El primer día de la edición 2019 del GetMAD! se saldó con el conciertazo del cuarteto inglés y estupendos shows de Bad Sports, Los Nastys y Night Beats
Festival GetMAD! 2019 (Día 1)
Concierto en Ochoymedio (Sala But), Madrid
(Septiembre 13, 2019)
La cuarta edición del GetMAD! tuvo una gran diferencia con sus antecesoras, las cuales se repartieron por varias salas de Madrid en simultáneo, obligando a decantarse por alguna de las opciones en detrimento de otras.
El pasado año nosotros elegimos las opciones en la Sala But, durante ambos días, resultando en dos jornadas memorables cuyas incidencias pueden ser recordadas aquí (día 1) y aquí (día 2). Esta vez todo el cartel se concentró en dicha sala, de nuevo durante dos días.
Evidentemente fue mejor, pero no es menos cierto que se transformó en un maratón con siete bandas el primer día y otras cinco el segundo, extendiéndose cada jornada por casi ocho horas dentro de un local cerrado y la consecuente saturación. Eso incidió en que el público no hiciera presencia todo ese tiempo y se decantara por sus grupos favoritos, que dicho sea de paso, contaron con público distinto.
GetMAD! Día 1: una noche de punk y garage rock
El nombre que destacaba abiertamente en la primera jornada era, sin duda, Gang of Four, la legendaria banda de Leeds, Inglaterra, liderada por el guitarrista Andy Gill. Y hay que decirlo, su show estuvo muy por encima de los demás.
Antes de GoF se presentaron cuatro bandas, comenzando por la española El Grajo, liderada por Marcos Rojas, quien vuelve a escena cinco años después de disolver a Los Claveles. El cuarteto interpretó ocho temas ante una sala casi vacía, todas contenidas en su homónimo debut de este año, moviéndose entre el country rock, el punk melódico y el rocanrol clásico. No fue una presentación especialmente memorable.
Bad Sports: punk melódico
A los minutos salió a escena el trío de Texas, Bad Sports, que componen Orville Nelley (voz, guitarra), TV’s Daniel (Fried) (voz, bajo) y Gregory Rutherford (batería), para ofrecer un adrenalínico set de apenas media hora que nos trasladó a los años gloriosos del punk, entre 1977 y 1979.
Cuarenta años después no resulta fácil poder convencer con una propuesta punk que incluye elementos de power pop y melódicos. En ella hay ecos de Buzzcocks, The Jam, The Clash, el primer XTC, Ramones y otros grandes íconos de aquel período.
Estos tres texanos se las arreglaron para atraparnos y ponernos a brincar con canciones cortas y urgentes de su reciente disco -como mandan los cánones del punk- de total pegada como “Terrible Place”, “Living with Secrets”, “Easy Truth”, “Don´t Deserve Love”, “Washed Up”, “Pacify My Love”, “Constant Stimulation”. No inventan la rueda, pero la hace rodar con naturalidad.
Los Nastys: suciedad garagera
Aunque estaba anunciada la banda australiana Civic, a última hora fue sustituida por el grupo madrileño Los Nastys, que con su rock garagero con tintes de psicodelia, punk maldito y blues rock, cumplieron un estupendo papel ante algo más de asistencia.
Los hermanos Fran Basilio (guitarra) y Luis Basilio (voz, guitarra), Omar Montalvo (bajo) y Fede López (batería), no dieron tregua con un set compuesto por ponzoñosas canciones de su reciente álbum Música para el amor y la guerra (2018, El Volcán Música) como “El diablo”, “Veneno de serpiente”, “Quiero ser otro”, “Malditos al nacer”, entre otras.
Ahí estuvo también la sorprendente versión de “Ahora te puedes marchar”, que popularizó Luis Miguel en 1988 inspirada en la versión original en inglés que hizo famosa Dusty Springfield con el nombre “I Only Want to be with You”.
Media hora de latigazos de sucia electricidad.
Radioactivity: punk de manual
A juzgar por la buena cantidad de personas que fueron apareciendo, quedaba claro que Radioactivity había convocado a una nutrida legión de seguidores. Es en realidad el capítulo que siguió al regreso de Jeff Burke en 2013 a Texas tras los años previos en Japón con la banda The Novice.
