Demián Martínez es un destacado músico venezolano nacido en Punto Fijo, Península de Paraguaná, Estado Falcón, el 7 de diciembre de 1979. Su niñez transcurrió entre músicos de la familia que si bien no eran profesionales tenían el oído suficiente para embarcarse en parrandas guataqueras.
Un hermano de sangre de su padre era ejecutante del arpa criolla. Durante sus años de crecimiento, tuvo la oportunidad de conocer a un tío lejano de su padre que tocaba el clarinete. Los Martínez vivían en Miraca, un pueblito de la península.
La leyenda familiar recalca que el tío en cuestión se perdía por semanas yendo de parranda en parranda y con frecuencia era encontrado en una plaza con el clarinete bajo el brazo.
Demian inició sus estudios musicales en el Ateneo de Punto Fijo a muy temprana edad y fue poco después, con la creación de la Orquesta Sinfónica de Paraguaná, que siguió sus estudios musicales paralelamente con los de bachiller.
A lo largo del período escolar Demián viajaba una o dos veces por semana a Caracas para recibir clases en el Conservatorio de Música Simón Bolívar. Eventualmente establecería residencia en Caracas para asistir al IUDEM, Instituto Universitario de Estudios Musicales, donde recibiría clases de reconocidos clarinetistas como Jorge Montilla.
Demián comparte con Ladosis sus impresiones sobre su debut en el mundo discográfico como solista con Del hecho al trecho, una excelente obra musical.
¿Qué te motivó a grabar un álbum en tiempos de cambio en una industria tan lánguida como la discográfica?
Siempre quise tener un disco, pienso que era como una meta que debía cumplir conmigo mismo, aún sabiendo que es un disco donde muy pocos pueden apreciar el trabajo debido a que no es música hecha para las grandes masas, aún así quise hacerlo. Es un disco donde muchos amigos me ayudaron. Un disco para los amigos, la familia, y para los clarinetistas de mi país.
¿Por qué del hecho al trecho? Hay un claro juego de palabras sobre el proverbio
Esto viene porque suelo a veces confundir los refranes. El proverbio dice: ‘del dicho al hecho hay mucho trecho’. Y en una tertulia musical con amigos ya con unas cuantas cervezas yo dije en algún momento de la conversación ‘porque del hecho al trecho hay que echarle bolas’. Y bueno ya podrás imaginarte lo que vino después con mis amigos. Tanto así que, Víctor Hugo Márquez siempre me saludaba recordando esa anécdota y lo mucho que le hacía reír ese disparate.
Hay un notorio y hermoso contraste entre el tema titulo y “La Estancia”. ¿Estas 10 composiciones fueron hechas con la idea del álbum o las fuiste grabando al paso del tiempo y simplemente surgió la necesidad de compartir o existe un elemento conceptual preponderante?
¡Sí es notorio el contraste! Son temas de distintos compositores, en el momento que decido hacer el disco ese mismo día comencé a escuchar música y a conversar con amigos, muchos de ellos compositores y muchos me ofrecieron su música y en esa búsqueda fui encontrando temas que me gustaron mucho. Posteriormente ellos me regalaron su música para grabarla y así fue como poco a poco fui haciendo el disco.
Tuve que buscar un equilibrio, quise demostrar técnica en mis ejecuciones, pero también fraseo en las melodías, un buen vibrato, con melodías donde el clarinete cante y usando elementos de la ejecución académica y popular, sin caer el uso excesivo de ambos estilos.
Por ejemplo cuando usas mucho vibrato puede resultar no tan agradable, si usas poco vibrato puede resultar aburrido o muy plano. Si usas muchas ligaduras y poca articulación resulta también aburrido, entonces pues tuve que encontrar ese equilibrio Saber dónde y cuándo usar esos elementos.
“Zumba que zumba” siempre es un reto bien sea instrumental o vocal. Para ti como instrumentista ¿Dónde encuentras la mayor exigencia? Pareciera demandar mucho técnicamente.
La parte más exigente es que hay poco espacio para la respiración, usualmente las melodías e improvisaciones de la música tradicional como el joropo y pajarillo, se ejecutan con instrumentos como la bandola y el arpa y ahí no hay que respirar, pueden comenzar de principio a fin.
Además era también el reto de los grandes intervalos, y la tonalidad. Que suene fácil como si fuese una flauta. El clarinete por estar afinado en si bemol generalmente le resulta tocar en tonalidades no muy amables para el clarinetista. Hay que estudiar esas escalas incómodas.
En “Los Méaitos” das espacio al bajo y uno aprecia un balance perfecto. No hay abusos y uno se siente atraído
“Los méaitos” es una composición de un gran amigo, Víctor Márquez, él es el padrino de mi hijo mayor, y fue una composición que hizo para el nacimiento de su hija, mi hijo y el hijo de mi otro compadre, Rodner Padilla. Nuestros hijos ya tienen 8 años y eran los méaitos, que aún no nos hemos tomado.
El solo de bajo lo grabó Rodner. A pesar de ser un tema con un lenguaje muy distinto y una armonía no tan tradicional decidí incluirlo en mi disco por las razones mencionadas anteriormente.
