La banda neoyorquina comandada por Paul Banks y Daniel Kessler ofreció un conciertazo en Madrid, repasando lo nuevo y lo clásico
Interpol
Concierto en Sala La Riviera, Madrid
(Febrero 20, 2023)
Luego de ofrecer una serie de conciertos en festivales europeos y latinoamericanos de corte masivo durante 2022, así como un extenso tour por Estados Unidos en recintos y arenas de gran capacidad, Interpol inició en febrero del presente año una gira por la península ibérica centrada en locales y teatros pequeños para reencontrarse con sus seguidores más acérrimos y dar a conocer en un contexto íntimo el impecable The Other Side of Make-Beleive (2022), sin dejar de repasar piezas clave de un repertorio discográfico que ya suma siete trabajos de larga duración, nueve EP y casi una treintena de sencillos.
Banda fundamental de la explosión moderna del rock y otras vertientes que se gestó en Nueva York durante el cruce entre los siglos 20 y 21, portadora además de la antorcha más brillante del postpunk norteamericano, y con veinticinco años de trayectoria sobre sus espaldas, resulta tranquilizador confirmar que sigue muy viva la comunión creativa entre el vocalista, guitarrista y escritor Paul Banks, y el también guitarrista y compositor Daniel Kessler.
A pocos minutos de las diez de la noche del pasado 20 de febrero, en la Sala La Riviera de Madrid, sonaron las notas de piano que marcan el inicio de “Toni”, canción de apertura del disco más reciente de Interpol.
Con una calidad de sonido impecable y un juego de luces milimétricamente calculado para cada tema, aquella interpretación fue el pistoletazo de salida hacia las entrañas oscuras de uno de los proyectos musicales más interesantes y prolíficos de la escena musical neoyorquina.
Sin dejar respirar a los presentes luego de la primera canción del concierto, el bajo de Brad Truax atronó con precisión matemática los primeros compases de “Evil”, un clásico del genial Antics (2004), el cual fue celebrado y coreado a modo de himno por el público.
Es importante destacar la soltura y capacidad de adaptación de este bajista, el cual acompaña a la banda en sus giras desde 2011, luego de la salida un año antes de Carlos Dengler, uno de los miembros fundadores del grupo.
Seguidamente, llegó un cálido saludo al auditorio en un español perfecto por parte del líder Paul Banks, músico que vivió y estudió parte de la educación media en Pozuelo de Alarcón. Madrid, durante su adolescencia.

La euforia bajó por momentos cuando sonó “Fables”, una (cuasi)balada de The Other Side of Make-Beleive (2022), para luego volver al éxtasis total con sendas interpretaciones de “C’mere” y “Narc”, otras dos joyas del segundo disco de la banda, publicado en 2004, que revelaron como ningún otro tema el rol de “director de orquesta” que tiene el sonido de la guitarra de Daniel Kresler en la propuesta artística de Interpol.
La presentación de credenciales nuevas a un público calmado y en silencio culminó con las canciones “Into the Night” y “Passenger”; pero en el medio de ambas interpretaciones las personas siguieron con mimo cada línea de la preciosa “Pioneer to the Falls”, proveniente del Our Love to Admire (2007), único experimento de la banda en una disquera masiva (Capitol) lejos de sus mecenas independientes de Matador Records; y una nueva liberación de locura con “Obstacle 1”, corte inmortal del mítico Turn On the Bright Lights (2002), coronado además por la percusión violenta y precisa ejecutada por Sam Fogarino, ese talentosísimo baterista cuyo look se acerca más al de un bróker de Wall Street que al de una estrella de rocanrol.
La velada continuó con “My Desire”, extraída del continuista y sustancioso El Pintor (2014), “Rest My Chemistry”, otra canción de la aventura de la banda con Capitol, “If You Really Love Nothing”, proveniente del sólido Marauder (2018) y el retorno a territorio híper conocido con “Public Pervert”, maravilla atemporal del Antics (2004).
De allí en adelante se volvió a desatar la pasión de los fanáticos con la descarga de energía que significó “Roland” y los minutos de contemplación con los claroscuros de “The New”, las últimas dos canciones que sonaron de Turn On The Bright Lights (2002) durante la noche.
Un público agotado por la intensidad de emociones que arroja este grupo en sus conciertos, pero al mismo tiempo ávido de más pulsiones eléctricas, el falso cierre del concierto se materializó con “Slow Hands”, el sencillo de la banda que cuenta con el mayor número de incursiones en top 100 mundiales, con un total de seis países a finales de 2004, y que logró que gran parte de los asistentes saltaran en danzas variopintas, a pesar de la sobriedad de la música.

El bis dio sus primeros pasos con las guitarras hipnóticas de “Lights”, único tema interpretado del disco homónimo Interpol (2010) que, aunque marcó el regreso de los neoyorquinos con Matador Records, fue quizá injustamente vapuleado por la crítica musical en su momento.
Cabe destacar las maravillosas atmósferas aportadas por el teclado de Brandon Curtis en esta canción, músico que ya tiene trece años acompañando a la banda en sus tours.
“No I in Threesome”, uno de los mejores temas de Our Love to Admire (2007), mandó a todos los presentes a descansar y recargar energías para la verdadera despedida, cuya representante no podía ser otra más que “Not Even Jail”, ese juego de efectos de guitarra, batería atronadora, bajo reinante y texturas sintetizadas que marca el inicio de la segunda cara de Antics (2004), muy probablemente el mayor acercamiento a la perfección en trabajos de estudio que ha tenido la banda hasta el presente.
Sobrevivientes del refugio artístico que representó el sonido de Nueva York en una Norteamérica muy golpeada por el terror que significó el 11 de septiembre de 2001, en la que se configuró un movimiento musical que reivindicaba sonidos de los 70 y 80 con una paleta sonora modernizada, y que a su vez se logró colar por méritos propios en un mainstream dominado hasta aquel momento por la fábrica incansable de grupos de nü-metal y pop punk, los de Interpol han demostrado que se niegan a traicionar sus raíces para seguir configurando una trayectoria consistente en la música contemporánea.
Interpol ya no es aquella banda emocionante que suena a una mezcla entre Joy Division con Bauhaus y Red House Painters.
Interpol suena a Interpol, y son pocas las bandas que cuentan con la autoridad y el currículum requeridos para aseveraciones de este tipo.
Javier Camacho Miranda