sino por sus miserias. El caos derivado de un proyecto político de naturaleza militar totalitaria e inspiración (y participación activa) castro-comunista, es de proporciones inimaginables, muy difícil de entender en profundidad para cualquiera que no la haya sufrido en carne propia.

La perversión de una cúpula que se apoderó del país ha empobrecido a la gran mayoría hasta niveles insostenibles, ha hecho que el valor del trabajo tienda a cero, así como el valor de cualquier propiedad, por más modesta que sea. La perversión de una cúpula que ha manejado todos los recursos económicos con fines políticos y de control social, devaluado la moneda en millones %, destruido el aparato productivo y acabado con el estado de bienestar, ha creado una crisis sin precedentes con impacto devastador en la salud física y mental de todos los venezolanos. La cotidianidad de cada venezolano dentro del país es un calvario: búsqueda de los alimentos básicos –casi siempre desaparecidos o a precios inalcanzables-, búsqueda de medicinas, hospitales en la ruina, falta de agua constante, apagones eléctricos, transporte publico pauperrimo, delincuencia desatada y muchos males más.

La gran paradoja que ocurre con este concierto es que, a pesar que se han congregado decenas de artistas, la cúpula enquistada en el poder, se niega a recibir la ayuda por razones estrictamente políticas. Están atrincherados y quieren inmolarse y llevarse por delante a millones. El poder enferma. Al día siguiente, el sábado 23 de febrero, el presidente encargado y reconocido por más de 50 paises, Juan Guaidó, ha anunciado que la ayuda comenzará a entrar a Venezuela. A ello, Maduro ha respondido cerrando todas las fronteras y suspendido todo tipo de movimiento aereo. Ademas, ha organizado un concierto para el cual no han anunciado el cartel (se sabe de muchos que han rechazado participar) y para el cual tienen serias dificultades para conseguir proveedores que quieran comprometer su nombre. El pulso se intensifica.

La naturaleza humana está también llena de bondad y solidaridad. Así, una gran cantidad de reconocidos artistas han decidido participar en este Venezuela Aid Live en el lado colombiano de la frontera, con miras a recaudar unos 100 millones de $, una cantidad que muy probablemente sea superada. Han confirmado su presencia: Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Juanes, Carlos Baute, Carlos Vives, Fonseca, Luis Fonsi, Nacho, Anitta, Maluma, Diego Torres, DJ Alesso, Ricardo Montaner, Maná, Paulina Rubio, Rudy Mancuso, Jencarlos Canela, Juan Luis Guerra, Orlando «el Cholo» Valderrama, Gusi, Jorge Villamizar, Santiago Cruz, Silvestre Dangond, Chyno Miranda, Danny Ocean, Jorge Glem, José Luis Rodríguez “El Puma», Lele Pons, Reynaldo Armas, Reymar Perdomo y el dúo Mau y Ricky, entre otros. Peter Gabriel es de todos el que más experiencia filántropa tiene. Con certeza, otros se unirán.

El concierto está pautado para que tenga una duración de 7 horas, terminando a las 6 de la tarde hora de Colombia. Será transmitido en directo por diversos canales del mundo, entre ellos MTV en Latinoamérica y Antena 3 en España.