Igual sucede en “Sinvergüenzuransas” sobre todo en la última parte donde pareces soslayar a Stravinsky. ¿Qué significa para ti interpretar una pieza de un Sinvergüenza mayor como Héctor Molina quien además es contemporáneo?
Héctor es un gran músico, ¡alto pana! Ese tema se lo escuché con Los Sinvergüenzas y me gustó mucho. Es un tema que tiene mucha fuerza y la mezcla de clarinete y mandolina me pareció interesante. Además que también asume un reto técnico en el manejo de ciertas articulaciones y la velocidad. Es uno de mis temas preferidos.
“Costa Carabobo” es uno de mis favoritos. Rítmicamente es provocador y hay varias voces (clarinete) ¿Cómo logras ensamblar las partes con tanta finura y cómo logras mantenerte entre la tensión y la ternura?
Es una tema que originalmente el ritmo debió ser un patanemo pero no se grabó en ese ritmo. Hubo ciertas libertades del percusionista para que encajara más con el tema. Es un cuarteto de clarinetes con acompañamiento de percusión guitarra y bajo.
Es un tema de Gustavo Figarella, excelente compositor. La guitarra la grabo Aquiles Báez. El bajo Gustavito Márquez (†). Carlos Romero en la percusion.
¿Cómo brotan esas ideas cuando se trata de un clarinetista de tan alto nivel como tú?
Este tema es de Aquiles Hernández violinista y mandolinista, además de productor de mi disco. Este tema lo conocí cuando estuve tocando en su ensamble Vaare y me encanto porque se le sale lo ‘orientar’, es un merengue relajado.
Sin dejar de ser sabrosito está lleno de mucha melodía y ritmo. La última nota, pues esa vino así en la partitura (risas) y queda genial !!!
¿Podrías mencionar tres clarinetistas favoritos y por qué?
¡Wao! Eddie Daniels, un clarinetista fuera de serie. Un desarrollo técnico increíble
¡Paquito D’Rivera porque es un genio! Jorge Montilla porque es un excelente músico y ha sido un gran amigo y guía. Tengo muchos más clarinetistas, tres es muy poco…
Tres álbumes y por qué
Mi tierra de Gloria Estefan es tremendo y los de Paquito D’Rivera son discos que me traen recuerdos de mi padrino, que en paz descanse, Lucho Chirinos (†)
Beyond the Missouri Sky de Pat Metheny y Charlie Haden, lo máximo este disco. Es perfecto, los solos de Pat increíbles
Has sido muy meticuloso en mantener un balance entre los temas alternando los cadenciosos con los más movidos. Fluye de la A a la Z
Si, probé varias fórmulas para que el disco pudiera fluir, hay varias cosas como también que no solo un clarinetista sea el interesado en disfrutar el disco. Hay temas fusionados, temas complejos rítmicamente como polo pilarense donde quizás el clarinete está manejado más como un instrumento que forma parte de un ensamble musical y no es un instrumento líder.
Por ejemplo lo notamos en el tema del “Hecho al trecho” donde la melodía siempre está presente en el clarinete.
¿En “Maquinita” es soprano… y el cuatro quién es? Interesante
Ese tema es de cuatro sideral, así se llama en Instagram y es de José Lunar joven cuatrista venezolano. Ese tema lo probamos con clarinete y no me gustó y me arriesgué a hacerlo con el soprano y para mi sorpresa me gustó mucho el sonido que obtuve del soprano y he recibido buenos comentarios acerca del sonido.
Me han dicho, ¡ponte a estudiar más ese instrumento que te suena muy bien! (risas)
En gaita de tambora hay un nice touch con el violín. ¿Quien es el violinista?
Es Aquiles Hernández y es una gaita de su autoría
Otro de mis temas favoritos es “Tábara”, un Etude Polifónico ¿puedes describirlo en términos técnicos y de corazón?
Es un tema escrito originalmente para la agrupación Caracas Sincrónica en la que tuve el privilegio de ser miembro durante algunos años, el tema es de Pedro Marín y el siempre tuvo la idea de hacer ese tema en cuarteto de clarinetes y yo le tome la palabra y le dije: si lo haces yo lo grabo. Y así pasó.
En ese tema yo grabé los cuatro clarinetes. Fue todo un reto. Es un tema que toque muchas veces con Caracas Sincrónica y le tomé mucho cariño. Me trae recuerdos.
¿Quiénes tocan en el álbum?
Aquiles Báez, Héctor Molina, Rodner Padilla, Samuel Fuentes, Carlos Romero, Aquiles Hernández, Gustavo Márquez, Manuel Rangel, Carlos Pineda Ávila, José David Lunar, Freddy Adrián, Jorge Torres, Alberto Estrada y Carlos Alexis Escalona.
¿Has estado en gira en apoyo al álbum?
He hecho algunos conciertos en la ciudad de Miami. De gira aún no. En julio toqué parte del repertorio en el Clarinet Fest 2019 en la International Clarinet Association en Knoxville, Tennesse.
¿Cómo ha sido acogido en la comunidad musical venezolana y extranjera?
Sé que algunos venezolanos han podido escuchar mi disco en Venezuela. Y en el extranjero, pues vaya que es más difícil, un disco de estas características llevarlo adelante en tierras extranjeras es más complejo.
Leonardo Bigott