El 16 de julio de 1973 fue publicado el séptimo disco de la emblemática banda estadounidense de hard rock, primera producción del grupo con el legendario Todd Rundgren
Grand Funk
We’re An American Band
Capitol Records. 1973. EE.UU.
Aún recuerdo mis arrebatos emocionales cada vez que escuchaba el tema título del disco de hoy. Este supertrío, que con esa canción se apoderó de las carteleras alrededor del mundo, llamado a partir de este momento Grand Funk (sin Railroad), tenía una fuerza cuasi sísmica que ha sobrevivido a cuatro períodos desde su entrada en el mundo discográfico en 1969.
Originariamente fundado en Flint, Michigan, como un trío que incluía al guitarrista/vocalista Mark Farner, al baterista/vocalista Don Brewer y al bajista Mel Schacher, quienes provenían de las bandas Terry Knight And The Pack, en el caso de los dos primeros, y Question Mark & The Mysterians, en el caso de Schacher, el trío se lanzaba al ruedo bajo el nombre de Grand Trunk Railroad, a sugerencia del entonces manager Terry Knight.
Forzada a cambiar de nombre por la línea de trenes Grand Trunk Western Railroad, el supertrío finalmente fue bautizado Grand Funk Railroad y a partir del momento que nos ocupa hoy como Grand Funk. Vale mencionar que en las palabras de Don Brewer, el trío era en realidad un quinteto.
Grabado en Criteria Studios de Miami, nuestro celebrado álbum es el séptimo de una respetable discografía de unos 15 álbumes. Punto medio de los discos Phoenix (1972) y Shinin’ (1974), el trío, ahora cuarteto, lo conformaban los tres ya citados y Craig Frost (Bob Seager & The Silver Bullet Band) quien llevaba a la banda a otro nivel con su Moog, órgano, piano eléctrico y clavinete.
Rundgren, además de producir, tomó parte de la audio ingeniería junto a Francesco Damanti, ambos asistidos por Seth Snyder.
La estruendosa batería de Don Brewer da los primeros golpes del tema título y también primer sencillo del disco lanzado el 2 de julio de 1973.
Mark Farner, nos ofrece un sólido solo de guitarra mientras nos canta: “En el camino durante cuarenta días / Anoche en Little Rock me puso en una neblina / Dulce, dulce Connie, haciendo su acto / Ella tuvo todo el espectáculo y eso es un hecho natural / Despierto toda la noche con Freddie King / Tengo que decirte que lo suyo es el póquer / Alcohol y damas, mantenme bien / Mientras podamos llegar al show de esta noche”
Sigue la rítmica “Stop Lookin’ Back”, tema donde el grupo nos cuenta la historia de un hombre encarcelado que planea recomenzar su vida una vez logre su libertad. Uno de los mejores temas del disco dada la interesante dinámica.
Don Brewer inyecta un poco de alta energía antes de ceder espacio a “Creepin’”, donde un reverberante teclado señala el camino y Mark nos dice: “Oigan, todos, ¿no me prestarán su oído? / Hay algo que temer, está aquí, y eso está claro / Los hombres se hacen ricos saqueando la tierra / No puedo entender por qué no los tomamos en la mano”
Luego sigue la interesante sección rítmica de la up-tempo “Black Licorice”, con un solo de órgano altamente atractivo.
“Tú ahí, subiendo las escaleras, la sensación es de un frío azul como el hielo / Agita, es más de lo que puedo soportar, estoy empezando a perder el control / Cuidado, qué es ese ruido, hay alguien en la puerta / Debe ser regaliz negro, volvió para hacerme llorar un poco más”
El repertorio continua con “The Railroad” que nos recibe con el órgano de Frost y en cuyos versos el cuarteto nos canta: “Levantarse cada mañana a las cinco en punto / Parece que el sol del mediodía nunca va a parar / El trabajo es duro en un patio de ferrocarril / Oye, oye, tengo que hacerlo hoy para perforar una tarjeta de tiempo / Trabajando en el ferrocarril”
En esta excelente canción la banda muestra interés por lo social. Frost destaca por todo lo alto y órgano y guitarra entraman un interesante discurso. Brewer demuestra sus dotes con un peso específico importante, dándole al cuarteto una identidad definida donde hard rock, teclados y guitarra están bajo el soporte de una base rítmica compacta que además en un 50% ha coescrito los temas que conforman el repertorio de este hito discográfico.
Los tres últimos temas son “Ain’t Got Nobody”, “Walk Like A Man” y “Loneliest Rider”. En el primero Mel nos sorprende con un bajo que levemente nos recuerda a algunos bajistas del progrock. Farner nos vuelve a complacer con, tal vez, el solo más atractivo del set.
En sus versos el grupo nos cuenta sobre uno de esos amores como ninguno.
En el segundo nos dice Grand Funk: “Una niña me preguntó qué voy a hacer / Cuando envejezca y me ponga azul y me desgaste / Y dije que para ese momento estaré en mi mejor momento / Voy a pavonearme como un gallo hasta que tenga 99”
El disco culmina con una canción de protesta sobre los indígenas y el maltrato de los blancos hacia éstos.
Vayamos a a julio de 1973, medio siglo atrás, y disfrutemos una vez más de este excelente disco que aún sorprende.
Leonardo Bigott
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