Inicio Ahi estuvimos La alegre despedida de Colérico Espín (Escapismo-Abra Caracas) (Abril 1, 2017)

La alegre despedida de Colérico Espín (Escapismo-Abra Caracas) (Abril 1, 2017)

Colérico Espín

Colérico Espín

Galería Abra Caracas, Los Galpones, Caracas

(Abril 1, 2016)

 

El ciclo “Escapismo” conducido por el músico IL Gimón nos regaló un capítulo especial convertido en emotiva, cálida y al mismo tiempo divertida despedida de uno de los proyectos musicales más singulares de la Venezuela del siglo 21. Gimón siempre prepara un recibimiento al público con un mixtape que suena para ambientarnos antes de cada presentación. El de esta ocasión puede ser escuchado aquí, con canciones de Jan Pawel, Sr Chinarro, Jhonny Seghabi, The Magnetic Fields, entre otros.

Colérico Espín comenzó como la aventura unipersonal de Jesús Fuentes quien compuso un puñado de canciones que fueron a parar al disco debut Colérico Espín y el Sol de los Venados (2013), producido por José Ignacio Benítez (Domingo en Llamas) y que incluimos en nuestra lista de lo mejor de aquel año. Entonces era un misterioso proyecto que colgó la música en Soundcloud sin mayores detalles. Pero pronto, Fuentes (guitarra, cuatro, voz principal y textos) conformó la particular formación de cuarteto con Isaac Sasson (batería, percusión, coros) y los artistas plásticos Eduardo “Bol” Pereira (percusión, flautas, coros) -responsable de la portada de Ladosis #19 y otras ilustraciones- y (Alberto) Flores Solano (percusión, coros, invocaciones), la cual comenzó a presentarse en algunos espacios especialmente adecuados para su propuesta, entre ellos los Conciertos Ladosis.

Colérico no escapa a los avatares de la Venezuela actual que se ha “especializado” en exportar talentos a todo el planeta. Flores Solano es el próximo quien toma otros rumbos, en este caso hacia Buenos Aires. Fuentes ha decidido concebir otro proyecto que pronto anunciará y cerrar este capítulo. Y no pudo hacerlo de mejor manera que con este concierto íntimo y absolutamente sincero y desenfadado.

Si una cosa hay que agradecer a estos cuatro jóvenes es su desenfado y las ganas de transmitir sensaciones auténticas llenas de poesía y sensibilidad. Musicalmente hay que ubicarlos dentro del amplio universo del folclor latinoamericano, pero también hay que establecer paralelismos con la cosmogonía de grupos que han construido su propia identidad más allá de las habilidades técnicas. Es una propuesta cósmica porque busca conectar con lo más profundo de nuestra psiquis caribeña y andina, sin pesados discursos intelectuales pero con la suficiente rigurosidad cultural, con inteligencia, acertadas metáforas sobre el mundo actual y una selección rítmica que incluye cumbia, cueca chilena, chicha peruana, guaracha, bolero e incluso reguetón disfrazado.

Colérico Espín Colérico Espín

Tras la introducción en la que Flores Solana hace invocaciones y nos abre la puerta a otra dimensión (algo que nos recuerda a las “experiencias psicotomiméticas” de Cappy Donzella), la primera pieza elegida fue “Me gusta Diós”, un bolero-guaracha que sienta las bases y templa los buenos ánimos de la audiencia, con Bol Pereira dando las bendiciones al final. Desde el comienzo, Jesús se mostró conversador y así fue introduciendo cada canción. Así, para el siguiente tema, “La ciudad y los Perros”, explicó que está inspirada en Caracas y lleva el nombre la novela de Vargas Llosa. “El reloj” la introdujo como una canción que trata sobre eso que nos preocupa a todos, el paso del tiempo. Prosiguieron con “Ella es como el mar”, una especie de vals caribeño y de seguidas “La rueda”, el primero de los cuatro temas no incluidos en aquel debut y que de seguro formarán parte del venidero proyecto.

Una de las más emotivas y nostálgicas composiciones es “El día que me quieras”, que se llama como el famoso tango y cuya letra desborda imaginación: “Cuando el día que me quieras deje de llegar / el 31 de febrero se celebrará / el día que los terroristas hagan cine de terror para explotar las taquillas / y que las cigüeñas chinas hagan huelga laboral / y que el dolor duela poco / que los perros de la calle tomen el control / y atropelles a los coches coches con satisfacción / que en Cuba lleve Coca Cola y mucho mucho mucho ron para embriagar a la isla / y que mi María Bonita me recuerde junto al mar de Acapulco una noche”. “Que los besos sean sellos para notariar / y a Penélope regrese Joan Manuel Serrat / que el atajo que me lleva de tu boca al corazón ya no encuentre retornos / y que las caperucitas violen al lobo feroz / y que el dolor duela poco”.

“La jaula de las fieras”, otro de los temas recientes, fue anunciada con un preámbulo en el que Fuentes diserta sobre la validez del reguetón como ritmo y confiesa que el tema que van a tocar es su particular reguetón. Ciertamente tiene su tumbao. La afinación vocal estuvo al borde del precipicio, como en los dos primeros temas, pero Jesús no terminó de caer. “Los amorosos”, un estupendo tema inspirado por el poema del mismo nombre del mexicano Jaime Sabines, fue la siguiente escala en este entretenido repertorio.

Tras ella tocaron la cumbia country “Lo peor”, con una de esas letras de despecho alejadas de todo cliché: “Es porque te quiero que prefiero que te pase lo peor / cuando encuentres otro compañero que te agite el avispero y te unte el bronceador…”. Fuentes anunció la despedida pero con naturalidad dijo que era mentira, que tenían otra canción y que solo lo tocarían si queríamos porque no estaba bien ensayado. Versionaron “Los peces”, el conocido villancico español para entonces atreverse con “La Costillita”, en la que los cuatro se mostraron felices por la respuesta de los presentes que insistieron en no dejar que se fueran. Pero faltaba la invocación final de Flores Solano, despidiendo a esa extraña criatura llamada Colérico Espín.

Colérico Espín Colérico Espín Colérico Espín Colérico Espín Colérico Espín Colérico Espín Colérico EspínFotos: Juan Carlos Ballesta

En un día incierto en la siempre imprevisible Caracas y su situación política, este concierto fue un verdadero bálsamo y así lo entendimos y percibimos todos. Colérico Espín se encargó de hacerlo realidad con una de sus presentaciones más relajadas, entregadas y redondas, casualmente la última.

Juan Carlos Ballesta