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Wire en Madrid: la potente austeridad de una leyenda

Wire

Wire

Cool Stage, Madrid

(Noviembre 28, 2018)

 

Son 42 años de historia, con dos períodos de silencio discográfico en el que sus integrantes lo intentaron con otros proyectos. En total, 16 álbumes de estudio, 12 EPs, muchos singles y compilados, un fantástico cuerpo de trabajo construido desde la periferia de la industria musical.

Wire nunca ha sido una banda masiva ni de grandes ventas, pero sí una de las bandas más influyentes surgidas de la efervescente escena londinense de 1976-77 que arrojó todo tipo de propuestas alineadas en mayor o menor grado con la estética punk. Sin embargo, Wire era distinta a todas las demás y siguió siendo diferente. Quizá nunca fue netamente punk sino simplemente una banda de rock no convencional cuyo espacio-tiempo coincidió con un momento único. Su primer disco fue un manifiesto de minimalismo y urgencia, con canciones incluso por debajo del minuto de duración.

De aquellos cuatro jóvenes, siguen tres de ellos: Colin Newman (voz, guitarra), Graham Lewis (bajo, voz) y Robert Grey (batería). La retirada del guitarrista Bruce Gilbert en 2006 fue suplida en 2010 por Matthew Simms, quien resulta clave en el sonido en directo.

Newman, ya no tiene casi voz y se ayuda con una tableta para no olvidar las letras, pero aún así ese aspecto es sobrepasado por el poder de cada canción. Grey a veces sufre para mantener la métrica y en ciertos momentos recibe señales secretas de Newman y Simms. Ninguno de ellos se comunica mucho con el público, ni utilizan imágenes de apoyo. Son fieles a su austeridad. Instrumentalmente, Wire sigue sonando contundente.

A pesar de su extenso legado, no tienen miedo alguno a comenzar el concierto con dos fantásticos temas nuevos, “Be Like Them” y “Mindhive”, dejando claro que un nuevo disco se asoma en el horizonte.

Antes que imperara la inquietud, lanzaron la inefable “Three Girl Rhumba”, cortísimo tema del debut Pink Flag (1977) que nos puso a tono y que sirvió de preámbulo para otra histórica, la neurótica “Underwater Experiences”, que a la distancia descubre su influencia en bandas como Devo.

Newman y Simms fueron construyendo una pared sonora envolvente y a medida que fue transcurriendo la presentación la intensidad fue creciendo. “Over Theirs”, de The Ideal Copy (1987) sonó soberbia, y de ese disco escogieron también “Ahead”. “Off the Beach” presentó la cara más new wave y melódica de la banda, dando paso a “Small Black Reptile” de Manscape (1990), quizá la que sonó más floja. “Red Marked Trees”, que da nombre al álbum de 2010, subió los decibeles, con un excelente trabajo de Simms.

Art of Persistence” posee todo el aroma del mejor dark rock melódico de los 80 y aunque la voz de Newman sonó al borde, la pieza fue de las mejores y más aplaudidas. Entre tema y tema afinan y prueban sonidos como si estuvieran en la sala de ensayo frente a los amigos. Así comenzó “360°”, otro tema nuevo que nos retrotrajo a sus inicios.

De su reciente Silver/Head (2017) tocaron “Playing Harp for the Fishes” y “Short Elevated Period”, sin duda dos de los mejores del reciente disco, la primera la única que contó con la voz solista de Lewis.

La parte final fue realmente magistral con la misteriosa “Shadows”, que se fusiona con la extensa incursión guitarrera de “Hung” en la que Simms desata toda su furia sobre una repetitiva y contundente base rítmica, estableciendo paralelismos con Sonic Youth y Swans. Fue una apoteósica manera de despedirse, demostrando que Wire es mucho más que canciones cortas de urgencia punk.

Regresaron para tocar el clasicazo del disco 154 (1979), “Two People in a Room” y “Drill”, del EP Snakedrill, que en 1986 rompió el primero de los dos largos silencios discográficos.

Como corresponde a una banda de las características de Wire, el concierto fue corto, poco más de hora y cuarto, pero muy nutritivo. Newman, Lewis, Grey y Simms, lucen aun con energía y suficientes ganas de seguir creando, y esa es la mejor noticia. Era uno de los platos fuertes de la temporada de conciertos de SON Estrella Galicia y no decepcionó.

Juan Carlos Ballesta (Texto y fotos)