El cantante venezolano famoso por su interpretación de Limón Limonero ha muerto por culpa del Covid-19. Recorremos su historia más allá de esa canción
Cuando en 1963, el zuliano Henry Augustus Stephen Pierre se unió al legendario grupo Los Impala, todo estaba por escribirse en el rock y el pop venezolano e iberoamericano. The Beatles apenas estaba por irrumpir como un tsunami, y Elvis Presley ya parecía ser historia pasada -al menos en su faceta de rocanrolero.
Como muchos jóvenes de aquel momento, Stephen fue atraído por el rocanrol. Pero en su caso, el acercamiento fue no solo al rocanrol sino a la música norteamericana en general (doo wop, soul, rock) y también a la del Caribe.
Sus padres -él de Granada y ella de origen trinitario- se habían trasladado al estado Zulia – en el occidente de Venezuela- en pleno boom petrolero en los años 30. En la ciudad de Cabimas, ubicada en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, nació Henry en 1941, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en plena crudeza y en Venezuela comenzaba el gobierno del General Isaías Medina Angarita.
Stephen siempre reflejó sus orígenes provenientes de islas caribeñas angloparlantes en la pronunciación ya que en su casa se hablaba en inglés. El término “musiú” derivado del término francés “monsieur”, era utilizado con cariño en la Venezuela que recibía ingentes cantidades de migrantes europeos y del Caribe.
Aunque la mayor parte del repertorio lo cantó en español, Henry tuvo una ventaja competitiva respecto a la mayoría de los cantantes de los años 60 de países hispano hablantes que eran incapaces de cantar en un buen inglés.
De Los Flippers a Los Impala a solista
Los primeros pasos dentro del naciente rocanrol los dio con Los Flippers, la cual aunque no llegó a dejar registros, fue el semillero que alimentó a la formación estable con la que Los Impala, banda pionera y fundamental del rock en la Venezuela de los 60, grabó sus legendarios discos entre 1964 y 1969.
Los Impala, banda de Maracaibo que luego se trasladó a Caracas y a finales de los 60 a España, dejó onda huella en el desarrollo del rock venezolano en los 60. Stephen, apenas en sus primeros 20, fue la distintiva y potente voz en los dos primeros discos, Conozca a Los Impala (1964) y Los Impala (1965)
Los Impala contaba con varios compositores, por lo cual fue una de las pocas bandas que combinaba temas propios con versiones, que era lo más común en los años 60. Aquella formación de la que Henry tomó parte incluía a Nerio Quintero (bajo, voz), Edgar “Alexander” Quintero (guitarra, voz), Francisco Belisario (guitarra, voz), Omar Paduay (batería) -sustituido a partir del tercer disco por Bernardo Ball– y Pedro Alfonzo (piano, voz) -quien saldría del grupo luego del segundo álbum.
Tras el segundo disco, Stephen fue animado a seguir una carrera solista, siendo sustituido por Rudy Márquez. De la mano del productor Johnny Quiroz y apoyado por personalidades del peso de Renny Ottolina -el animador y productor de T.V. más famoso e influyente de Venezuela- el terreno estaba abonado para que el joven Henry triunfara.
Y así fue. Incluso llegó a compartir escenario con Aretha Franklin.
Su primer disco, Lord Henry se editó casi de inmediato en 1966, y desde ese momento se erigió como un excelente intérprete. Allí aparecen temas como “Strangers in the Night” (popularizada por Frank Sinatra), “Hang On Sloopy”, “Ritmo de la Lluvia”, “En el Club” y “Cansado de esperar”.
Algunos de esos temas fueron repescados y regrabados para el segundo disco de colorida portada, Limón Limonero, con el cual Stephen dio el gran salto a grandes audiencias primero en Venezuela y muy pronto en España, hacia donde se trasladó por un tiempo, pudiendo presentarse en varios países europeos.
Aquel pegadizo tema, “Limón Limonero”, fue en realidad dos canciones en una. El tema brasileño “Meu Limão, Meu Limoeiro”, fue originalmente escrito por José Carlos Burle, con arreglos posteriores de Carlos Imperial para el cantante Wilson Simonal, que en definitiva son los que dan vida al de Henry Stephen.
Pero, también está el viejo tema “Cabeza hichada” del puertorriqueño Bobby Capó, cuya letra de doble sentido quizá haya pasado desapercibida en su momento por lo divertida.
La canción fue grabada de un tirón, con la participación en los coros de varias amigas de Henry que no eran cantantes profesionales.
