Lenny Kravitz – Raise Vibration World Tour
Arena Ciudad de México
(Abril 13, 2018)
Una crónica del Sr. González @diabloglez
Antecedentes:
El rock en general nos ha presentado muchas caras a lo largo de su historia. Su rebeldía esencial es ambigua y eso es quizás, uno de sus mayores atractivos. Así como puede ser profundo e intelectual, también puede ser exuberante y superficial. Si alguien representó esto durante la década de los años 90 sin duda fue Lenny Kravitz, al construir un personaje que se transformó en un rock star. Pero esto no se limitó solo en la creación de una imagen, ya que su éxito está sustentado en su indudable talento como artista.
Mi interés por su obra fue tardío. La primera vez que supe de la existencia de Lenny Kravitz, fue cuando vi el videoclip de la canción “It Ain’t Over ‘til It’s Over”, en los primeros años 90. Definitivamente era un tema retro, idea que contrastaba con su aspecto personal, también retro, más relacionado a un cantante de reggae que al sonido soul que interpretaba. Si alguien por esos días puso de moda nuevamente los dread locks rasta, sin duda fue él.
En dicho video salía cantando el tema con su voz haciendo falsete y solo en ciertos puentes musicales usaba su voz franca. Después lo pude reconocer con esa voz nasal, en otra canción donde interpretaba a dúo con Mick Jagger el tema funk “Use Me”, que era parte del proyecto solista del vocalista de los Rolling Stones. Esa segunda vez que lo escuché, reforzó mi idea de que era solo un cantante de música afroamericana. Pero ésta impresión se quedaría corta al ir descubriendo posteriormente, nuevas caras de su trabajo. Fue una sorpresa escuchar por primera vez los riffs de su guitarra en “Are You Gonna Go My Way”, un hard rock cantado por su potente voz. Entendí entonces, que sus fronteras musicales eran más amplias de lo que imaginaba.
Kravitz fue un producto de su tiempo. Los años 90 se caracterizaron principalmente por dos tendencias que definieron la música de entonces. Por una parte fue natural la mezcla de lo que hasta ese momento no se mezclaba, es decir, la convivencia de géneros que no solían combinarse antes. Por otra parte el recurso de la nostalgia, el regreso a la música del pasado y su revalorización. Y lo que Kravitz hizo fue justamente mezclar el hard rock con el funk, el soul, el folk, el blues, el poprock, la psicodelia y el reggae de los 60 y 70, teniendo como común denominador su forma de cantar, más ligada al rhythm & blues y el soul. Lo hizo muy bien ya que desde entonces se convirtió en una máquina de hits, apoyado por una imagen “hippie” bastante cuidada, sensual y glamorosa, que tuvo un gran efecto en el público femenino y que debo reconocer, en ese momento me hizo desconfiar un poco sobre qué tan prefabricado era como artista.
Transcurrió la década y me fui enterando de sus lanzamientos por lo que solía difundirse en los medios especializados y canales de videoclips, pero reconozco que no compré ninguno de sus discos por entonces, aunque me gustaba lo que escuchaba. Recuerdo que me pareció buena su canción “I Belong to You”, que incorporaba ciertos elementos electrónicos. Sin embargo, en lo general su trabajo me parecía a la distancia, poco innovador. Con la salida de su recopilación Greatest Hits en el año 2000, no pude evitar la tentación de acercarme de mejor manera a su música. La sorpresa fue mayúscula, ya que su trabajo era realmente bueno. No solo tenía un gran talento como compositor e instrumentista, Kravitz sin duda posee una de las mejores voces del rock de todos los tiempos.
¿Pero, de donde surgió Lenny Kravitz?
El 26 de mayo de 1964 nació en Brooklyn, Nueva York, Leonard Albert Kravitz. Es hijo de un matrimonio interracial. Su madre Roxie Rocker, era una actriz originaria de Miami, Florida, cuya familia emigró de las Bahamas. Su padre fue Sy Kravitz de origen judío, periodista y productor de televisión. Recibió su nombre en honor a su tío, Leonard M. Kravitz, soldado de primera clase que falleció en la guerra de Corea a los 20 años. Creció en un ambiente en el que no faltó la música. En su casa se oyó de todo y Lenny mostró aptitudes para tocarla desde temprana edad. A los 10 años ya hacía versiones de Duke Ellington, Sarah Vaughan y David Bowie.
