El 17 de febrero de 1978 la joven inglesa publicaba su álbum debut, un prometedor primer paso con el que demostraba ser un talento único
Kate Bush
The Kick Inside
EMI. 1978. Inglaterra
Con apenas 19 años y ya con un buen puñado de canciones compuestas desde que tenía 13, la inglesa Catherine “Kate” Bush se convirtió en la primera mujer en ocupar el primer puesto en las listas inglesas con sus propias canciones.
Eso ocurrió con “Wuthering Heights”, primer single extraído de su álbum debut, The Kick Inside, del cual se cumplen 40 años sin que su influencia en incontables cantantes y compositoras alrededor del mundo haya cesado.
El talento de la joven Bush no pasó desapercibido entre varios músicos de renombre que fueron los que la pusieron en el mapa musical de Gran Bretaña. Cuando tenía 16 años David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, recibió de mano de Ricky Hopper, amigo común con la familia Bush, una cinta demo con 50 canciones grabadas por Kate.
Muchas de ellas impresionaron a Gilmour quien pagó una grabación profesional para registrar tres de aquellas canciones, con la producción de su amigo Andrew Powell y la ingeniería de Geoff Emerick, de fama con The Beatles. El resultado fue enviado al ejecutivo de EMI Records, Terry Slater, quien de inmediato se interesó en firmarla.
Su juventud, sin embargo, hizo que se demorara la grabación y publicación del disco, algo que ocurría además en un período en el que la música sufría una transición entre la época del rock progresivo a la explosión punk.
Kate ya tenía su propia banda, la KT Bush Band, pero fue persuadida para grabar The Kick Inside con músicos de sesión que aportarían sobrada experiencia a sus canciones, logrando un sonido prematuramente maduro.
Producido por Powell (quien además tocó varios instrumentos), el álbum contó un staff de músicos envidiable para cualquier artista que comienza, entre los cuales estaban: Ian Bairnson (guitarra) y Dave Paton (bajo), ambos de Alan Parsons Project y Pilot; Duncan McKay (teclados); Stuart Elliott, baterista original de Steve Harley & Cockney Rebel; Morris Pert, uno de los percusionistas más solicitados en los 70 y 80; y su hermano Paddy Bush en la mandolina, único de su banda original.

Cada una de las 13 canciones que componen el álbum posee su propia identidad, todas enlazadas por la exquisita y personalísima voz aniñada de Kate. “Moving”, conducida por el piano y la voz que se desdobla, abre el disco de manera magistral, quizá recordando algo a Sally Oldfield.
Fue lanzada como single unas semanas antes, llegando al primer puesto en Japón y es un tributo a su profesor de danza, Lindsay Kemp. La sigue “Saxophone Song”, con el saxo protagonista de Alan Skidmore.
“The Strange Phenomena” es uno de los temas más pegadizos y atractivos, que bien pudiera haber sido elegido como uno de los singles. “Kite” sorprende por su influencia reggae y ayuda a ampliar la paleta sonora.
“The Man With the Child in His Eye”, fue el segundo single, extrañamente con “Moving” en el lado B. Fue una de las composiciones que escogió Gilmour para el famoso demo para EMI, compuesto por Kate a los 13 años.
En enero de 1978 se publicó el primer single, “Wuthering Heights”, hasta la fecha su más grande éxito. La canción fue inspirada por una vieja serie de la BBC inspirada en la obra del mismo nombre escrita por Emily Bronte, que llevó a Kate a leer el libro y de paso descubrir que su autora cumplía años el mismo día que ella (30 de julio).
El lado B del LP lo abre “James and Cold Gun”, la pieza más rockera, en la que destacan el en la que destacan la guitarra de Bairnson y el órgano de McKay.
“Feel it” en cambio contrasta por ser un delicado tema de voz y piano. “Oh To be in Love” es una de las piezas con mejores arreglos, con mandolina, sintetizador y coros.
La balada “L’Amour Looks Something Like You” es quizá el tema menos llamativo, al que sigue el excelente “Them Heavy People”, con pinceladas reggae, que fue lanzado como single solo en Japón con el nombre “Rolling the Ball” en 1979, ya con el siguiente disco en puertas.
“Room for the Life” aporta otro ángulo en las composiciones de Bush, con un aire africano en el tramo final. El cierre con el tema homónimo es el momento más melancólico, con sensibles arreglos de cuerda de David Katz y el expresivo piano de Kate.
La vitalidad de estas canciones 40 años después es sorprendente, en especial sabiendo que pertenecen a su etapa adolescente. Sin duda, la precocidad de Kate Bush es algo que deberemos agradecer siempre, aunque ha ocurrido lo contrario en su adultez.
Seis de sus diez álbumes fueron publicados antes de sus 30 años, y desde 1989 apenas ha lanzado 4 discos. Sea lo que sea, sigue siendo única.
Juan Carlos Ballesta