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The Hope Six Demolition Project: el intenso y polémico álbum de PJ Harvey

Pj Harvey

El 15 de abril de 2016 la versátil y siempre sorprendente cantautora inglesa publicó su excelente y polémico noveno álbum

PJ Harvey
The Hope Six Demolition Project

Island Records. 2016. Inglaterra

Una vez más la inglesa Polly Jean Harvey sorprende. Cuando muchos esperaban la continuación del sofisticado y muy celebrado Let England Shake (2011), que recibió todo tipo de premios y las más positivas críticas alrededor del mundo, PJ regresa con un trabajo diferente, con algunos elementos que llevan más allá su afán por desnudar y retratar con sus letras la crudeza y sordera de nuestra sociedad.

Musicalmente, aquel disco fue una manera de demostrar que más allá de la intensidad eléctrica que la hizo famosa en los años 90, también era capaz de adentrarse en terrenos intimistas y experimentar con instrumentos como la cítara, el autoharp y el xilófono. En el plano conceptual, fue una expedición por la historia de Gran Bretaña, sin cortapisas ni concesiones. Una visión contada desde el presente al pasado.

Cinco años después y a un cuarto de siglo de su irrupción como solista con el incendiario single “Dress” en 1991, nos presenta un disco tan controversial como fabuloso. El título se refiere al plan desarrollado por el Departamento de Desarrollo Urbanístico y Vivienda del gobierno federal de Estados Unidos (Hope VI) destinado a sustituir viejos urbanismos que estaban deteriorados o ya no cumplían con su cometido por otros más funcionales.

Fue aprobado por el Congreso en 1992 en tiempos de George Bush y convertido en ley en 1998. Desde entonces se han destinado unos 7 billones de dólares en revitalizar o construir unos 300 complejos habitacionales. Sin embargo, muchos han criticado el proyecto por tener objetivos correctos pero malas prácticas en su ejecución.




PJ Harvey decidió adentrarse en este farragoso terreno desde que visitó Washington D.C. junto al fotógrafo y cineasta Seamus Murphy, con quien participó en un recorrido guiado por Paul Schwartzman de The Washington Post a través de algunos desarrollos en la ciudad.

Luego escribió las canciones durante los viajes a Kosovo, Afganistán y de nuevo la capital estadounidense, que también sirvieron para su libro de poesía “The Hollow of the Hand”.

De cada viaje salieron canciones convertidas en latigazos. De la visita a Kosovo en 2011 surgió “The Wheel” , una noria metafórica relacionada con la limpieza étnica. Del viaje anónimo a Afganistán en el invierno de 2012 quedan como testimonios «The Ministry of Social Affairs» o la final «Dollar Dollar’» que retrata a un niño pidiendo a través de la ventana del carro.

El viaje a Washington en 2014 queda patente en temas como “Medicinals” y “River Anacostia” y especialmente “The Community of Hope”.

Las críticas de algunos políticos directamente involucrados no se hicieron esperar, en especial por afirmaciones como “se destruyen viviendas públicas en áreas con altos índices de criminalidad para hacer otras mejores, pero con el resultado que muchos de los previos residentes no se les permite vivir allí por razones de limpieza social”.

El antiguo alcalde Vicent C. Gray declaró: “No me dignaré a responder a esa locura de composición”. Mientras que su jefe de campaña fue más lejos y dijo que PJ Harvey es a la música lo que Piers Morgan es a los noticieros, en clara alusión al amarillismo y sensacionalismo del presentador británico.

El pastor Grant Thompson recomendó a Harvey conocer y ver más la ciudad. Por su parte, Laura Snapes escribía en Pitchfork Media que Harvey señala los problemas en tres comunidades pero no propone soluciones. Pero nadie puede ignorar que en esa visita Murphy fue asaltado, le quitaron la cámara y debieron agarrarle puntos en un hospital.




Lo cierto es que, desde el punto de vista formal, PJ es un músico a quien no corresponde solucionar esos problemas y por tanto puede tomarse la libertad de criticar si lo considera conveniente y dejar en el tapete la denuncia, más allá que pueda equivocarse o no.

No es canción protesta tal como se manejaba en los años 60 y 70, sino una descarnada fotografía de realidades actuales.

El resultado musical de este noveno disco es soberbio, intenso, repleto de grandes momentos como el blues cavernoso “The Ministry of Social Affairs”, la inquietante belleza de “A Line in the Sand” o la exquisita “The Orange Monkey”.

Para ello trabajó con la misma banda base del anterior álbum, que incluye a su inseparable John Parish (guitarra, percusión, mellotrón, teclados, acordeón, coros, producción), el australiano y ex mano derecha de Nick Cave, Mick Harvey (bajo, guitarra, teclados, coros), Jean-Marc Butty (percusión, coros), Flood (producción, sintetizadores), e invitados de lujo como los multi-instrumentistas Alain Johannes, James Johnston y el saxofonista Terry Edwards (estos últimos de la banda Gallon Drunk).

Harvey amplía su paleta instrumental atreviéndose también con el saxo (que se erige en el instrumento principal y que tocaba en su primer grupo Automatic Diamini), además de guitarra, armónica, violín y autoharp.

El disco fue creado a partir de sesiones abiertas al público como parte de una instalación de arte en Somerset House llamada Recording in Progress (Grabación en progreso), cada una de 45 minutos y que comenzaron el 16 de enero de 2015 y terminaron un mes más tarde.

Los asistentes pudieron ver a PJ crear el álbum a través de un vidrio unidireccional, sin teléfonos celulares. Todo fue filmado por Seamus Murphy, quien a la postre dirige los dos primeros videoclips que acompañan a los temas “The Wheel” y “The Community of Hope”.




The Hope Six Demolition Project llegó al primer lugar de las carteleras británicas apenas se editó en abril pasado, siendo el primer disco de Harvey en hacerlo, pero a la segunda semana sufrió uno de los más notables descensos de la historia para un trabajo que entra de una vez a encabezar las listas, llegando al puesto 23. Probablemente se haya debido a la controversia que trajo consigo.

El resultado son 41 minutos sin desperdicio, que muestran a una PJ Harvey en un alto grado de inspiración y atrevimiento. A sus 46 años la nativa de Dorset luce indómita y libre de corsés.

Juan Carlos Ballesta

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