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El mató a un policía motorizado y las canciónes del alma

El mató a un policía motorizado

La agrupación argentina liderada por Santiago Motorizado volvió a Madrid para demostrar porqué es una de las bandas más populares de Sudamérica

El mató a un policía motorizado
Concierto en Ochoymedioclub
Producción: Ochoymedio / Intromúsica

(Febrero 20, 2020)

 

Hay canciones que suenan a ti. Canciones que comprimen así sea un ápice de tu alma. Canciones que te recuerdan los momentos más bonitos de tu vida o canciones que, por el contrario, recrudecen algún momento agrio con la misma vividez de la realidad.

Hay canciones para cantar a todo pulmón y otras con las que solo nos quedamos callados apreciando cómo cada palabra pareciera calzar en alguna suerte de esquema mental nuestro.

Hay canciones frías y tristes, azules. Y otras cálidas y felices, que suenan como el naranja o el amarillo. Hay canciones que son coreadas como en un estadio de fútbol junto a más de cincuenta mil personas, y otras que solo unos pocos conocen y hacen sentir el mismo efecto.

Hay canciones sobre lo mundano, lo más pueril, y otras espirituales, hedonistas. Hay algunas desprovistas de cualquier pretensión, tan sencillas pero a la vez tan potentes, y otras que se valen de recursos para mostrar inteligencia. Hay canciones que no son canciones, y hay canciones de canciones.

La alquimia de hacer canciones no se le da bien a todos, o al menos no todos pueden hacer canciones que encajen dentro de alguna de estas características. Paradójicamente, existen artistas que son muy buenos haciendo solo un tipo de ellas, otros que no son buenos en ninguno, y otros que parecen haber hecho un pacto con cualquier deidad encargada de este departamento.

El mató a un policía motorizado se ha curtido tanto a la hora de componer, que sus temas pudieran formar parte de varias de estas categorías al mismo tiempo.

Eso sí, la cosa tiene sus reglas, porque Santiago Motorizado y los suyos dejaron claro en la Sala But de Madrid que la simpleza de sus letras es innegociable y, a su vez, un testamento de que las emociones más genuinas, no necesitan estrofas larguísimas llenas de figuras rimbombantes, alegóricas y barroquismos, sino un sentimiento, una letra que sirva de mantra, algunas guitarrillas por aquí y por allá, y un corazón dispuesto a ser tocado.

Son unos alquimistas ancianos que conocen todos los trucos.

Dos horas de canciones motorizadas

El quinteto, formado por Santiago «Motorizado» Barrionuevo (bajo y voz), Guillermo «Doctora Muerte» Ruiz Díaz (batería), Mánuel «Pantro Puto» Sanchez Viamonte (guitarra), Gustavo «Niño Elefante» Monsalvo (guitarra) y Agustín «Chatrán Chatrán» Spasoff (teclados), presentó, por casi dos horas, algunas de las canciones que los han posicionado como uno de los grupos más grandes de Sudamérica en los últimos 10 años, mostrando a su vez que se encuentran en un momento dulce de su madurez musical.

La velada arrancaba con “El Magnetismo”, tema de su aclamado La Dinastía Scorpio (2012), y seguiría con canciones de dicha placa discográfica, como “Quiero ver la luz”, “Yoni B”, “Nuevos Discos” y “El fuego que hemos construido”.

La Síntesis O’Konor, su tercer álbum de larga duración, aportaría también canciones como “La noche eterna”, “Fuego”, “El Mundo Extraño”, “Excalibur” o “La Casa Fantasmal”.

También habría espacio para temas como “Buscando más allá”, extraído de La Otra Dimensión, su álbum de rarezas y reversiones de 2019, que llegaban a presentar a la capital española, mientras que el largo encore, de siete canciones, despediría al grupo con “Ahora imagino cosas”, “Chica de oro”, “Mi próximo movimiento” (del EP Día de los muertos), “Chica Rutera” (del EP Un millón de euros), “El tesoro” y “Más o menos bien”, que despedía la noche entre euforia y nostalgia.

Quien conoce al público argentino, sabe que su entrega por la música, en especial, por la suya, es única. Todos los artistas que visitan el país austral, evidencian la onomatopeyización de sus riffs y solos de guitarra, y a un montón de almas que les corean palabra por palabra sus temas.

Aún lejos de casa, muchos argentinos y muchos españoles, quienes sienten un cariño especial por El mató, hicieron honor a su fama y hasta se atrevieron con una suerte de pogo en el limitado espacio de la Sala But.

Es allí donde me di cuenta de que, muchas veces, el público hace el concierto, y yo tuve la suerte de ver a El mató con uno de los mejores públicos que he visto jamás. La banda lo agradeció y se emocionó como nosotros. Y prometió volver a cantar sus canciones, producto de la pericia de un alquimista, allá donde quieran ser escuchadas.

Alejandro Fernandes Riera

Fotos: Joe Codallo

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