Luego del suceso del debut, Tubular Bells, el talentoso inglés se aventuró con otro ambicioso álbum instrumental compuesto por dos partes
Mike Oldfield
Hergest Ridge
Virgin Records. 1974. Inglaterra
El laureado guitarrista y multi instrumentista inglés, Mike Oldfield, entró por la puerta grande de la música con la debutante y magistral obra Tubular Bells (1973), una extensa composición de dos partes a modo de canon donde la melodía era interpretada por Mike en diversos instrumentos de cuerdas, vientos y electrónicos que culminaba, en su primera parte, con las resonantes y gloriosas campanas tubulares.
El inicio de esta extensa composición fue además la obertura del polémico y trascendental film The Exorcist (1973) del director estadounidense William Friedkin
La segunda parte, similar en formato, incluiría las voces de Mundy Ellis y Sally Oldfield. Mike apenas tenía 20 años y su debutante grabación también sería la primera huella sonora del reconocido sello Virgin Records, uno de los más importantes dentro del movimiento del progrock y luego del punk y post punk.
Aquella primera obra, esencialmente instrumental, con una única voz presentando a cada uno de los instrumentos protagónicos, dio a Oldfield una fama e internacionalidad inesperada.
Sorprendido, abrumado y emocionalmente afectado, el músico continuaría su carrera con nuestra celebrada obra. Similar en formato a “Campanas tubulares”, dada también las limitaciones del formato vinilo, Hergest Ridge nos presentaba una obra un poco más madurada e igualmente atractiva.
El título del álbum alude a una prolongada colina en los límites entre Inglaterra y Gales, muy visitada por los fanáticos de Oldfield quien, para aquellos días, habitaba allí. Es además el motivo de la imagen portada de Trevor Key.
El LP fue producido por Mike Oldfield y Tom Newman, quienes además tomaron las riendas de la ingeniería de audio, escogiendo el estudio The Manor de Richard Branson, al igual que Tubular Bells, para registrar esta placa discográfica.
Al igual que su obra antecesora, Mike interpreta diversos instrumentos de cuerdas, vientos y electrónicos pero acompañado esta vez por los oboístas June Whiting y Lindsay Cooper, el trompetista Ted Hobart y el redoblante de Chilli Charles, quienes juegan un rol protagónico.
Adicionalmente, participan en las voces la hermana de Mike, Sally Oldfield, y Clodagh Simonds. Además del coro y las cuerdas que en esta ocasión dirigió David Bedford (†).
La primera parte de 21’33” inicia con un fondo a modo de ambientar la melodía con un vibráfono y lo que pareciera una gaita escocesa. Recurrentemente y similar a aquella de Tubular Bells, van protagonizando bajo, mandolina, guitarra eléctrica, trompeta y sucesivamente otros.
A diferencia de su primera obra, no hay presentador. Un abrupto cambio ocurre casi en el sexto minuto con Hobart en la punta. Luego, en uno de los momentos más álgidos de esta primera parte, Mike va disminuyendo hasta un hermoso pasaje donde los oboes son los protagonistas de este otro tema en el que Oldfield, de algún modo, destila su apego por obras sinfónicas bajo un lenguaje elocuente aunque sencillo.
A partir del minuto ocho, aproximadamente, Oldfield nos adentra en otro terreno durante casi cinco minutos para traernos un reminiscente momento a su primogénita obra con la inclusión de sus campanas tubulares y el bajo. Desde ese momento el temperamento tiene un carácter un tanto misterioso.
La emotiva dinámica encuentra otro pasaje evocador de la Navidad con el sonido de las cascabeles al fondo y que pronto se hacen protagónicas con la guitarra eléctrica cargada de efectos.
Los últimos seis minutos de esta parte encuentran al coro y las voces femeninas creando un excelente contraste con el inicio y el punto medio de esta primera parte. Piano, voces, órgano, campanas tubulares y flauta nos llevan hasta la conclusión de la primera parte.
La segunda parte inicia con un hermoso motivo en guitarra clásica y órgano. La guitarra eléctrica irrumpe hacia el segundo minuto y medio, llevándonos, con la mandolina y el órgano, a un punto calmo para luego desarrollarse en crescendo a mitad del segmento.
Es entonces donde la flauta es protagónica junto a lo que pareciera ser una sugestiva gaita escocesa al fondo y somos luego sorprendidos por una abrasiva sonoridad y una especie de danza que se extiende más allá del minuto quince.
Es, sin dudas, un agobiante momento dentro de toda la obra, tal vez la descripción musical de algún agreste paraje de Hergest Ridge. Es entonces en el 15’33’’ donde viene el hermoso y contrastante momento con la guitarra clásica y las cuerdas. Otra muestra del apego de Mike por lo orquestal.
Hergest Ridge fue otro resonante éxito comercial en la carrera del hoy legendario músico quien con su distintivo sonido y creatividad tiene una carrera discográfica de veinticinco discos aproximadamente que incluyen clásicos como Ommadawn (1975) y su interesante secuela Return of Onmadawn (2017) , Five Miles Out (1982), Crisis (1983) (con la participación de Jon Anderson de YES) y la banda sonora del film The Killing Fields en 1984, además de Tubulars II (1992), Tubular Bells III (1998) y Tubular Bells (2003).
Leonardo Bigott
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