En cierta ocasión, siendo muy pequeño, su madre le dijo que él era la mezcla de su padre blanco y su madre negra, pero que los demás lo verían como negro y que seguramente sufriría de discriminación por su color. Leonard pudo comprender lo que su madre quiso transmitirle de niño, cuando en la adolescencia conoció a una chica de origen judío y fue rechazado por sus padres.
En 1974 se mudaron a Los Angeles, California, ya que su madre interpretó un personaje en la serie de televisión The Jeffersons, la primera serie televisiva estadounidense en la que apareció una pareja interracial. Ahí, Kravitz se unió a los California Boys Choir, aprendiendo a tocar varios instrumentos, lo que le permitió ser admitido en el programa musical de la Beverly Hills High School.
Al terminar los años 70, Leonard se independizó. Teniendo entre 15 y 16 años tuvo que arreglárselas él solo, llegando incluso a dormir por algún tiempo en un automóvil alquilado. En 1985 sus padres se separaron y a partir de ese momento, la relación con su padre se deterioró.
En 1987 se casó con Lisa Bonet, actriz de El Show de Bill Cosby, con quien tendría a su hija Zoe. Por entonces, Leonard sentía una gran admiración por Prince, por lo que adoptó el sobrenombre de Romeo Blue e intentó hacer una carrera musical. Sin embargo, las cosas no resultaron como las había imaginado y decidió mudarse a Nueva York.
Junto al ingeniero de sonido Henry Hirsch replanteó su carrera musical, usando ahora el nombre de Lenny Kravitz y abandonando el “Look Prince”. Se acerco así a la música de su infancia y adolescencia, es decir, a los trabajos de artistas como Led Zeppelin, Queen, Jimi Hendrix, Stevie Wonder, Curtis Mayfield, Earth Wind & Fire y KISS, donde abordó temáticas sobre el amor, la paz y el racismo. Desde el principio, Lenny ha sido su propio productor musical.
Encontró cierta resistencia de la industria ya que no sabían dónde ubicarlo debido a la diversidad de géneros en los que incursionaba, pero finalmente consiguió interesar a Virgin Records, con el que editó en 1989, su primer disco al que llamó Let Love Rule. Tuvo como sencillos el tema que le da nombre al disco y “Mr. Cab Driver”, que al principio tuvieron mejor recepción en Europa que en los Estados Unidos. Además, su esposa fue coautora de un par de temas y dirigió el videoclip de “Let Love the Rule”. En un indicio de lo que sería una prometedora carrera, su representante logró que fuera abridor en los conciertos de Tom Petty and the Heartbreakers, Bob Dylan y David Bowie.
El disco Mama Said salió en 1991, en medio de su separación matrimonial. Se rumoró entonces que Lenny habría tenido un amorío con Madonna, cuando éste compuso el tema “Justify my Love”, hit del disco The Inmmaculated Collection de la diva del pop. En su segunda producción, Kravitz contó con la colaboración del guitarrista Slash de Guns N´ Roses, en el tema “Always on the Run”. Su sencillo “It Ain’t Over ‘til It’s Over”, por el que yo lo conocería, llegó a alcanzar el segundo puesto en el Billboard Hot 100. En este disco colaboró también Sean Lennon tocando el piano. El tema “Flowers of Zöe” está dedicado a su hija.
Como parte de su faceta como compositor y e intérprete de diferentes instrumentos, en 1992 trabajó para cantante francesa Vanessa Padaris en su disco homónimo, bajo la producción de Phil Spector. Al año siguiente trabajó en el disco de Mick Jagger, Wandering Spirit, adaptando juntos el tema “Use Me” de Bill Withers. Sus colaboraciones futuras con otros artistas incluirían a Aerosmith, Jay-Z, N.E.R.D, P. Diddy y Alicia Keys.
