Inicio Reportajes Bittersweet: “No queríamos que este disco llegara sólo a nuestros amigos”

Bittersweet: “No queríamos que este disco llegara sólo a nuestros amigos”

Bittersweet
Foto Prensa

Hablamos con uno de los grupos más jóvenes de Sevilla después de escuchar su primer y esperado largo, Bittersweet, la historia musical que te engancha y que nunca quieres que termine.

Nuria Sánchez @mundanaphoto (IG)

Fotos: Ángel Bernabeu @angelbernabeu_foto (IG)

 

En Sevilla las cosas ocurren (y cambian) rápido y en lo que respecta a sus artes, más todavía. Si hablamos de música: un día nace una banda y al otro ya la tenemos pateándose carreteras. De sudar la gota gorda va la historia de Bittersweet, los (todavía) jóvenes que se lo tomaron en serio desde cero sin pensarlo ni tres veces. Demasiado en serio quizás porque arrancar, arrancaron fuerte: con giras que bien podrían haber hablado de una banda a caballo entre unos comienzos difíciles y la comodidad del más que controlado directo, y no de unos chavales que se tiraron al asfalto cuando rondaban la veintena y ya está. Ellos no sólo están (ni estuvieron) empujados por la locura que nos entra cuando hacemos lo que nos gusta. En sus mentes tienen a la juventud y a la madurez dándose la mano como buenas hermanas. Algunos estamos cansados de escuchar que los años nos dan la experiencia como si de la edad (y de nada más) dependiera el presente del sonido y la actitud de un grupo. Pero ellos son jóvenes, quieren aprender y están locos por enseñar todo lo que saben, que es todo lo que son.

Se dieron a conocer con Extranjeros (2014) y continuaron con Ribadeo (2016), EPs de cinco canciones cada uno del que realizaon dos videos.

Apenas pasan cuatro años de su presentación y hoy, tras haber publicado su primer LP homónimo (un monstruo para los amantes de los hitazos que lleva semanas dando vueltas), Bittersweet (LUNAR, 2017), ya sabemos cuáles son sus intenciones: seguir haciendo música y nada más, porque las cosas simples y buenas existen. La multitud, siempre tan cambiante dentro de su homogeneidad, a veces nos permite respirar aire fresco y alcanzar nuevas texturas. De Bittersweet esperábamos algo bueno, pero nunca imaginamos que sería tan bueno. Que su primer largo reciba el nombre de la banda no debería ser ninguna casualidad, no entendemos mejor formar de decir que siguen siendo ellos mismos ahora que la cosa se pone seria. La consecuencia lógica siempre llega a tiempo. Ya forman parte de la familia LUNAR, sello independiente que ve en la banda un sonido interesante y nuevas caras con las que agrandar la familia. Las cosas sólo pueden ir mejor que bien para unos chicos que llevan años poniendo la carne en el asador sin tocar pause ni una sola vez.

Perro Chiko nos prestó una de sus mesas para entrevistar al trío que apunta alto. Hablamos con Alex Fernández (guitarras, voz) (A), Fran Montaño (guitarras, voz) (F) y José Ángel Ortiz (batería) (JA), quienes antes de formular la primera pregunta ya comentaban sobre el disco

A: Es lo que dice José Ángel, no te escuchas nuestro disco para ponerte una mañana contento.

F: Te puedes reír con alguna…

 

Bittersweet
De izq a der: Fran, José Ángel y Alex. Foto: Ángel Bernabeu
Con Bittersweet me ha pasado una cosa, sus canciones. Me alegra que existan personas dedicadas a la música y cercanas a mí que hayan querido hablar de todo lo que habláis en este primer trabajo. Agradezco que exista “Demasiada gente”, por ejemplo.

A: Eso fue lo primero que yo pensé cuando Fran me presentó «Golpe Final«. Le dije «gracias, tío». Ya me pasó algo parecido con «Tercera Guerra Mundial», que podría ser la antesala de este disco. Nunca antes había escrito letras así, aunque también son demasiado simbólicas las letras.

F: Que el mensaje esté claro pero que no sea demasiado evidente para que quede la libre interpretación. Dejar ese hueco a la gente.

A: La cosa es que odiemos a alguien o a algo.

F: Si, tío, eso es el motor más importante…

A: Si tú odias a alguien o a algo y cuando escuchas una canción de este disco lo ves…

Claro. Todo el mundo odia y piensa en lo que odia cuando, por ejemplo, escucha una canción. Igual que todo el mundo ama y piensa en lo que ama gracias a las canciones.

A: Lo malo es que el odio, igual que el amor, te bloquee como persona. Ahora, si lo sabes gestionar…

¿Quién ha hecho el diseño de esta portada tan peculiar?