Lo sorprendente es que la banda que se presentó fue básicamente Burke acompañado de los tres miembros de Bad Sports, en este caso con los roles intercambiados de Orville Nelley y TV’s Daniel (Fried), ahora como bajista y guitarrista, respectivamente. Todos viven en Denton/Austin. Ya el bajista Mark Ryan no está en el grupo.
Fue inevitable hacer comparaciones y aunque muchos de los presentes disfrutaban de Radioactivity -que no edita un disco desde hace cuatro años- y cantaban sus canciones y hacían pogo, llamaba la atención que no hubieran visto a Bad Sports, la cual tiene una propuesta más pegadiza y memorable, con canciones que se diferencian una de otra. Burke parece obedecer a una fórmula mucho más simple y repetitiva y su voz no es tan destacable como para establecer una diferencia sustancial a su favor.
La aparición de Gang of Four hizo lucir a Radioactivity como una banda de colegio. Causó sorpresa que muchos de los que la habían disfrutado en primera fila no les interesó lo que seguía, siendo una banda emblemática. Así de incoherente puede llegar a ser el variopinto público del rock
El demoledor punk funk de Gang of Four
Lo mejor que ha podido hacer el guitarrista Andy Gill es continuar con el legado de la banda que ayudó a fundar en 1976 junto al cantante Jon King, el bajista Dave Allen y el baterista Hugo Burnham, uno de los capítulos más politizados y socialmente comprometidos de la generación punk.
Siendo el alma motora y principal compositor, Gill ha sabido rodearse de músicos de gran solvencia, capaces de reflejar el potente y distintivo sonido dance-punk con elementos funk y dub que a lo largo de las décadas ha influido en el sonido de una gran diversidad de bandas como Red Hot Chili Peppers, Nirvana, Primus, The Rapture, !!!, LCD Soundsystem, Franz Ferdinand, Bloc Party, Radio 4, We Are Scientists y muchas más.
Esa evidente influencia llevó a los miembros originales a reflotar la banda en 2005, pero los cuatro solo pudieron publicar Return the Gift, regrabaciones de viejos temas. Esa frágil comunión se desmoronó pronto y Gill fue reconstruyendo la banda con la inclusión en 2008 del magnífico bajista Thomas McNeice, siguiendo una tradición de grandes bajistas que además de Allen formaron parte de la banda en distintos momentos, como Busta Jones, Sara Lee y Gail Ann Dorsey.
La inmensa responsabilidad de sustituir a King en 2012 recayó en el joven John «Gaoler» Sterry, quien ya ha grabado dos discos y en tarima demuestra tener la lección aprendida.
Desde el temprano abandono de Burnham tras la fugaz reunión, Gang of Four ha contado con tres bateristas, todos fabulosos, siendo el actual Tobias Humble.
Gill y sus escuderos McNeice, Sterry y Humble, prometieron tocar Entertainment!, celebrando el 40 aniversario del emblemático debut. Lo hicieron ¡y de qué manera! Cuesta creer que en todo ese tiempo Gang of Four nunca antes hubiera tocado en Madrid, pero eso dijo Gill.
La cortina instrumental de carácter étnico anunciaba la entrada del grupo a escena. “Return the Gift” fue el recibimiento, y no pasó un minuto para que todo el público se contagiara.
La gran torre Ampeg para el bajo comenzó a sonar a tope, mientras los dos amplificadores Fender escupían los afilados acordes de Gill. Sin respiro nos lanzaron “Not Great Men”, infecciosamente funky, imposible de no bailar.
Si una cosa dinamiza aún más el show es la forma en que se mueven sobre el escenario. McNeice no para de recorrer el escenario con movimientos ondulatorios. Gill con su pose desafiante y un ágil Sterry intercambian constantemente posiciones y micrófono.
Con Gill asumiendo inicialmente el rol de vocalista al tiempo que Sterry tocaba la melódica arrancó “5:45”, que fue seguida por la frenética “Ether”, durante la cual McNeice no paró de moverse.
El repaso al debut siguió con la cruda “Guns Before Butter”, para entonces desembocar en la emblemática “Damage Goods”, primer single editado en 1978 que sigue sonando igual de fresco e incendiario. Fue uno de los puntos álgidos del show, con el público cantando el coro. La fiesta siguió con “Glass”, otro temazo.