Ese año salió Are You Gonna Go My Way, un disco clave para la carrera de Kravitz. Inspirado en la música de Hendrix y Lennon, contuvo temas tan variados como la rockera “Is There any Love in Your Heart?”, la funky “Come on and Love Me”, la jamaiquina “Eleutheria”, la psicodélica “My Love, Black Girl”, las baladas de enfoque espiritual “Heaven Help” y “Believe”, además del que le da nombre al disco, en la cual participo el ex Led Zeppelin, John Paul Jones tocando el bajo. Desde este disco, Kravitz tuvo como colaboradores a Cindy Blackman en la batería y a Craig Ross en la guitarra, con quienes continuaría trabajando posteriormente.
A la par que iba alcanzando fama mundial con su música, en su vida personal tuvo que enfrentar algunos descalabros como el ya comentado divorcio y ahora, la enfermedad de su madre que fallecería en 1995, mismo año en que salió Circus. El disco estuvo marcado por su inconformidad con la industria de la música y con la situación por la que atravesaba con su madre. De ésta producción fueron los temas “Rock and Roll is Dead”, “God is Love”, “Magdalene”, “Can’t Get you Off of my Mind” y “Circus”.
En 1998 salió el disco 5, donde compuso “Thinking of You” dedicada a la memoria de su madre. En esta producción, Lenny incorpora elementos de música electrónica, en un intento por incorporarse a las nuevas tendencias, pero sin dejar el aspecto retro de sus anteriores trabajos. De este trabajo destacaron los temas “Fly Away” y” I Belong to You”. Poco después grabó el emblemático tema del grupo The Guess Who, “American Woman”, para la película Austin Powers: The Spy Who Shagged Me. Dicho tema se incorporaría a la edición europea de 5 en 1999 y en la recopilación Greatest Hits del 2000, que logró altas ventas y que incluiría el tema inédito “Again”.
Mientras tanto, entre 1999 y el año 2002, ganó cuatro veces consecutivas, el Grammy en la categoría de Mejor Actuación de Rock Vocal Masculino, estableciendo un record. Gracias a la recapitulación hecha en el Greatest Hits, yo y muchas más personas pudimos darle verdadera dimensión al trabajo de Kravitz a lo largo de 5 discos de estudio, durante la década de los años 90. A partir de ese momento puse más atención a sus pasos, aunque vendrían tiempos menos prolíficos y otra etapa de su carrera musical.
En el 2001 volvió a colaborar con Mick Jagger, ahora en su disco Goddess in the Doorway, con quien compuso el tema “God Gave me Everything”.
Para entonces Lenny Kravitz había llegado a un punto muy alto en su carrera y con su reciente recopilación logró, como fue mi caso, captar la atención de un público que se había tardado en asimilarlo. Cuando salió el disco Lenny en 2001, no fue sencillo alcanzar las expectativas generadas a su alrededor. Si bien tuvo canciones bien construidas, no logró enganchar a su público. Sin embargo, en la gira que emprendió para promover este disco visitó la Ciudad de México en 2002, presentándose ante 50,000 personas en el Estadio Azteca. Traído por la empresa Televisa, pudimos ver en la televisión a un Lenny Kravitz fuera de contexto, haciendo un cameo en la telenovela Rebelde. Eso y algunas cosas más hicieron que no tuviera ganas de asistir a su presentación, Más que por él, por quien lo traía a nuestro país.
Fue hasta el año 2004, cuando logró nuevamente buenas críticas con su disco Baptism, que contuvo temas como “Where are we Running?””, Storm” o “California”. Después de este disco, vendría una relativa pausa en la cual Lenny se tomó su tiempo para desconectarse de la vorágine en la que había estado viviendo en los últimos tres lustros. Esto le dio un espacio para otro tipo de intereses como la fotografía y el diseño. También se involucró en obras benéficas como la construcción de una clínica dental en Bahamas, que tras un tropiezo por comenzar a funcionar sin los permisos necesarios, ahora atiende a pobladores de bajos recursos de aquellas islas.
En 2007 participó en el macro concierto ecológico Live Earth, que duró 24 horas en ciudades alrededor del planeta y donde participaron 100 artistas de talla mundial, con la finalidad de generar conciencia sobre el cambio climático.