A: Pepa (María José Gordillo) ha hecho el dibujo y Jasama la maquetación. Cuando Pepa terminó el cuadro fuimos a una tienda de telas, compramos dos metros de tela de pelo, pusimos la tela en el suelo, el cuadro lo colocamos encima y le hicimos una foto desde arriba. De hecho por detrás, si te fijas, es el lienzo dado la vuelta.

Bittersweet
Foto: Ángel Bernabeu
Con motivo del nuevo y primer largo: sois una banda que ya tiene un recorrido dentro de la escena musical independiente. ¿Qué sentís al ver publicado vuestro primer disco?

F: Lo típico sería decir que ha sido un camino lleno de piedras y que hemos descubierto América, pero la verdad es que este disco ha sido la consecuencia lógica del trabajo que veníamos haciendo. Teníamos dos EPs, el primero fue un poco presentación del proyecto y el segundo ya respondió a unas canciones quizás un poco más evolucionadas.

A: Sí, más encaminadas hacia lo que queríamos hacer. Ya respondía a algo más nuestro. Extranjeros fue un poco el empezar y arrancar. El momento era increíble, teníamos 18 años y ese EP sonaba muy guay, pero ahora estamos en otra cosa. Ribadeo supuso un pasito más en todos los sentidos porque ya habíamos tocado mucho, sabíamos qué queríamos y cómo lo queríamos y con él pasamos de ser dos a ser tres. Durante esta gira empezamos a componer los temas de Bittersweet, nuestro primer largo. Creo que fue ese EP (o varios temas de ese EP o la grabación misma) lo que nos encaminó hacia lo que hemos hecho en este disco.

Habéis ido pasito a pasito como bien decís, como yo con las entrevistas que os he hecho: hace cuatro años os hice la primera, hace dos os hice la segunda y ahora me meto en esta. Considerando el ritmo al que hoy ocurre todo y la prisa que tienen las bandas por publicar trabajos, Bittersweet no termina de encajar del todo dentro del modus operandi que está de moda. ¿Habéis pisado bien para no resbalar? ¿Podríais haber hecho las cosas de otra manera?

JA: Creo que nos hemos caracterizado por ir poco a poco. Este disco no ha llegado de forma presuntuosa ni acelerada ni nada, es la consecuencia de haber sacado dos trabajos previos y de haber tocado en una cantidad de conciertos considerables. El siguiente paso lógico era el esperado disco.

La espontaneidad puede que en la composición sí que reine a la hora de elegir qué temas entran y cuáles en según qué trabajo. Pero a eso me refería, a que sois una banda que tiene las medidas bien tomadas. Sois de los de poner toda la carne en el asador, arriesgáis, pero currando mucho previamente.

F: Exactamente. Nunca hemos tenido prisa. Cuando creíamos que ya teníamos las canciones y el equipo de personas necesario para sacar el disco (porque claro, el disco puedes sacarlo solo, pero creíamos que para que tuviera más relevancia era importante contar con un grupo de personas que creyeran en él). Tuvimos claro que no queríamos que este disco llegara sólo a nuestros amigos.

Bittersweet
Foto: Ángel Bernabeu
Creo que este disco es un trabajo muy potente en general. Daría mucha rabia que su recorrido cayera en saco roto. ¿Qué recorrido le deseáis a Bittersweet?

A: Es incalculable. Creo que tiene que tener el tiempo suficiente para que nosotros saquemos una experiencia de él. Es una cuestión casi musical más que personal. Ojalá llegue un momento en el que este disco nos haya contado tantas cosas, que ya lo sintamos como una parte nuestra como banda y que nos obligue él solo a plasmar la experiencia recibida en otro trabajo. Ahora mismo, ni de broma planteamos un segundo disco. Es una cosa que si tiene que venir, vendrá. Al igual que nunca se habló de un primer disco hasta ocho o diez meses antes de grabarlo. Todo tiene su proceso. Creemos que este es un disco de recorrido, que tiene enjundia, que obliga a que te sientes a escucharlo con tranquilidad. También se trata de un trabajo que se tiene que conocer en directo. Nos puede ayudar a dar el salto hacia lugares favorables para el directo. Lo fundamental es que podamos tocar mucho con este disco.

El disco ha salido y rápido han salido algunas reseñas. ¿Cómo recibís la acogida de la gente? ¿Qué es lo primero que se os pasa por la cabeza?

JA: La verdad es que es muy guay. Una cosa que, para mí al menos, es absolutamente nueva. Gente que admiramos se están pronunciando sobre el disco hablando muy bien de él, eso es un orgullo.

De la presión «¿qué dirá la gente sobre nuestro trabajo?» no soy muy amiga, aunque entiendo que viene de forma natural y que responde de inmediato al momento posterior a la publicación. Pero me interesa más vuestra valoración.

