Boston Rex
Crímenes de guerra
Independiente. 2016. Venezuela
Reynaldo Goitía ha dedicado la mitad de su vida a Tomates Fritos, una banda que comenzó hace 20 años y cuyos primeros pasos fueron inciertos. Con el paso del tiempo, la banda comandada por su voz, bajo y sensibilidad como compositor, se convirtió en referencia del sonido de Puerto La Cruz y luego de Venezuela entera.
Boston Rex (su conocido pseudónimo) ha sido un trabajador constante, un músico con presencia diaria en redes sociales en la que no evade la realidad venezolana del siglo 21y todo lo concerniente al quehacer de los músicos en un país en severa crisis social, económica, política e institucional. Todo permea su música, desde esos pequeños e importantes problemas cotidianos derivados de alguno de los muchos problemas, las relaciones humanas, la soledad, la incomunicación, la incertidumbre, la nostalgia…
La inminencia de la llegada del nuevo disco de Tomates Fritos no ha sido impedimento para lanzar este pequeño pero muy valioso manojo de seis canciones que en apenas 22 minutos logra conmover y alcanzar el objetivo que persigue un autor con su obra: repetir de inmediato la audición. Las relaciones inacabadas, el amor no correspondido, el despecho o “guayabo” y la esperanza, dominan este disco intimista.
El rol de cantautor solista lo ha ejercido Boston Rex desde hace unos años, presentándose en varios escenarios junto a una guitarra acústica, una exploración que siempre ha recibido buenos comentarios del público y muy en especial de la legión de seguidores que se ha granjeado con los años. Su catálogo de canciones es amplio, y en este EP aflora uno de los temas que lleva años presentando como “Dulce de almendrón”, una de esas clásicas baladas melancólicas de aroma country-folk que tanto caracterizan su sonido.
El EP lo abre “11 de mayo”, tema en el que se menciona la expresión que fue elegida como título: “Lejos de aquí en el horizonte / tiempo a favor, mis alas son torpes / sirena que tanto hablas / sirena en las mañanas / esta vez lo puedo recordar / no te acerques más / te vas a quemar / Como crímenes de guerra tenías que pedir permiso para romperme el corazón / como crímenes de guerra tenía que pedir permiso para romperte la razón”.
La intensidad crece en “El cadáver de un corazón”, cuya letra rompevenas llega en la primera escucha: “Y hoy mi juez te dicta libertad / pero estoy cansado de gritar de aquí jamás me iré / y hoy me ves pidiendo libertad pero estoy casado de esperar /de aquí jamás me iré / y hoy mi juez te dicta libertad / pero estás cansado de llorar / de aquí jamás me iré / gastaré mi vida, una canción, haré un pacto con tu voz / por saber quien dice la verdad, quien barre los cristales rotos / caminé en el barrio, la ciudad / ya nadie habla de ti / vi caer un estadio sin un gol, el cadáver de un corazón roto..”
“Te extraño” es un folk acústico desgarrador al estilo de Bill Callahan/Smog: “Sufro tu mezquindad / como quien no quiere morir / se acaba la inocencia de tus ojos / Lloras, parece el fin / sin darte una oportunidad / las horas y el silencio se confunden / y solo me queda decir / te extraño”.
“Dejarlo todo”, es otra canción sobre amor/desamor, pero en este caso Boston Rex canta de manera más relajada “Yo pensaba vivir del amor” y unos coros le responden “¡no se puede!”. El disco lo cierra “Giraré”, cantado a dueto con Laura Guevara, una colaboración muy bien lograda, casi un diálogo y una reflexión conjunta en la que en voz alta cantan “y giraré, y giraré por siempre / buscando motivos para andar”, el que sin duda es el coro mas pegadizo del disco.
Acompañan a Boston Rex (voz, guitarra acústica, órgano Wurlitzer, bajo), José Ángel Regnault de Unos Infames (guitarra acústica) y Max Martínez (batería, percusión, programación), quien también se encarga de la grabación, mezcla y masterización de esta producción austera pero exquisita.
Juan Carlos Ballesta