Zarik Medina – Zarikland
Teatrex, Caracas
(Mayo 18, 2018)
Tras un considerable retraso que dio oportunidad para degustar un rico café y conversar sobre el día a día del caraqueño, escuchamos la exaltada voz del bajista de Los Beat3, Andrés Seger, anunciar con temperamento circense nuestra entrada a Zarikland. Sí, esa tierra que tiene como ‘frontman’ al carismático y afable cantautor Zarik Medina quien poco a poco ha ido trazando su camino en paralelo a los afamados Beat3 de la cual es el teclista. Con una pequeña ayuda de sus amigos, Zarik tomó el escenario con tres fuerzas instrumentales de dilatada trayectoria como son el bajista Germán Moreno, el guitarrista Íñigo Ayala y el baterista Ricardo Chacín. Interpretando un repertorio de canciones originales que se mezclaban con clásicos del rock venezolano y anglosajón, el sólido sonido de los Zarikianos hizo mucho más que revivir días de gloria para los Zarikautas.
Si bien el día tenía cierto aroma convulso, la audiencia parecía cómoda en Zarikland, donde la atmosfera ciertamente era como atravesar el aro del tiempo. Narnia dirían algunos. Así, Zarik dejó caer sus manos sobre el teclado para interpretar dos temas de su autoría “Salvador y Gala” y “Pimienta”, la última, parte de su más reciente trabajo discográfico titulado Retropop (2016) y que fue inspirada en el Sargento Pimienta de los 4 de Liverpool. La banda continuó con una venia a Edgar Alexander † (Azúcar, Cacao y Leche) y su tema “La guitarra” para luego interpretar la dulce balada “Sunlight” de la banda Three Dog Night, versionada en los 70 por el grupo zuliano La Gran Fogata bajo el nombre de “Yo trataré de ayudarte”, uno de los más hermosos recuerdos de aquella Venezuela.
Zarik Medina continuó con el clásico “I Wanna Hold Your Hand” para posteriormente interpretar dos temas originales, “Sin ventanas ni puertas” y “Me quedaré solo”, ambas de Retropop. En la última, los Zarikianos dejaron solo al compositor para interpretar uno de los temas más hermosos de la noche. La composición fue bien recibida por la audiencia del pequeño Teatrex de El Bosque y representó, además, el momento más íntimo del concierto. La composición ha tenido gran aceptación.
En la segunda parte del concierto la banda tomó más fuerza con dos interesantes versiones, una de “El cisne” y la otra de “Imagine”. La primera de Edgar Alexander, notoria influencia en Zarik. Íñigo se haría de la voz en la segunda para hacer de la pieza de Lennon un himno de mayor corpulencia, dada la desgarrada forma de cantar que el guitarrista emplea con frecuencia. Zarik nos llevaría una vez más a su Retropop con “Caer” y luego a su álbum debut Dibujo Imposible (2012) con “Mi dolor” y la pegajosa “Aquellos momentos”. Uno de los aspectos que resaltó en este evento fue la madurez del sonido de Zarik Medina. La banda refleja una mayor cohesión y ciertamente una seguridad escénica que tiene en él e Íñigo varios intentos relativamente exitosos de un “stand up comedy” informal, cargado de espontaneidad con un perverso toque de lo que algunos llaman “tongue in cheek”. El punteado, preciso y rítmico bajo de Germán unido a esa espontaneidad de Ricardo en la batería, delinean una sección rítmica cuya fuerza es perfecta para las melodiosas composiciones de la banda e igualmente para sus versiones. El temperamento controlado de Germán contrastaba con la furia desatada de Chacín quien hacia el final del concierto tocaba con un banderín nacional entre los dientes.
A lo largo del concierto, Zarik compartió algunas vivencias personales que resultaron en canciones. “Todo un placer” y “Punto rojo” son algunas de ellas. A través de tus piernas miró a las montañas y revuelvo en mis entrañas las notas de tu recuerdo… nos canta el compositor cuya vena creativa ha llamado el interés de Armando Álvarez, percusionista de Gaélica, presente en el concierto, quien es además actor, dramaturgo y director teatral que ha requerido los talentos de Zarik para una de sus obras. En este segmento la banda interpretó también “11 y 6” de Fito Páez y “La carta” pero no la de Los Terrícolas sino aquella que agigantó la fama de Joe Cocker †. “The Letter” fue interpretada con marcada pasión por la voz de Íñigo. Acá destacó también la explosiva batería de Ricardo.
Los últimos dos temas fueron versiones de “Canción para mi muerte” y “Necesito” de la legendaria banda argentina Sui Generis cuyo estilo encaja muy bien dentro del repertorio de Zarik Medina. El conocido tema “Lluvia” de Petete Lizardo (La Misma Gente) conformó, junto a los temas argentinos, el bis del programa.
Zarik ha estado componiendo sus canciones inspirado en la música de los 60 y 70 con especial ahínco. Sus pasos han ido sin apuros y seguros. Su principal aporte está en las composiciones propias con aires de aquellos días de gloria del pop y el rock. Sin embargo, cuando versiona, no se trata de una música del recuerdo, se trata más bien de piezas de gran calidad musical que han desafiado con creces el paso del tiempo. Así como en la música clásica las polonesas de Chopin representan una de las cumbres pianísticas de la música, así también el repertorio popular se nutre de versiones de piezas que además de estar concebidas con buen gusto, plasman con singular poesía historias de amor sencillas que aún dejan espacio para la crítica social. Zarik ha optado, con sus muchachos, una formula más personal y libre que sigue madurando en cada composición, en ocasiones, con rasgos de música para vaudeville. Su puesta en escena, la noche de ayer, también se nutrió de las evocadoras imágenes urbanas grabadas por alumnos del primer semestre de la Escuela Nacional de Cine presentadas por la excelente ilustradora Arianne Contreras.
Zarik, con una pequeña ayuda de sus amigas, Luisa Silva (manager) y Gilda Jiménez (medios), y alianzas comerciales para este evento con Mis Recuerdos Dulces, ChocoArt’s, Tony Roma’s, Aroma Café y Jaime Sastrería, tuvo el necesario apoyo y estimulo para seguir labrando el siempre sinuoso y tortuoso camino de la música. Más allá del recuerdo que sus versiones evocan en quienes hemos vivido poco más de medio siglo, el teclista, cantante y compositor cree vehementemente en aquellas sabias palabras del mago de las teclas Rick Wakeman quien en una ocasión afirmó con gran sabiduría que “una buena pieza musical es eterna”.
Leonardo Bigott