Cuatro años después de Baptism, lanzó It Is Time for a Love Revolution, que incluyó los sencillos “Bring It On” y “I’ll Be Waiting”. Grabado en Miami, Bahamas, París, Brasil y Nueva York. Es en Eleuthera, Bahamas, tierra de sus antepasados donde fijó su nueva residencia, encontrando una forma de retiro especial al vivir en una casa rodante y desprenderse de toda la parafernalia que implica ser y representar a una estrella de rock. Un “desprendimiento” que cuenta con un estudio de grabación perfectamente equipado a unos metros y una lancha Magnum Marine para sus travesías entre Bimini y Miami donde poseía entonces una gran mansión, además de otra en París, Francia.
Ese mismo 2008, tenía programado visitar nuevamente a México, sin embargo, una bronquitis lo hizo cancelar dicha presentación.
Terminó su ciclo con Virgin Records y para su nueva producción Black And White America de 2011, trabajó con Roadrunner, subsello de Warner Music. Repitió la fórmula de grabar en Bahamas, París y Londres. En la gira para promover su nuevo lanzamiento, comenzó a colaborar en el grupo de Lenny, el baterista Franklin Vanderbilt, marcando el final de la etapa de Cindy con Kravitz, su emblemática baterista, que cambiaba su apellido de Blackman a Santana, tras casarse con el famoso guitarrista méxico-estadounidense Carlos Santana.
En 2012, Lenny Kravitz apareció en la película Los Juegos del Hambre (The Hunger Games), interpretando a Cinna. Ya antes había actuado en las películas Zoolander, Precious y lo continuaría haciendo en El Mayordomo (The Butler) y Los Juegos del Hambre: En Llamas (The Hunger Games: Catching Flames), marcando así otra faceta de su trabajo artístico.
El disco Strut, el más reciente de su discografía salió en el año 2014 bajo su propio sello, Roxie Records, cuyo nombre es en honor a su madre, la actriz Roxie Roker. Ese año, también se presentó junto Katy Perry en el medio tiempo de la edición XLIX del Superbowl. Como parte de la gira promocional de Strut, se presentó en la ciudad de Estocolmo en 2015, donde se dio el incidente del pantalón roto que ventiló su “parte más íntima”, al ponerse en cuclillas en medio de un solo de guitarra.
Llegó el 2017 y con ello, el anuncio de una nueva gira a partir de abril del 2018, durante la cual se estrenara un nuevo disco, mismo que ha ido postergando su lanzamiento previsto en principio para la primavera y ahora se anuncia que será en otoño. El anuncio de la Raise Vibration World Tour fue muy bien recibido en nuestro país, ya que su segunda visita a México será el comienzo de dicha gira mundial. Al enterarme en diciembre del 2017, le dije a mí pareja: te voy a llevar a ver a tu otro novio Lenny. No pudo haber habido más dicha en el hogar.
EL CONCIERTO
Decidimos salir con bastante anticipación hacia la Arena Ciudad de México, ubicada en una zona industrial al norte de la la mancha urbana. Siendo viernes, se podía augurar mucho tráfico por la tarde. Así que salimos a las 6 de la tarde e hicimos dos horas de trayecto. Esta es la primera vez que visitamos este recinto, lo que implica un atractivo adicional. Al llegar, destaca que su larga fachada está cubierta en la parte superior por una gigantesca pantalla de leds, donde se anuncia de manera espectacular su cartelera. Estas modernas instalaciones fueron estrenadas en 2012 y tienen un cupo para 22 mil asistentes. Compré boletos en el área general al frente del escenario, así que haber llegado una hora antes de la hora indicada en el boleto, las 9 de la noche, nos permite ubicarnos muy cerca, justo del lado izquierdo del escenario.
Pedimos algo de tomar y conversamos con algunos de los asistentes. En el público predominan las mujeres, al menos en la zona donde nos encontramos. Frente a nosotros, el escenario está contenido por unas estructuras con iluminación. La que se encuentra al fondo incluye una pasarela elevada que va de lado a lado. Hay dos tarimas donde se encuentran, del lado izquierdo, la batería con un gran gong atrás. Del lado derecho están los teclados dispuestos de la siguiente manera: un piano Fender Rhodes al frente con un sintetizador Norlead encima, un órgano Hammond con otro sintetizador Norlead encima del lado izquierdo de nosotros y un piano de pared pequeño del lado derecho. Al centro del escenario, un muro de amplificadores Fender y Marshall, donde estará conectada la guitarra de Lenny Kravitz. Del lado derecho, al costado de la tarima de los teclados, hay otro muro de amplificadores de guitarra similar. A la izquierda, un gran amplificador de bajo. Arriba a los costados hay dos grandes pantallas y al centro del edificio, justo por encima de nosotros, hay dos super pantallas apuntadas a las gradas de los costados, lo que garantiza una excelente visibilidad de esos lugares tan castigados.