A: Creo, sinceramente (y creo que hablo por los tres porque es una frase que hemos dicho muchas veces), que para nosotros este disco es el disco soñado: están las canciones que queríamos, que hemos trabajado durante mucho tiempo, las letras que queríamos y todos los sonidos que imaginamos. El resultado es: cien por cien satisfechos, reconocemos en Bittersweet nuestro primer éxito. Es un regalo poder escucharlo materializado. Obviamente, siempre cae bien que gente a la que admiras, que se interesa mucho por la música, te diga que le gusta.

F: De Ribadeo dijimos que era el sitio donde queríamos estar, pero realmente es este disco, lo que pasa es que no lo sabíamos. Bittersweet es donde queremos estar y es lo que queremos decir. Lo que decimos tiene más calado y las canciones tienen más peso. 

¿Entonces qué pasa, sois más maduros?

F: Sí, totalmente. 

Parece que la madurez musical a uno se le otorga sólo si hay mucho tiempo entre el comienzo y el presente de su proyecto. ¿Cómo ha evolucionado la banda si hablamos de vivirlo sobre los escenarios?

JA: La evolución en el directo es notoria. Es lo que nos ha dado el trabajo.

A: Sobre el escenario se refleja también nuestra madurez personal. También se refleja la actitud que hemos tenido siempre ante el proyecto. Obviamente todo lo malo nos duele y todos los palos nos enseñan, pero siempre nos lo hemos tomado con una sonrisa y con muy buen humor, lo que nos ha ayudado mucho a mejorar en directo. Creo que eso también es un signo de madurez. O las vueltas a los escenarios después de vivir una época sin bolos también nos han marcado bastante. El CAAC que hicimos con Papa Topo hace dos veranos fue el punto de inflexión.

F: El CAAC del verano pasado con M-Clan fue otro buen punto de inflexión. Con ese directo aseguramos lo que habíamos visto un año antes en nosotros mismos.

A: Ya éramos una banda segura…

F: Cuando era más joven a mí me temblaban las manos y casi la voz…

A: Siempre que hemos tenido inseguridades han sido hacia nuestra propia música. Y esto ha pasado porque siempre hemos querido respetar mucho lo que hacemos. Del estudio al directo hay un mundo. O de un directo a otro. La inseguridad no viene porque queramos gustar mucho, sino porque sonemos lo mejor posible. Desde nuestra concepción romántica de la música, nosotros entendemos que si algo está bien hecho y suena bien y no son canciones de mierda, puede funcionar, y sobre todo en directo.

Bittersweet
Foto: Ángel Bernabeu
¿Y en la composición y grabación de este disco habéis sentido inseguridades?

F: No tanto en la grabación…Parece que nos ha salido todo como un tiro pero, claro, hemos hecho muchas pruebas, muchas canciones se nos han quedado por el camino. En la composición lo único malo que te puede pasar es que seas demasiado exigente. Porque, aunque la canción luego no te quede para el disco, el tiempo invertido siempre va a ser positivo. El momento de bajón viene cuando tienes ocho canciones que veías claras para el disco y, de repente, notas que dos se te han caído por completo.

En algún momento tienes que abandonar las canciones estén como estén, dejar de toquetearlas y ver si pasan la prueba de fuego. ¿Cómo tiene que ser de perfecta una canción para decir «vale, así se queda»?

A: Casi todas las que se habían tocado antes del disco, porque hubo alguna que nunca las habíamos tocado antes, se quedaron seguras desde un principio. Creo que esa es una buena vara de medir. Medio disco prácticamente ya lo tuvimos claro desde el principio. Con respecto a las demás, al final, también es una cuestión de por dónde lo quieras enfocar. Se quedó fuera «La Inmensidad», una canción que llevaba con nosotros un año de directos, nos molaba y funcionaba, pero simplemente por la forma de producción, el sonido y el concepto de tema no nos entraba. También es verdad que no somos un grupo de hacer cincuenta temas y descartar. La manera de componer que tenemos es: Fran o yo empezamos un tema (que producimos en el ordenador) y luego nos ponemos en común para meter guitarras, sintes, etc y, por último, grabar José Ángel su parte. En este proceso (quizás un poco más laborioso) nosotros somos nuestro primer filtro. Nunca nos presentamos una idea, normalmente ya son temas. Para llegar a «Soñadores» Fran había deshecho treinta intentos de llegar a una canción.

Hablemos de las que sí se quedaron. ¿Cuáles son vuestras preferidas? ¿Cuáles guardan el equilibrio? Entre mis elegidas anda «Demasiada Gente».

