El 18 de marzo de 2002 la magnífica banda inglesa publicó su tercer álbum, ampliando el rango estilístico ya de por si amplio
Gomez
In Our Gun
Hut / Virgin. 2002. Inglaterra
A comienzos de siglo 21, en medio de un panorama musical dominado por una mayoría de propuestas con influencias electrónicas (trip hop, dowtempo, electro-pop), o de bandas entre la neo-psicodelia y el pop clásico, se encontraban algunas agrupaciones con sonido de orientación ecléctico, cuyas fuentes provenían del folk, el blues y el rock de los años 70.
Los más genuinos representantes eran, sin duda, The Beta Band y Gomez, la contraparte británica del norteamericano Beck. Es indudable que Gomez había logrado posicionarse con apenas dos discos, en un lugar muy privilegiado, con pocas bandas haciéndole sombra en Gran Bretaña, hecho que le sirvió para impulsar la venta de discos al otro lado del Atlántico, región acostumbrada a un rock más visceral que cerebral.
Mientras Radiohead exploraba la psicodelia y la electrónica, Coldplay y Travis coqueteaban con el lado gentil del pop, y Oasis insistía en el retro-rock, Gomez se adentraba en el poder de la música folk con pinceladas de blues, con obvio acento en los sonidos acústicos, pero sin olvidar el poder de la electricidad, resultando en una explosiva mezcla de guitarras, saxos, trompetas y trombones, poderosas vocalizaciones y una base rítmica verdaderamente contundente.
No por casualidad su disco debut, el sorprendente Bring It On (1998) fué premiado con el prestigioso Mercury Music Prize, en la categoría de disco del año en Inglaterra, compitiendo con discos hoy día clásicos como Urban Hymns de The Verve y Mezzanine de Massive Attack.
Conformado por Ben Ottewell (voz, guitarra), Tom Gray (voz, guitarra, teclados), Paul Blackburn (bajo, guitarra), Olly Peacock (batería) e Ian Ball (voz, guitarra, armónica), Gomez se daba el lujo de poseer en su seno a tres estupendos vocalistas que imprimían una interesante dinámica, intercambiándose el liderazgo vocal, un rol que posee características medulares en su propuesta.
De igual forma, las armonías vocales son utilizadas como bálsamo mientras navegan sobre enérgicos ritmos y secciones de metales estrategicamente espaciadas. Estas características fueron confirmadas en su segundo disco, Liquid Skin (1999), que si bién no recibió la misma desaforada acogida del debut, mantuvo en alto el estándar alcanzado un año antes, y siguió proyectando su carrera hacia horizontes todavía por descubrir.
El año 2000 vió la aparición de un magnífico disco doble compilatorio de temas inéditos, singles, grabaciones para radio y algunas interesantes versiones, entre ellas “Getting Better” de The Beatles.
Si bién no fué propiamente un nuevo album de estudio, Abandoned Shopping Trolley Hotline, funciona como un equilibrado puñado de canciones que conforman un disco imprescindible dentro de la obra del quinteto.
Gomez se tomó su tiempo para grabar un nuevo disco. Y como todo trabajo hecho sin apresuramiento y mucha inspiración, In Our Gun (2002) merece los elogios que en su momento recibió de la crítica.
Trece desenfadadas piezas, en las que caben las referencias al folk rock británico de The Waterboys, The Wonder Stuff o incluso el rock poético de The Blue Aeroplanes, y hasta ciertas dosis de dub, conforman una exuberante y orgánica fusión de estilos. Recordando siempre que son una banda de rock, sin menoscabo de su distintivo sonido, Gomez supo aderezar su tercer trabajo con elementos no manejados hasta aquel momento, como el procesamiento de voces, el dub y algunas secuencias electrónicas.
El primer tema, como su nombre indica, es un certero disparo de dos balas que nos deja ya heridos de muerte desde el comienzo. “Shot Shot” tiene todos los ingredientes para enganchar, incluido un Theremin y un saxo a cargo de Tony Robinson que recuerda al sonido de Dana Colley con Morphine
“Rex Kramer” es un libidinoso blues rock con una guitarra psicodélica, un poderoso bajo y de nuevo un gran trabajo de Tony Robinson en trompeta y trombón.
Más electrónica suena “Detroit Swing 66”, aunque ese componente es balanceado por la guitarra acústica.
El tema título, “In Our Gun”, es conducido por un fantástico contrabajo tocado por el legendario Danny Thompson (Pentangle) y su feeling es cercano a la melancolía de Radiohead, pero con una voz muy distinta a la de Yorke.
Confirmado el eclecticismo, “Even Song” surge como sexto tema de diferente matiz. En plan acústico -aunque no exenta de electricidad- se desarrolla en un midtempo con una voz de cierto aroma a Eddie Vedder. El trabajo de Rob Charles y Tony Looby en los saxos es extraordinario
La variedad sigue con “Ruff Stuff”, en una onda acústica cercana a Beck, y luego “Sound of Sounds”, un folk con un estupendo trabajo vocal del grupo.
Surge entonces “Army Dub”, que inicia un piano al que se une una secuencia electrónica y un ritmo dub. Es, por supuesto, otra variante del sonido de Gomez, diferente a todo lo anterior.
Otro tema midtempo de sonoridades acústicas y melodías en plan Travis, es “Miles End”, que es seguido por “Ping One Down”, un temá de espíritu bailable con la intervención de Dajon Everett en el celeste.
“1000 Times” comienza de forma delicada y se transforma en un un tema intenso. Le sigue “Drench”, que bien podría haber sido compuesto en plena movida Madchester por James, The Hollow Men o incluso The Charlatans.
Cierra el disco el movido tema “Ballad of Nice and Easy”, una especie de southern rock del siglo 21.
Gomez es una banda diferente, incluso por la escogencia del nombre. Su desapego a las modas y a los ritmos de moda, la hacen lucir deliciosamente tangencial. Su corta discografía de siete álbumes a lo largo de 13 años es suficiente aval para considerarla entre lo más interesante y valioso surgido a finales del siglo 20 del avasallante semillero británico.
Juan Carlos Ballesta
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