Frente a los instrumentos descritos, hay otro set de instrumentos que pertenecen a la banda abridora, mis amigos y colegas del grupo mexicano La Gusana Ciega, quienes comenzaron a tocar a las 9 en punto. Tuvieron dificultades con el audio ya que no estaban bien sonorizados, lo cual fue una pena. Solo se escuchaba bajo y bombo, muy poco de las guitarras, las voces y nada más. Esto no suele estar en manos de las bandas abridoras y es una práctica común e indigna para los grupos que aparecen como teloneros, con todas las desventajas que esto implica. La audiencia en general no entiende de cuestiones técnicas y terminan concluyendo que la banda suena así siempre. Aún así, una buena parte del público coreo sus canciones.
Al terminar La Gusana Ciega, entraron al escenario una veintena de técnicos. Unos desmontan sus instrumentos, otros limpian el suelo y otros hacen los últimos ajustes para Kravitz y su banda. Del lado del amplificador del bajo, instalan cuatro bajos en sus atriles y tras éste, aguardan unas congas, listas para ser movidas más adelante. En la tarima de los teclados, ponen en una de las esquinas de adelante, un par de botellas que parecen ser de alguna cara bebida espirituosa. Volteo para ver el nivel de asistencia y el lugar se encuentra a más del 90% de su capacidad.
A las 10 de la noche, se oscurece el recinto para dar lugar al concierto esperado. Frente a nosotros ingresan la bella Gail Ann Dorsey, quien lleva una larga trayectoria en el rock y que fuera bajista de David Bowie. Le sigue el baterista Franklin Vanderbilt. Al otro lado sube el guitarrista Craig Ross. Tras la cuenta de Franklin suenan los primeros acordes de “Fly Away” y se encienden las luces provenientes de las estructuras, lanzando su haz en diferentes direcciones. Al centro, sobre la pasarela, se encuentra Lenny Kravitz con su guitarra tocando y el estruendo del público, principalmente los gritos femeninos, estallan en el lugar. Tanto Gail Ann como Craig hacen los pegadizos coros de la canción mientras Lenny lleva la voz principal, obviamente.
Por nuestra ubicación, comienzan los empujones, aunque están bastante decentes. El ánimo de los asistentes es festivo y apenas es la primera canción. La presencia sobre el escenario de Gail Ann es bastante fuerte. Terminan y el aplauso y los gritos son realmente estruendosos. Continúan con “Dig In”, donde Lenny pasa al frente, más cerca de nosotros. Siguen con “American Woman”, cover del grupo The Guess Who, donde se incorpora el tecladista George Laks. Al final de esta canción, el coro transmuta a un reagge, que a su vez se convierte en un cover de “Get Up Stand Up” de Bob Marley. Siguen con “It Ain’t Over ‘Til It’s Over”, mi primera referencia de Kravitz en los 90. Toca el turno de la entrada al escenario de la sección de metales conformada por el francés Ludovic Louis en la trompeta, Harold Todd en el sax tenor y la flauta, además de Michael Sherman en el sax barítono. Lenny cambia de guitarras, pero es un técnico el que se las lleva. Por su parte Gail Ann hace sus cambios de bajo ella misma al tenerlos a un lado.
Los atuendos de todos ellos remiten al hippismo. Por lo pronto Lenny usa una especie de chaleco vaquero sobre una blusa de malla, un pechero con estoperoles y unos pantalones acampanados gris oscuro. Ross usa pantalones de cuadros, una camisa floreada y un sombrero de ala ancha. Gail Ann porta un atuendo con estampado tipo africano y chaleco. La sección de metales llama la atención por los cabellos de sus tres integrantes, Ludovic con el cabello corto decolorado, Michael, el único blanco de la sección, con su cabello rubio largo y Harold con el cabello corto negro.
