A color es la ópera prima del proyecto individual del cantautor Carlos Poletto. Son once temas producidos por Chapis Lasca y cuenta con el trabajo de destacados músicos: Gerald “Chipi” Chacón, Eric Chacón, Adolfo Herrera y Rafael Pino; además de las colaboraciones especiales a cargo de Los Hermanos Naturales, Mariaca Semprún, Lolita De Sola y Rawayana
Mercedes Sanz @JazzMercedes
Cuando escuchamos su música, la primera palabra que aparece es melancolía. Películas como Il Postino o Cinema Paradiso se dibujan en el recuerdo. Y de fondo aparece el gypsy jazz de Django Reinhardt, y/o sonoridades renovadas como Paté de Fuá o Monsieur Periné.
Esa añoranza por tiempos pasados se observa en el video de “Cualquier lugar”. Primero, vemos imágenes en blanco y negro, y después aparecen objetos muy puntuales a color. “Fue filmado en Chacao, y tiene partes a color, como anunciando que venía el disco”, advierte su creador, Carlos Poletto, mejor conocido como El Otro Polo.
El cantautor caraqueño acaba de bautizar su debut discográfico en solitario: A color, una producción independiente con once surcos, siendo “Cualquier lugar” el primer single. La serenidad y sencillez de Poletto van acorde con su propuesta sonora, que abarca el ayer y el hoy -como muchos otros proyectos solistas- con la particularidad de la remembranza por el bolero y el folk, abrazados por ese jazz manouche envolvente. El músico tiene más cosas que decir.
¿Cómo comienzas en este negocio musical?
(carcajadas) Es el peor negocio de la vida. Mucha inversión y poco retorno. Bueno, de niño, como a los 9 o 10 años, comencé con el cuatro venezolano, pero yo quería la guitarra. Luego, en la adolescencia me fui por mi cuenta. Ya a los 18 años estuve en clases de canto lírico con Víctor López, comencé a cantar en corales, vi piano con Mercedes Calcaño; entonces empecé a ahondar en muchas áreas musicales, y al mismo tiempo a componer música para videos, para comerciales, videoclips, cortometrajes.
¿Fuiste parte de Fuego Montevideo? ¿Por qué no seguiste?
Sí, tuve ese grupo duramos dos años. Pero yo no me sentía cómodo, aún estaba como explorando, y luego decidí hacer música para videos como te dije, y a la vez componía canciones. Yo realmente tenía mucho miedo, porque pensaba que mi propuesta de solista no sería ¡eh eh..!, quizás no la iban a apreciar como yo la aprecio, porque es particular. Es raro ver a alguien haciendo este tipo de música. Entonces, esa era quizás mi duda, por eso decía para qué las voy a sacar si al final las voy a escuchar yo solo. Y eso fue completamente diferente porque publiqué la música, estuve un año grabando el disco, y las personas lo han recibido muy bien, eso me sorprendió.
Eres parte de una familia donde todos son Polo.
¡Sí! El nombre viene porque somos siete hermanos y varones somos cuatro. Al mayor le decían Polo y los demás fuimos heredando ese nombre, no sé por qué; nos decían Polo, Polito, hasta que terminamos todos Polo. Entonces, cuando llamaban a la casa, era la época en que la gente llamaba a la casa para hablar y no por celular, decían: ¡Aló, por favor con Polo, y uno respondía: ¿cuál de los tres Polo?, a uno de mis hermanos no le decían así, pero a los otros tres sí. ¡Ajá!, pero ¿cuál? ¿Alberto? -No; ¿Juan? -Tampoco, es el otro. Por ahí fue la cosa, es algo familiar. Yo al principio quería llamarlo solo Polo, pero la palabra es bastante común, hay cantantes con ese nombre, está el deporte, la marca. Entonces quise hacer algo para mí, algo que se diferenciara, que fuese más útil y además que sirviera como un guiño de que me estoy lanzando en esta nueva faceta musical.

Musicalmente, ¿qué es El Otro Polo?
El Otro Polo es un escape, es como ese lugar donde logro expresar mis inquietudes personales, musicales. También siento que es un proyecto melancólico porque me recuerda a las coplas de Manrique por la muerte de su padre: “todo tiempo pasado fue mejor”, que no necesariamente es así en la vida, pero en mi caso siento que hay cierta melancolía. Esa canción, “El encuentro”, que es un bolero, que al principio iba a ser “Bolero del encuentro!, y al final lo dejé solo “El encuentro”. Una de las influencias más grandes que he tenido es Agustín Lara, y aunque no hay forma de comparar sus boleros, siento que este tema es una conexión con Agustín. Y así pasa con el resto del disco. Por eso es un escape, y qué bonito que alguien se conecte conmigo a través de mi música.
Ya hablaste de una referencia musical, el bolero, ¿y en cuanto a la presencia de lo cinematográfico?
¡Sí! yo soy fanático de la música de cine, y uno de mis compositores es Ennio Morricone. Él logra mezclar muy bien la sonoridad de lo clásico con lo romántico y lo actual. De repente tú ves que, a pesar de que la instrumentación en muy clásica, él juega con el jazz, por ejemplo. También tuve mi época de ópera, la escuchaba mucho, estuve en clases de canto lirico. Mi mamá tocaba la guitarra en la casa y yo recuerdo desde pequeño oírla cantar desde Pedro Vargas, hasta Carlos Gardel, Pedro Infante, Sadel, mucha música latinoamericana, y eso me influyó. Yo soy muy curioso, me gusta escuchar la música del presente y del pasado. Yo siempre digo que llegué accidentalmente al jazz, yo no quería hacer un disco de jazz, sino contar mis historias y me pareció que la forma era ésta. Siempre digo que Federico Pacanins me empujó al jazz. Yo trabajé con él en radio y me impulsó a hacer un recuento del jazz. Él tenía una colección de RCA Victor, y tenía que oír a Ellington, Chick Corea, entonces, esa cosas te van influyendo.
Fuiste componiendo hasta que te diste cuenta de que tenías un grupo de canciones como para un disco.
Tenía más, unas veinte, pero no todas entraban por su concepto. Con Chapis Lasca (Malanga, Gaelica) como productor musical, escogimos estas once.
¿Cómo llegas a Chapis?
En realidad nos presentaron. En ese momento le mostré a Orlando Martínez, “el Mangan” (de Viniloversus), las maquetas en la época en que las tenía engavetadas, y me dijo: ¡Chamo!, tú deberías grabar un disco. Te voy a poner en contacto con Chapis. Yo sabía quién era pero no lo conocía, A él -Chapis- le gustó el trabajo y me dijo vamos a grabarlo. Fue una gran elección, él aportó en el disco, él viene del rock, del pop, viene de una cuna musical. Su mamá es cantante, su papá es violinista, su tío Ylich Orsini es arreglista de Los Cañoneros y de mi disco. Chapis tiene esa curiosidad musical muy amplia.
¿Por qué A color?
Me gusta verlo como un disco muy cinematográfico y el jazz era clave en el cine del pasado. Me estoy trayendo algo viejo, en blanco y negro, a la actualidad, a color, porque también hay temas con líneas pop, con instrumentos modernos.
¿Qué más nos traerá El Otro Polo para el 2018?
El año que viene trataré de visitar el interior y a empezar a grabar el segundo disco. El próximo va estar alineado con éste en cuanto a estilo, pero será más íntimo. No tanto en formato big band o de dixieland.