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La honesta austeridad de Eleanor Friedberger en Madrid

Eleanor Friedberger

La cantautora neoyorquina, quien se dio a conocer comenzando el siglo con The Fiery Furnaces, ofreció un íntimo show en Madrid

Eleanor Friedberger
Concierto en Costello Club, Madrid

(Abril 10, 2018)

Con una notable sencillez, irradiando cierta candidez y humildad, la estadounidense Eleanor Friedberger, otrora mitad creativa de la prolífica banda de Brooklyn, The Fiery Furnaces, visitó Madrid en el marco de Tomavistas Ciudad (iniciativa que sirve de aperitivo al festival), para abordar un repertorio que cubrió material de sus tres conocidos discos como solista y algunos temas de su inminente cuarto álbum, Rebound, anunciado para mayo.

En el escenario, que casi siempre mantuvo luz tenue, la esperaban su guitarra Fender Stratocaster, un amplificador Vox y un iPhone apoyado sobre un taburete de madera. Era la señal inequívoca del concierto que teníamos por delante.

Los complejas composiciones con The Fiery Furnaces parecen haber quedado definitivamente atrás en las prioridades como compositora e intérprete de Friedberger, alguna vez rompecorazones de Britt Daniel (Spoon) y Alex Kapranos (Franz Ferdinand), quienes le dedicaron las canciones “Anything You Want” y “Eleanor Put Your Boots On”.

Eleanor FriedbergerEleanor apareció, sonrió y tomó su guitarra para empezar interpretando “Because I Asked You” del disco New View (2016). La tocó “a pelo”, porque el amplificador no sonaba.

Sin embargo, el detalle fue corregido a tiempo para la exquisita “Make Me a Song”, uno de los dos singles estrenados de Rebound. Verla de muy cerca, con su delgada figura en pantalón rojo, camiseta blanca y chaqueta de cuero negro, sin maquillaje y con flequillo invadiendo zona de cejas, nos trajo rápidamente la imagen de Patti Smith en su incendiaria etapa de los años 70.

Eleanor Friedberger

Desde la primera canción quedó claro que el show sería austero y que las canciones en formato unipersonal, crudo, casi en plan demo, servirían para acercarnos a Eleanor como si estuviéramos en su habitación.

Tres o cuatro veces no pudo ocultar cierto disgusto consigo misma al desafinar (cuando cantó acapella “My Jesus Phase”, de la nueva camada de canciones), equivocarse en algún acorde (“Early Earthquake”) o incluso en alguna letra. No fue grave, más bien nos mostró a una creadora cercana, bastante real.

Tampoco se sentía en total comodidad al cantar sobre la base instrumental en cuatro temas (pistas que disparaba desde el iPhone), entre ellos “Are We Good” (del nuevo disco), “She´s a Mirror” de Personal Record (2013), la deliciosamente funky “Roosevelt Island” del debut Last Summer (2011) y “A Long Walk” de New View (2016), con lo cual balanceó esta modalidad escogiendo una canción de cada disco. Deseó en voz alta regresar a presentarse con su banda para no tener que utilizar más ese recurso.

Eleanor bromeó con el hecho de que la mercancía que traía para vender no llegó y rato después buscó un bolso y mostró un CD de New Views y un protector de móvil.

Algunas canciones suenan especialmente diferentes en este formato, como los seis minutos del blues “Other Boys”, aquí reducida a menos de la mitad del tiempo con un aroma más folk; o el acelerado southern rock “Stare at the Sun”, aquí notablemente más sosegado.

Para tocar uno de los temas nuevos, “Everything”, pidió aun más silencio del que había porque, según ella, era complicado. Sonaron especialmente emotivos “I´ll Never be Happy Again”, “My Mistakes”, “Cathy with the Curly Hair”, la maravillosa “Sweetest Girl” y la melancólica “I Won´t Fall Apart on You Tonight”, en la que utilizó un efecto de guitarra tipo mellotrón y que sirvió para despedirse.

Hay que agradecerle su honestidad y las ganas de regresar. La esperamos.

Juan Carlos Ballesta