
Asaf Avidan
Teatro Nuevo Alcalá, Madrid
(Abril 23 2018)
A través del tiempo en el amplísimo universo de la música popular pueden encontrarse algunos personajes que se escapan de la norma, artistas que poseen un don innato que los hace destacar de manera notable por entre el espeso bosque musical. El israelí Asaf Avidan calza perfectamente en esa categoría de músicos privilegiados y superdotados. Su voz es única y sus habilidades técnicas como instrumentista son óptimas, mientras su imaginación para utilizar esos dones de manera diferente lo hace escapar de las rápidas y consabidas clasificaciones. Además de ello, en directo destila simpatía y una comedida humildad a medida que va desgranando un repertorio sorprendente que se mueve de forma natural entre el folk y el blues, abordando de manera tangencial la música del medio oriente y otras influencias. Asaf, es un israelí global
El concierto, enmarcado dentro de la programacón del Festimad 2018, estuvo dividido en dos partes, y a decir verdad muchos no sospechaban la metamorfosis entre un segmento y otro. La primera mitad fue construida alternando las tres guitarras acústicas (una de ellas de doce cuerdas) y una armónica, mientras que la segunda utilizó percusión electrónica y herramientas tecnológicas.
El primer segmento del concierto fue principalmente dedicado a revisar el reciente disco, The Study of Falling (2017), un trabajo más sosegado que los anteriores y más ligado que de costumbre al folk y el blues. “No Stone Unturned” y la sensible “To Love Another” sirvieron para sintonizar hasta los más incrédulos, armado solo con una guitarra acústica. Con su voz increíble siguió con un tema muy dylaniano, “Holding On To Yesterday”, luego del cual comentó que llevaba un tiempo enfermo y que le había rezado a los dioses del rock and roll para mejorar. La verdad, no se notó. Bromeó con su mala suerte en el amor y se lanzó con la desgarradora “My Old Pain”, acompañado además por una armónica. Luego dijo que no es una persona muy optimista y sobre los primeros acordes que anuncian la siguiente canción dice, con una entonación digna de cualquier cantautor folk del sur de Estados Unidos, que no tiene muchas canciones felices. Comienza entonces “Poet of the Wind”, que recuerda al primer Leonard Cohen. Un tema triste donde los haya.

En “Sweet Babylon”, cantada entre parado y sentado, sube la intensidad, con una voz que cambia de grave a agudo con facilidad pasmosa. “The Study of Falling”, cierra la revisión al reciente disco del mismo nombre, dando paso a la conocida “Over my Head”, que abre el álbum Gold Shadow (2015), hasta ese momento la más aplaudida. Sin embargo, el momento más impresionante y catárquico de la noche fue “Over Your Blues”, original del disco The Reckoning (2008) junto a The Mojos y que aquí la extendió a 10 minutos durante los cuales improvisó, con guitarra, armónica y una voz de otro planeta, como un autóctono bluesista del delta del Mississippi. El tema tiene una letra corta pero suficientemente efusiva sobre la que se regodeó como quiso: “My baby, she’s just a little puppy / But she’s acting like a full-grown bitch / My baby, she don’t even know one card trick / But she’s acting like a full-grown witch / My baby, I’m so over you / You got me singing the ‘Over You Blues’”. (“Mi nena, ella es solo una pequeña perrita / Pero se comporta como una puta adulta / Mi nena, ella ni siquiera sabe un truco de cartas / Pero está comportándose como una bruja adulta”).
Con el público eufórico y totalmente entregado, Avidan pasó una especie de conmutador para acometer los siguientes temas con percusión electrónica, loops y otros recursos electrónicos. No se trata de típica secuencias de acompañamiento, sino de adaptaciones brillantemente concebidas para formato unipersonal de temas de sus discos anteriores. Comenzó con “Bang Bang” (de Gold Shadow, 2015), en la que va construyendo un ritmo algo tribal con pads electrónicos sobre el que canta, hasta que introduce la guitarra eléctrica con inflexiones del medio oriente y el tema agarra un camino inédito.
La interpretación de “Her Lies” (de The Reckoning, 2008) fue sensacional, llena de histrionismo. Sobre una pista vocal de espíritu góspel y un ritmo repetitivo, jalaba su ropa mientras se desdoblaba en ese diálogo entre él y ella, entre el que ama y el que miente. Al final, manipula desde el piso varios efectos mientra queda el loop “I’ll probably love you till the day I die”. Sencillamente removedor.
Cada tema es una nueva sorpresa. La impresión de estar ante un artista único prosigue con “Rope and Chain” (tema lanzado como single de edición limitada en 2017), en la que hace uso de un sinte portatil tipo kaoscillator y un ritmo simulando congas que va adquiriendo complejidad a medida que avanza el tema. Avidan nos lleva a otra dimensión.
Retomó el formato acústico con “One Day”, uno de sus temas emblemáticos, y de inmediato, acompañado de una delicada base rítmica, abordó “Your Anchor”, del disco con The Mojos, Poor Boy Lucky Man (2009).
El público le gritaba, le pedía canciones (entre ellas “Don´t Think Twice” de Bob Dylan) y él sonreía agradecido. Con el arreglo de “Different pulses”, cerró la noche. A sus 38 años, Asaf Avidan habita un universo propio. Aunque sus influencias pueden intuirse, su estilo, su timbre vocal y forma de cantar, y la particular forma de abordar géneros clásicos como el folk y el blues, lo hace un artista único. No se puede ir por la vida sin conocerlo.
Juan Carlos Ballesta