Henry Stephen es recordado en España y en toda Latinoamérica por esta canción, un auténtico himno a-go-go ye-yé, que pasó a ser parte del inconsciente colectivo para siempre y que lo puso en el mismo plano que muchos otros nombres de la España de entonces como Massiel, Los Payos, Formula V, Los Diablos, Los Brincos, Luis Aguilé, Los Canarios y Los Bravos, entre otros.
Con “Limón Limonero” -y otros temas- se presentó en Televisión Española, habiendo sido el gran éxito del verano de 1968.
Mi limón, mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo yeh yeh
Y un francés dijo: «uh la lá»
Mi limón, mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo yeh yeh
Y un francés dijo: «uh la lá»
Me siento malo, morena
Cabeza hinchada, morena
Que no me paro, morena
Voy, voy, voy
Me siento malo morena
Cabeza hinchada morena
Que no me paro, morena
Voy, voy, voy
Mi limón, mi limonero, señor
Entero me gusta más
Un inglés dijo yeh yeh
Y un francés dijo: «uh la lá»
Mi limón, mi limonero
Entero me gusta más
Un inglés dijo yeh yeh
Y un francés dijo: «uh la lá»
Ayayay
Limones para vender (c’mon)
Ayayay
Limones para vender
Ayayay
Limones para chupar (c’mon)
Ayayay
Limones para chupar…
Ritmo 70 – Henry Stephen
Aquel segundo disco contenía, además, otros temas importantes, entre ellos “En el Club” (de Carole King y Gerry Goffin), “Deborah” (de Paolo Conte), la adaptación de “Hang On Sloopy” de The McCoys (que para entonces había sido popularizada en Venezuela como “Hoy lo supe” por Los Claners), “No es nada extraño”, adaptación al español de “It´s Not Unusual”, popularizado por Tom Jones, quien fue quizá el gran modelo de intérprete a seguir por Henry Stephen por su gran capacidad de desdoblamiento para cantar baladas y temas más movidos y hacerlos suyos.
Aquel mismo año 1968, en el cenit del éxito, fue publicado El Rey Negro, su tercer álbum, con notables versiones como la de “No puedo quitar mis ojos de ti”, que el año previo había sido compuesta por Bob Crewe y Bob Gaudio y cantada por Frankie Valli con The Four Seasons; o “Lady Madona” -con letra en español- que aquel año había lanzado The Beatles como single
En 1969 se lanzó Un vaso de vino, con temas del anterior y otros nuevos como el que le da nombre, convertido en otro éxito, o también versiones de “Obladí Obladá” (The Beatles), “O quizás simplemente te regalo una rosa” (Leonardo Favio) y “Mamá regó el azúcar en mí”
En 1970 terminó la seguidilla de LPs que encumbraron a Stephen con Carita mimada, y como era costumbre su contenido era una mezcla de canciones que ya eran parte de los anteriores y otras nuevas.
En la década de los 70, Stephen surfeaba en la cresta de la ola del éxito y aún pudo publicar canciones de alto impacto como la emotiva balada “Te he perdido”, compuesta por Rudy Márquez
Stephen lanzaría otros dos álbumes en los años 80. El primero fue I Don’t Know (1982), que incluye dos versiones de Bob Marley cantadas en español y con el jamaiquino Errol Brown como ingeniero: “Canción de redención” (Redemption Song) y “La carta de perder” (Bad Card)
El otro disco fue Salsomania (1983), que como su nombre indica fue un devaneo de Stephen que pocos entendieron y a partir del cual, dejó de producir nuevo material, pero sin nunca abandonar los escenarios.
Esa falta de nuevo repertorio incidió en que Stephen comenzara -quizá mas pronto de lo debido- a ser considerado dentro de la categoría “nostalgia”. Aunque intentó abrir posibilidades dentro del universo de las telenovelas, no tuvo mucho impacto en ese ámbito.
Como ha ocurrido con algunas glorias de los 60 y 70, Henry Stephen, probablemente sin demasiada convicción ideológica y obligado por las difíciles circunstancias de la Venezuela del siglo 21 tuvo acercamientos con el régimen político que paradójicamente destruyó todo vestigio del país que lo vio surgir y triunfar. Pero eso poco importa ya.
A los 79 años, y a pesar de ser optimista en sus redes sociales hasta el último momento, la contagiosa, amplia y perenne sonrisa de Henry Stephen se apagó por culpa del Covid 19.
Juan Carlos Ballesta