El espectáculo continúa con cambios de ritmo, pero siempre captando toda nuestra atención, éxito tras éxito. Interpretan “Stand By My Woman”, y es cuando Lenny se acerca al público, bajando del escenario justo frente a nosotros. Lo tenemos a menos de tres metros de distancia. Los remolinos de gente, sumados a los gritos son un momento bastante bizarro. Finalmente regresa al centro del escenario. En seguida tocaron “Believe” y “I Belong to You”, que es coreada por miles de voces. Continúan con “Stop Draggin’ Around”, que pone a bailar a todos los presentes. En cierto momento Ludovic deja la trompeta y toca las congas que hasta entonces habían estado tras el amplificador del bajo. Después tocan “Lift Me Out of My Head”, que culmina con un increíble solo de saxo interpretado por Harold Tood. Lenny toma unos buenos tragos de una de las botellas que se encuentran en la tarima del teclado.
Continúan con la canción “The Chamber”, que en su arreglo tiene cierta referencia a la música disco, aunque con un tratamiento más oscuro. Kravitz hace una pausa para presentar a su banda. Comienza con la sección de metales y sigue con Franklin, mencionando que es su cumpleaños. El público corea “Las Mañanitas”, canción con la que festejamos en México a los cumpleañeros mientras Lenny nos anima a hacerlo. Presenta a George, luego a Gail Ann que se lleva la mayor ovación y termina con Craig, su compañero de mil batallas que también es muy aplaudido. Después de esto tocan “Can’t Get You Off My Mind”.
Comienzan a enfilarse al final con “Where Are We Runnin’?”, seguido “Mr. Cab Driver”, que consigue nuevamente el coro masivo de los asistentes. Terminan con “Let Love Rule”, con un largo final en el que invoca nuevamente al gran coro, mientras Craig se luce con un solo apoteósico y Lenny se acerca a nuestro lado nuevamente, con el consecuente alboroto. Señaló una pancarta de alguien que decía que su mamá estaba ahí festejando su cumpleaños. En cierto momento, le pide a otra persona del público, la bandera que ondeaba felizmente. Tenía la imagen de un corazón hecho por las palabras Let Love Rule y en la base decía Mexican. Una vez con la bandera en sus manos, la presento con las manos en alto. Se respira una gran energía y comunión entre Kravitz y su público. Al terminar, dan las gracias y salen del escenario para dar pie al tradicional ritual de hacerlos volver.
Lo hacen tocando “What the Fuck Are We Saying?”, “Always on the Run”, donde Lenny pone a brincar a todos, y acaba con “Again”. Vuelven a despedirse y salen.
Aún nos tienen reservada una pieza infaltable que interpretan apenas salen al escenario, ya por tercera vez, cuando después de golpear el gong, Franklin comienza a tocar con ese golpe que recuerda a la canción “Move Over” de Janis Joplin, seguido del riff de “Are You Gonna Go My Way” que enloquece al instante a la gente que comienza a brincar y bailar. Volvemos a tener la suerte de que se acerca a nosotros con su guitarra Gibson Flying V y nos dedica unos momentos antes de subir al escenario y concluir definitivamente la presentación de la noche.
El encendido de las luces de la Arena, es la señal indiscutible de que ya no volverán. Así que después de la diversión, tomamos camino entre la masa, rumbo al estacionamiento.
Conclusión.
Mal hacen los que ven en Kravitz un artista superfluo. No me queda duda de su talento como compositor de temas que se impregnan en la memoria, productor refinado de un sonido muy bien estudiado, virtuosismo multi instrumentista, experimentado front man y cantante poseedor de una voz que proyecta la fuerza de una raza. A lo que le suma la proyección de una imagen efectiva que lo ha ayudado a crear su personaje, un rock star amado por las mujeres y admirado por los hombres. ¿Cuál es la verdad detrás de Lenny Kravitz? Eso solo lo sabe Leonard Albert cuando descalzo, se pone a lavar su ropa sobre alguna roca de la isla Eleuthera, en las Bahamas, con una manguera y dejando que se seque al sol.
Sr González (texto y fotos)