En este 2019 se cumplen 20 años de cuando él entonces adolescente Joseph Mount creó en su mente el proyecto que le cambiaría la vida. Su sofisticado sexto disco, Metronomy Forever (Because Music), representa un significativo paso adelante. Su publicación lo trajo a España de promoción, por lo que aprovechamos para entrevistarlo. Mientras, ya comenzó la cuenta regresiva para las presentaciones en marzo de 2020.
Juan Carlos Ballesta
En 1999 aún faltaban unos años para que cristalizaran las ideas que Joseph ponía en práctica en su habitación cuando vivía con sus padres en Devon, Inglaterra. A finales del siglo 20 se vivía la masificación de la música electrónica, desdoblada en muchas vertientes. La vanguardia la exhibían sellos como Warp, plataforma para propuestas como Autechre, Aphex Twin, LFO, Squarepusher y muchas más, sin duda inspiración para el inquieto Joseph.
Fue en Brighton donde el proyecto comenzó a tener eco y cristalizar. Primero se envolvió en la escena electrónica y comenzó a ejercer de DJ, sesiones en las que aprovecha para colar algunas de sus composiciones. Animado por algunas personas que lo escuchaban con atención se decidió a grabar y editar su primer álbum como Metronomy, Pip Paine (Pay The £5000 You Owe) en junio de 2006, en una edición limitada de 500 CDs con un empaque especial.
Involucrando a su primo Oscar Cash (teclados, saxo, melódica) y a un viejo compañero de estudios, Gabriel Stebbing (teclados, bajo), ensambló un trío para poder interpretar en directo las creaciones hechas y grabadas en soledad. En paralelo fue incrementando su rol de remezclador, mientras nuevas ideas dieron como consecuencia un segundo trabajo, Nights Out en 2008.
A lo largo de la nueva década, la popularidad de Metronony no ha hecho más que crecer. Los discos que siguieron, The English Riviera (2011), Love Letters (2014) y Summer 08 (2016), siguieron una interesante línea creativa que ha traído a Joseph Mount hasta el presente trabajo, Metronomy Forever (2019), con el cual expande su universo aún más, comenzando a abrir las compuertas de una nueva etapa.
Mount (voz, teclados, guitarra) sigue manejando las directrices y concibiendo las creaciones a su manera. Lo acompañan desde hace unos años el inseparable Oscar Cash, Anna Prior (batería, voz), Olugbenga Adelekan (bajo, voz) y Michael Lovett (teclados, guitarra), formación a la que podrá verse en Madrid y Barcelona en marzo de 2020.
Una soleada mañana veraniega, sostuvimos un encuentro con Joseph, un tipo simpático y conversador.
¿Qué tiene de diferente el nuevo disco Metronomy Forever respecto a los anteriores? ¿Cómo lo definirías?
Pienso que este disco es como el comienzo de una nueva etapa, de una nueva proposición. Es un álbum muy emocional, al contrario del anterior que fue hecho más por el simple placer de hacer un álbum, es más simple y con el cerramos un capítulo.
El fantástico video de “Lately” es un evidente guiño al formato cassette que en buena medida definió los años 80. ¿Hay algún mensaje subliminal relacionado con los formatos actuales y las nuevas tecnologías?
Yo creo que el mensaje no es tan subliminal (risa). Para mí es como si recogiera un casete del lugar donde yo sé que va a estar. Es algo que me hace recordar cuando era un niño. El video tiene que ver con los formatos, algo que me interesa. El casete es también como un browser, como Spotify o cualquier otro. Buena parte de mi amor e interés por la música proviene de esos formatos tangibles como el casete o el CD. Y eso no quiere decir que el casete sea un formato de calidad. Mucha gente después de cierta edad se pone nostálgica acerca de “los buenos viejos tiempos” en los que la música se escuchaba de tal o cual manera. Quizá dentro de 20 años la gente se ponga nostálgica de Spotify (risas).
Metronomy ha sido definido como “electronic rock”, “indie pop”, “indietronica” o incluso “wonky pop”. Mi percepción es que el sonido bebe del synth pop de los 80 y el IDM de los 90 y podría ser englobando como “dance electro pop”. ¿Qué opinas de las etiquetas? ¿Ayudan o desorientan? ¿Podrías dar tu propia definición de Metronomy?
Yo me he visto a mi mismo usando términos para describir alguna música. Yo sé que mucha gente y músicos odian las etiquetas, pero yo pienso que son herramientas útiles porque cuando alguien pregunta ‘qué tipo de música haces o qué tipo de música es tal otra’, responder cosas como ‘a mí no me gusta definir la música’, no ayuda en nada. Es mucho más fácil y útil decir “es electro pop”.
En cuanto al sonido de Metronomy podría definirla como “electronic indie music with guitars”, pero es más simple “electro pop”.
El nombre Metronomy podría sugerir cierta influencia del sonido motorik alemán de de Neu! o Kraftwerk. ¿De dónde proviene el nombre?
Cuando yo tenía 17 años, durante los 90, estaba muy metido con el sonido de Aphex Twin, uZiq y toda esa corriente del IDM, a la que muchos catalogaban como abstracta y pretenciosa. Pensé entonces en nombres como “metronome” o “astronomy”, en alguno que sonara misterioso como DJ Shadow. Entonces decidí ponerle Metronony a mi proyecto y estoy muy orgulloso y feliz porque era con el tipo de cosas con las que me gusta que me asocien.
