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El genuino y atemporal rocanrol de Luz Verde

Luz Verde

Luz Verde

Café Berlín, Madrid

(Octubre 13, 2019)

 

Siempre es un placer reencontrarse con Luz Verde, la banda que vimos nacer en Caracas hace casi 25 años y que desde hace 15 reside en Barcelona. De aquellos cuatro jóvenes entusiastas del más genuino rocanrol, siguen tres de ellos: los compositores Carlos Mendoza (voz, guitarra) y Wilbert Álvarez (voz, guitarra) y el motor rítmico Eduardo Benatar. Cuentan ahora con el excelente bajista José Alejandro Dos Ramos.

Lo mejor de todo es comprobar que el tiempo no ha hecho mella en su actitud. El estupendo catálogo de canciones que han coleccionado a lo largo de siete discos dio para que nos regalaran una hora y 45 minutos de música y quedaran unas cuantas pendientes. Cuatro años sin tocar en Madrid y con parte de su viejo público caraqueño presente, conformaron un concierto de gran emotividad y cercanía.

Fueron generosos tocando 20 canciones, sin dejar fuera a ninguno de sus álbumes. La potente “Cenando con el Diablo” de En llamas (2010) dio comienzo al show y desde ese momento quedó clara la conexión con el público. Sin pausa, siguieron con la rockera “Al  borde”, de El final del mundo Vol 1 (2012) y abordar dos temas del disco Manual de buenas costumbre (2008): la nostálgica “Barcelona” -con estupenda armónica de Wilbert- y el boogie-swing “Esperando por una canción”, que incluye un pequeño segmento con kazoo. Aquel disco fue el primero que publicaban tras su mudanza a Barcelona.

Siguieron con “Las Vegas”, un tema de espíritu rollinga, durante el cual Wilbert bajó por primera vez hacia el público, poniéndolo a cantar. La esplendida “En llamas” fue uno de los puntos álgidos, con su pegadizo groove.

Del hasta ahora más reciente álbum, Nada es imposible. El final del mundo Vol II (2014),

abordaron el temazo, “Humo dorado”, para luego regalarnos una de las piezas mas blueseras, “El final del mundo”, coreada por la mayoría.

Continuaron con otro par de En llamas, comenzando por la melodiosa “Historia personal”, con la inclusión de “The End”, parte final de la suite de Abbey Road (1969) de The Beatles, merecido homenaje en su 50 aniversario.  La otra fue “Mira hacia adelante”, una acelerada pieza con fantásticas armonías vocales de Mendoza y Álvarez, sello de identidad de Luz Verde.

Luego del midtempo “Lluvía”, el boogie blues con contenido social y reflexión sobre la vida, “La lucha”, contagió a muchos, en especial dos fans que no pudieron de ahí en adelante dejar de bailar.

Un tema que funciona como declaración de principios es “La misma vaina”, una mezcla de Andrés Calamaro, The Rolling Stones y Creedence Clearwater Revival, en el que el siempre extrovertido Wilbert se explaya sobre lo que significa seguir siendo roqueros “aún”. Sin duda, tiene talento para el stand up comedy. En contraste, siguieron con “Luna de papel”, otro tema de aquel discazo de 2008, probablemente uno de sus temas más contagiosos y radiables.

La nostalgia se apoderó totalmente de unos cuantos con “Manela”, la elegida del primer disco Cinema Cero (2000), cantada a todo gañote por esos fans primerizos. Luego de ella amagaron con despedirse pero como el tiempo apremiaba, de inmediato tocaron la stoniana “De fiesta por El Sol”, un rocanrol potente al que siguió “Guitarra invisible”. Luego tocaron “Ranchera”, una pieza del segundo disco, Rocanrol (2004), que compuso Benatar tras un despecho.

Con la contagiosa “Solo Solo”, con un riff inicial que recuerda a “Honky Tonk Woman” de los Stones, dijeron que “ahora sí” se despedían, poniendo a todos a cantar, incluyendo el final a capella del público “solo solo como un pe pe perro”…

Pero ni ellos ni nadie tenían intención que el concierto terminara, y en medio de las peticiones eligieron tocar “Un clavo saca otro clavo”, y aunque no la tenían ensayada con el bajista, salieron airosos.

Cuesta buscar respuestas al porqué una banda que suena tan sólida, con dos fantásticas voces perfectamente acopladas, una base rítmica fabulosa y grandes canciones, no está en el Olimpo del rock en España y permanece como una banda de culto. Musicalmente no hay nada que les falte.

Larga vida para Luz Verde.

Juan Carlos Ballesta