F: Ayer en el coche escuché el disco. Lo terminé y saltó la primera. Esperé a que terminase “Demasiada Gente” y luego lo quité, así que también me quedo con ella. Representa muy bien el momento actual pero podría ser igualmente atemporal. La crisis de valores de la que habla se ha vivido casi siempre.

A: Es luminosa en la producción, aunque es un drama, una canción muy pesimista. Yo no la canto alegre. Es como si te ponen un escenario de Lady Gaga y ahora sale el cantante de The Smiths, ¿sabes? Para mí el tema del disco es “No soy yo”. Siempre he dicho que tanto ese tema como “Lago” nos van a acompañar siempre, tienen el peso necesario como para que las toquemos en todos los directos que demos. Las otras son más contemporáneas.

JA: Yo me quedo con “Misma Especie” porque creo que, además de lo redonda que es, el trabajo de las bases es bueno, estoy muy orgulloso de cómo ha quedado. Es una canción que puede hacer estragos en la típica mañana en que no te quitas una melodía de la cabeza.

A: Quiero hablar de cuando le regalé a mi padre una foto de Ángel Bernabéu y mi padre, en lugar de ponerla en su cuarto, la ha puesto en el mío, que ya no vivo allí y no entra nadie… (risas). Ningún sentido.

¿El primer videoclip qué? Qué cosa más bien trabajada…

A: Lo hice yo con Jasama, con Mercedes a la producción (firmamos como Josema, otra de las mierdas que hacemos para matar el tiempo). Quedó muy guay, aunque es verdad que lo hicimos (como todo lo que hacemos) de un día para otro. Siempre curramos con el 80% producido y el 20% lo dejamos para pensarlo en la localización, nos gusta trabajar bajo la presión de la improvisación. Tenía muy claro el mensaje, me preocupaba que no se entendiera. En el vídeo de “El Cubo Azul” creé un personaje, que era la chica bailando, y para este hemos creado el personaje del croma, sobre el que se reflejan diferentes imágenes reales (sacadas de noticias). Nosotros somos como una especia de poder, en este caso José Ángel, que está en su despacho y nosotros llegamos con una propuesta (que además se ve en el papel) de dominación mundial. Este personaje que creamos da un meeting y sale por televisión, en el periódico, etc. El resultado de cómo este proyecto sí que llega a las casas, y de cómo esa manipulación de los líderes y de los medios alcanza una casa normal. “Golpe Final” habla de la corrupción, pero de la corrupción a cualquier nivel: no sólo la política, también la social, la moral, la económica…Y ya no cuento más, hay que verlo.

F: Lo grabamos en un polígono, en una nave vacía. Un sitio muy chulo para jugar con las luces. Creemos que para haberlo hecho nosotros mismos, y sin presupuesto, el resultado es bueno. Para “Demasiada Gente” el proceso de producción fue el mismo.

 Un diseño que deja en muy buen lugar a la imagen del disco.

JA: Al diseño responde Pepa. Una noche nos citó en su casa y nos presentó esta maravilla a un tamaño que nos dejó flipados.

A: Pero hay un previo. Pepa no llegó con el cuadro directamente. Ella se entrevistó primero con nosotros y escribió un ensayo sobre el disco (escuchando sólo las premezclas, cosa que no hace nadie) y de un prólogo de un libro que le recordaba a nosotros, El Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, escribió un ensayo. De ahí sacó tres bocetos pequeñitos y nosotros elegimos dos de ellos.

JA: El boceto que se descartó para la portada del disco se eligió para la portada de “Demasiada Gente”.

Para un grupo siempre es de celebrar entrar a formar parte de un sello. En vuestro caso ha sido LUNAR. ¿Cómo se fraguó esta amistad profesional?

F: El día que dimos el bolo en Madrid con El Imperio del Perro comenzó todo. Aquella noche terminamos casi de día todos juntos. Al cabo de un tiempo José Luis (Osuna) nos citó para proponernos entrar a formar parte del sello. Nos dijo que le encantaría currar con nosotros. Necesitábamos un sello, alguien que nos respaldara, y no me refiero a nivel económico (se trata de un sello muy independiente), sino a que es muy guay trabajar con alguien que está tan cerca. Dentro de la familia también está la gente de El Imperio, un grupo de Sevilla con el que hacer equipo.

A: De hecho, todo esto viene un poco de haber hecho amistad con El Imperio del Perro. Es muy guay sentirte tan cerca de un grupo con el que compartes manager. Para nosotros son como nuestros hermanos mayores. La situación con los sellos es casi la misma en todos sitios, salvo que estés dentro de un sello grande. Y si puedes contar con el apoyo de un sello de Sevilla, que todo lo que hace lo cuida mucho, mejor que mejor. José Luis es una persona que confía mucho en nosotros y en el proyecto.