Sterry anunció el próximo tema diciendo que estaba dedicado a Londres. Se trataba de “Isle of Dog”, del álbum What Happens Next (2015), potente canción que nada tiene que envidiar a las de sus inicios y que resultó ser la única en el repertorio de tiempos recientes.
Volvieron a Entertainment! con “Natural’s Not in It”, uno de esos temas de ritmo sincopado que caracterizan a Gang of Four, y con el público ya eufórico continuaron con “I Found That Essence Rare”. Pero aun faltaban clasicazos de infalible pegada como “At Home He’s a Tourist”, una de esa canciones con letra de absoluta vigencia.
Hubo pocas palabras de Sterry y Gill, solo las necesarias. Su actitud fue suficiente. Salieron del escenario pero en poco tiempo regresó Gill para comenzar “Love Like Anthrax” con una especie de parsimonioso exorcismo a la guitarra, a la cual rasgaba y lanzaba contra el piso y la tocaba con los zapatos, hasta que empezó el repetitivo y envolvente ritmo que se mantiene hasta el final, sobre el que Sterry y Gill cantaron solo una parte de la letra original.
Inmediatamente Sterry anunció “To Hell With Poverty” (Al infierno con la pobreza), uno de los temas social y políticamente comprometidos que fue publicado como single en 1981 y que cuenta con una base rítmica brutal. Es uno en los que más se luce Sterry.
El colofón fue con “He’d Send in the Army” de Solid Gold (1981), en la que Jon King golpeada una chapa metálica. Aquí Sterry comenzó golpeando un horno microondas con un mazo y en el transcurso del tema siguió con la guitarra Fender utilizada en “Love Like Anthrax”, la cual quedó totalmente destruida sobre el escenario, algunos de cuyos pedazos fueron conservados como memorabilia por unos pocos asistentes (nosotros nos quedamos con el corazón, con micrófonos y circuitería intacta).
Aunque es inevitable pensar en el Gang of Four original, no es menos cierto que esta formación está a la altura de un legado de altísimos quilates.
Night Beats: el blues rock del vaquero Danny
La difícil tarea de tocar después del demoledor concierto de Gang of Four correspondió al proyecto de Seattle comandado por el guitarrista, cantante y compositor texano Danny «Lee Blackwell» Rajan Billingsley, único miembro sobreviviente de la formación original de Night Beats.
Contrario a lo que creíamos, no tocaron ni una pieza del nuevo disco Myth of a Man, producido por Dan Auberbach de The Black Keys, influencia que es notable en las canciones de Lee Blackwell, quien apareció acompañado de Evan Snyder (batería) y Sam Thornton (bajo).
Abrieron con “No Cops”, uno de los cinco temas que tocaron del anterior álbum Who Sold My Generation (2016), del cual sonaron también “Burn to Breathe”, “Sunday Mourning”, “Right/Wrong” y “Egypt Berry”.
Del primer EP de 2010, H-Bomb, escogieron la pieza que le da nombre y “They Came in Through the Window”. Con ellos se lanzaron al ruedo con la mezcla de blues y rock garagero con tintes psicodélicos y aroma sesentero, que ratificaron en el homónimo LP debut de 2011 (de él eligieron “Puppet on a String” para cerrar) y Sonic Boom (2013), representado por tres temazos: “Outta Mind”, “The New World” y “Rat King”.
En su música suenan ecos de Roky Erickson, The Zombies, The Yardbirds, The Jesus and Mary Chain, Black Lips, Black Rebel Motorcycle Club, The Growlers y The Sonics -banda a la que realizaron un disco homenaje a comienzos de este año. Y entre esas influencias está la de Bo Diddley, de quien versionaron la fantástica “Mama Keep Your Big Mouth Shut”, que habían grabado para el EP, Fuzz Club Sessions (2016)
Rajan vive su rol como si de un personaje de spaguetti western de Bollywood (parte de su origen en indio) se tratara. Con sombrero de vaquero y sucesivas poses para las fotos, nos regaló un repertorio pegadizo y salvaje al mismo tiempo.
Juan Carlos Ballesta (texto y videos)
Óscar Ribas Torres (fotos)