La palabra en realidad no existe pero ayuda a describir mi música. El nombre ahora es una buena herramienta para definir el sonido con palabras.
En tus comienzos como Metronomy te encargabas de casi todo. Han pasado 13 años desde el primer disco. ¿Cómo ves en perspectiva la historia del proyecto? ¿De qué te sientes más orgulloso y satisfecho?
Han sido 6 álbumes en 13 años, lo cual no es tan usual en estos tiempos. Trato que cada disco refleje el momento, cuando estaba en mis 20 o en los 30. No estoy muy preocupado de eso que llaman “el legado”. Todos esos discos son un hecho, un documento de lo que he hecho en el pasado y me siento orgulloso. No voy a decir yo si es un viaje interesante o no, en todo caso es un viaje.
¿Cuán importante es para ti contar con el apoyo de otros músicos? ¿Cuánto peso tienen en las decisiones creativas?
Yo trato de no pasar mucho tiempo grabando un álbum y sí mucho más en los tour. Entonces somos varios compartiendo todo el tiempo, cada quien tiene su función, y debemos ser felices para que funcione. Realmente respeto la opinión de cada uno, aunque todos busquen mi última palabra. Su soporte es muy importante
Cuando Metronomy editó el primer álbum la plataforma que dominaba el interés de los músicos y sus fans era MySpace. Mucha agua ha corrido desde entonces. Surgieron las redes sociales y nuevas plataformas. También regresó desde ultratumba el vinilo. La relación entre músico y fan es ahora más cercana.
En mi carrera las redes sociales han sido y son muy importantes. Han ido cambiando desde MySpace y son herramientas que si bien se usan para promocionarse también son para comunicarse directamente con las personas a quienes les gusta tu música. Puede llegar a ser muy intenso, pero es maravilloso poder hablar con gente en cualquier parte del mundo. Con Instagram puedes hablar directamente de manera individual. Recuerdo la época de MySpace cuando comprabas un disco y te inscribías en el fan club y recibías cartas.
¿Qué piensas de la masificación del Streaming Audio? ¿Prefieres esa opción a una colección de discos?
Pienso que está muy bien. Yo tengo una gran colección de discos, y gracias a los discos es que llegué a ser músico. Eso es una gran parte de mí y es difícil una transición hacia una perspectiva diferente. El formato vinilo es un formato maravilloso para la música. Hay álbumes fantásticos. Con el streaming puedes descubrir cosas increíbles, aunque no sean discos.
Si tuvieras que elegir los cinco discos y los cinco artistas que más te han nutrido e influido en tu vida, ¿Cuáles serian?
Probablemente Revolver (1966) y también Rubber Soul (1965), ese periodo que siguió a los primeros discos super exitosos de The Beatles, discos con los que uno dice “wao…qué interesantes”. Luego In Utero (1993) de Nirvana, que fue un gran disco para mí cuando era un adolescente. Es el perfecto “teenage record”.
También Entroducing (1996) de DJ Shadow, que es un increíble disco. Otro disco que me marcó es In Search Of (2001) de N.E.R.D. con Pharrell Williams. Antes de eso estaba obsesionado con Autechre, con ese tipo de música electrónica muy técnica.
Y finalmente puedo mencionar The Love Below (2003) de Outkast, que es un gran disco para mí.
¡Un recorrido cronológico!
Es verdad, no me di cuenta (risas)

Has realizado una extensa cantidad de remixes. ¿De cuales te sientes especialmente orgulloso? ¿Hay alguno que quisieras olvidar?
¡Pues no lo sé!. (Largo silencio). Podría ser el remix de “I´m Good, I´m Gone” del primer disco de Likke Li, un ejemplo de tener una buena canción y hacer algo diferente
¿A quién te gustaría remezclar?
Quizá algo muy pop como Rihanna o Katy Perry, podría ser divertido
De todos los conciertos que habéis ofrecido, ¿cuales han quedado en tu memoria como los más memorables?
No es porque estemos en España, pero uno de los mejores fue en el Primavera Sound hace cinco años. Eran las 3 de la mañana, acabábamos de regresar de América y teníamos un terrible jet lag, pero apenas nos montamos en el escenario ante esa audiencia gigante todo fue maravilloso. No entendíamos mucho porqué Metronomy era tan popular en España. Fue muy emocionante y nos hizo olvidar lo cansados que estábamos.
Otro gran momento fue un loquísimo concierto en Mexico, en el Corona Capital Festival, donde tuvimos también una audiencia fabulosa.
Ha habido otras, pero estas dos son experiencias especiales, muy emocionales.
¿En qué sitios sueñas con tocar en donde aún no te hayas presentado? ¿Qué tal te ha ido en Suramérica?
Yo creo que en Africa. He tocado en Marruecos, pero me gustaría por ejemplo en Nigeria o Ghana. También en China o Corea del Norte (risas).
Hemos tocado en varios países de Suramerica, en Brasil, Colombia y Argentina. Ha sido maravilloso. Lo triste es que nunca paso más de tres días y quiero regresar. No he tocado en Venezuela ni en Cuba…
Habíamos iniciado la entrevista con una escueta presentación del lugar de nacimiento de Ladosis (Caracas), por lo que la frase final fue una especie de guiño de su parte que le originó una risa algo nerviosa y un tímido encogimiento de hombros, seguida de una mueca mía. Con ella cerramos un muy interesante encuentro.