El proyecto neoyorquino Amen Dunes, comandado por Damon McMahon, presentó su nuevo disco Freedom en Madrid. La intensidad de Lauren Auder abrió la noche
Amen Dunes (+ Lauren Auder)
Concierto en Sala Copérnico, Madrid
(Septiembre 25, 2018)
Una de las más interesantes propuestas actuales dentro del llamado rock de autor es la que comanda el cantante, guitarrista y compositor neoyorquino Damon McMahon con el nombre de Amen Dunes.
Cinco discos en casi diez años conforman su cuerpo de trabajo, entre los cuales ha habido una notable evolución en su sonido. Su reciente disco, Freedom (2018), representa un paso importante en la búsqueda de un sonido orgánico, emocional, cálido y distintivo.
La noche, primer eslabón de la serie de conciertos de otoño organizados por Primavera Sound, nos trajo una sorpresa de la que casi nadie de los presentes tenía idea. Se trató de la presentación del joven cantante británico Lauren Auder, quien vino acompañado de otra fantástica promesa, el francés Dviance, encargado de las secuencias y la guitarra eléctrica.
Fue, sin duda, una adición muy acertada e inesperada (no aparecía en el cartel del concierto), tratándose de uno de los artistas más prometedores, quien por ahora solo cuenta con un EP publicado este año, Who Carry´s You.
En un corto e intenso set, Auder, con un estilo histriónico, dramático y andrógino por momentos, enigmático a ratos, pero por sobre todo muy cautivante, desgranó su repertorio –aún escaso pero suficientemente potente- sorprendiendo con una voz expresiva, nocturna, otoñal.
Los ecos de David Sylvian, Scott Walker, Perfume Genius, Antony Hegarty, James Blake, y de aquel recordado proyecto This Mortal Coil, orbitaron durante su performance, que realizó descalzo. Media hora fue suficiente para prendernos las alertas sobre su trayectoria.
Luego de unos minutos de pausa y la puesta a punto del escenario, comenzó a sonar un loop que se hizo eterno.
Era la bienvenida a Amon Dunes en formato quinteto, cuyo show estuvo basado en el nuevo álbum, Freedom, el quinto en la trayectoria de McMahon al frente de su banda, quien salió a escena con una camiseta del tour 2009 del grupo de EBM/industrial KFMDF, sonido en la antípodas.
Del resto de sus discos incluyeron apenas tres temas, uno de ellos la estupenda versión de la clásica composición del malogrado cantautor Tim Buckley, “Song to The Siren”.
El concierto comenzó de manera algo insegura con “Satudarah”, con la voz de McMahon perdida entre los instrumentos, algo que nunca se corrigió del todo. Las luces fueron bastante agresivas, logrando en muchas ocasiones que el público desviara la mirada del escenario, algo incomprensible tratándose de una propuesta que amerita sosiego.
Los dos temas de su pasado que abordaron inmediatamente fueron “Bedroom Drum”, del disco Through Donkey Jaw (2011) y la melancólica “Lonely Richard” de Love (2014).
Retomaron el nuevo disco con la estupenda “Blue Rose”, en la que intuimos el gran trabajo que haría durante todo el concierto el guitarrista Steve Marion, mejor conocido como Delicate Steven.
“Skipping School”, es el primero de los temas en los que McMahon nos recordó a Richard Ashcroft de The Verve con la atmósfera densa con pinceladas de psicodelia.
En cambio el tema que da nombre al nuevo disco, “Freedom”, nos retrotrae a Marc Bolan en los pasajes menos boogie rock con T.Rex, y por añadidura a Devendra Banhart.
McMahon en escena es escurridizo, le cuesta asumir su rol de líder, pasa ratos dando la espalda y su mirada es esquiva. Esa timidez influye en la conexión con el público, sensación que aumenta entre canciones ya que no se comunica ni para agradecer.
Sin mucha pausa sonó “Dracula”, uno de los más interesantes temas del disco, con una guitarra envolvente y la comedida base rítmica de Bot (bajo) y Darren Beckett (batería).
Luego de la versión de Buckley (contenida en el EP de 2015, Cowboy Worship), se adentraron en “Splits are Parted”, un tema que posee una estructura sonora en la que guitarra y teclados envuelven.
La atención se desvía una vez más hacia Delicate Steven. El trabajo de Panoram en los teclados sin ser demasiado intrusivo, resulta muy importante en la creación de colchones sobre los que se sostienen los demás instrumentos.
Quizá el momento más pegadizo fue “Calling Paul the Suffering”, en la que se lucen Beckett y el siempre alegre Bot, ataviado con unos pantaloncillos cortos y una boina.
La recta final de la presentación, algo corta, siguió con la revisión de Freedom, con “Believe”, “Time” y “Miki Dora”, levantando aplausos pero sin crear demasiada euforia en el público que estuvo lejos de llenar la sala Copérnico.
El retraído McMahon pudo dar más de sí.
Juan Carlos Ballesta (texto y videos)
Óscar Ribas Torres (fotos)