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La poderosa redención de Joe Bonamassa

Joe Bonamassa

Joe Bonamassa

Redemption

J&R Adventures. 2018. EE UU

 

Nuestro redentor es uno de esos raros guitarristas llenos de fuerza, vigor, novedad y originalidad. Sus excursiones con la desbordada Rock Candy Funk Party y sus colaboraciones con la venática Beth Hart, atestiguan la amplitud del lenguaje musical y la técnica del músico de Nueva York, quien se nos presenta como el gran salvador de nuestra pecadora alma. Tal vez sea él quien ahora lleva la codiciada antorcha de la herencia Hendrix-Clapton-Vaughan, políglotas musicales y eruditos de una materia obligada para quienes intenten explorar el origen de la música popular del siglo pasado y lo que va de éste. Al menos una buena parte descansa en el regazo del blues.

Los veteranos rockeros sentirán que los primeros golpes de “Evil Mama” nos llevan a los días de Led Zeppelin IV cuando John Bonham descargaba todo el peso de su cuerpo sobre los tambores de su batería, y así recordarnos que ha pasado mucho tiempo desde aquel rock and roll. Esta madre diabólica que el salvador de nuestras almas desnuda con desmesurada pasión es un buen comienzo para el repertorio de doce temas que nos ofrece el afamado guitarrista. Los coros, una clara influencia góspel, son un delicado tinte. A mitad de tema Joe desata su furia con un espectacular solo acentuado por los metales y unas interesantes variaciones magistralmente ejecutadas.

Esa misma energía se mantiene en “King Bee Shakedown”, pero esta vez con mayor presencia de los metales que, a modo de soundtrack de un film noir, se nos despliega con toda su vitalidad. La repetida frase de Joe es un rasgo relevante.

Un interesante cambio de temperamento llega en “Self-inflicted Wounds” (heridas auto infligidas) que con su “mid to slow tempo” nos deja en reflexión. El solo de Joe es muy expresivo y en perfecta consonancia con su letra. Ya en este punto, Bonamassa nos tiene convencidos de su gran trabajo en este su treceavo álbum en estudio, número que suele ser de mal augurio en la cultura estadounidense. El tema es seguido de “Pick Up The Pieces”, composición digna de una escena de mafioso cabaret.

Debe destacarse que la sobrada musicalidad de Joe Bonamassa como compositor siempre ha estado unida a una legión de músicos de dilatada experiencia. Y esta no es una excepción. El baterista Anton Fig de la David Letterman Band, el bajista Michael Rhodes, el teclista Reese Wynans y la sección de metales que conforman Lee Thornburg y Paulie Cerra, son algunos de ellos. Y claro está que mis afectos por el góspel no pueden evitar que nombre a Mahalia Barnes, Jade  McRae, Juanita Tippins y Kevin Shirley, quienes conforman el coro cuya contribución al álbum añade ese elemento espiritual que no puede estar ausente en este género.

Bonamassa es particularmente elegante en el modo de combinar estos elementos sin caer en excesos como evidenciamos en “No ‘Cause You Can Means You Should”, donde guitarra y metales se combinan perfectamente sin tropezarse. El órgano también destaca en este tema con especial acento antes del solo de Joe. Es mi tema favorito de este gran trabajo. No sobra ni falta nota alguna y contrasta de forma idónea con el más rural tema título, al menos inicialmente. Hay sorpresas…Joe no es el único guitarrista y además nos volvemos a encontrar con un eco de una afamada melodía de los 70 que se cuela entre el tupido paisaje sonoro.

La más hermosa pero triste melodía llega en “Stronger Now in Broken Places” (Más fuerte en lugares tristes). Joe pone toda su nostalgia acompañado de una de sus acústicas y con un fondo que ambienta la pieza de un modo lúgubre. El sufrimiento, la culpa y la nostalgia son parte recurrente de la temática de este álbum.

Un explosivo blues llamado “Love is a Gamble” (El amor es una aventura) culmina este excelente álbum de Joe quien ya nos había hecho viajar en el tiempo con su excelente British Blues Explosion este mismo año.

Bajo mi óptica, lo mejor del blues que ha llegado a mis oídos en 2018.

Leonardo Bigott