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Berlin: la trágica ópera rock de Lou Reed

LOu Reed Berlin 2

El 5 de octubre de 1973 vio la luz el tercer disco solista del recordado músico estadounidense, una obra sobre una pareja y su lucha por acabar con la drogadicción y sus consecuencias

Lou Reed
Berlin

RCA Records. 1973. EE.UU.

 
El 27 de octubre de 2013 la música rock se vestía de luto para dar el último adiós a uno de sus hijos más ilustres, Lou Reed†.

El cantautor, recordado principalmente por ser una de las piedras angulares de la vanguardista agrupación The Velvet Underground, estuvo activo desde 1958 hasta su deceso, tiempo durante el cual el músico neoyorquino logró amalgamar una música sui generis paseándose por varios sub géneros del rock como el glam, el proto-punk, el noise rock y el art rock, siempre con el ingrediente esencial del vanguardismo, la experimentación.

Su dilatada obra como solista tiene en este disco de 1973 un importante ejemplo de ello al crear una historia muy afín a los tiempos que corren. El disco seguía a los dos publicados en 1972, Lou Reed y Transformer

Berlin se grabó en Morgan Studios de Londres y Record Plant Studios de Nueva York bajo la audio ingeniería de Jim Reeves. La obra agrupa diez temas relacionados entre sí, como son la prostitución, la violencia doméstica, el suicidio, la depresión, el consumo de drogas duras y por ende la drogadicción.

El álbum contó con la experiencia del afamado productor y teclista canadiense Bob Ezrin (Deep Purple, Peter Gabriel, Aerosmith, Kiss, Alice Cooper, Pink Floyd). Formaron parte de esta singular obra que tiene en Jim y Caroline a sus dos protagonistas principales, una pléyade de renombrados músicos.




La historia da inicio con el tema título. Inicialmente escuchamos sonidos ambientales, el cumpleaños feliz y otros que se van diluyendo para dejarnos a solas con Reed y Allan MacMillan al piano durante poco más de tres minutos.

La dulce aunque nostálgica melodía acompaña a los versos de Lou, quien nos canta: “En Berlín, junto al muro / Medías cinco pies y diez pulgadas de alto / Fue muy agradable / Luz de velas y Dubonnet sobre hielo / Estábamos en un pequeño café / Se podía oír tocar las guitarras / Fue muy agradable / Oh cariño, era el paraíso

Acto seguido, Lou Reed nos canta “Lady Day”, una pieza de cierto dramatismo. Acompañado de Gene Martynec† al bajo, B.J. Wilson en la batería y Steve Winwood en el órgano Hammond, escuchamos: “Cuando ella caminaba por la calle / Ella era como una niña mirando sus pies / Pero cuando pasó el bar / Y ella escuchó la música sonar / Ella tuvo que entrar y cantar

“Lady Day” fue el pseudónimo que dio el saxofonista Lester Young† a la excelsa cantante de jazz y blues Billie Holiday†, quien en 1947 fue arrestada por narcóticos y recluida en un centro de rehabilitación durante un año.

Ejerció además el viejo oficio de la prostitución. En esta pieza  de temperamento dramático también escuchamos otros instrumentos.

Luego, sigue el álbum con la balada “Men of Good Fortune”, con Jack Bruce† al bajo y Aynsley Dunbar en la batería, el teclista galés Blue Weaver al piano y los guitarristas Steve Hunter y Dick Wagner† (Alice Cooper).

Reed nos canta: “Los hombres de buena fortuna a menudo causan la caída de los imperios / Mientras que los hombres de origen pobre, a menudo no pueden hacer nada en absoluto / El hijo rico espera que su padre muera / Los pobres solo beben y lloran / Y a mí simplemente no me importa en absoluto




El set continúa con “Caroline Says I”: “Caroline dice que solo soy un juguete / Ella quiere un hombre, no sólo un niño / Oh, dice Caroline, oh, dice Caroline 

En esta canción de espíritu glam e influencia de Bowie escuchamos al fondo a Michael Brecker y Randy Brecker†, saxo y trompeta, respectivamente.

“How Do You Think It Feels” es el punto medio del repertorio. Destacan en este tema un soberbio solo de guitarra, la trompeta de Randy Brecker y el trombón bajo de Jon Pierson, que le dan cierto toque soul a este tema midtempo, casi narrado:

¿Cómo crees que se siente? / Cuando estés acelerado y solo, ven aquí, cariño. ¿Cómo crees que se siente? / Cuando todo lo que puedes decir es si tan solo…

Sigue “Oh Jim”, que inicia con una dilatada batería, saxo y trompeta de los hermanos Brecker y Pierson al trombón bajo nuevamente.

Hacia el final, Lou Reed se nos acerca a solas con la guitarra acústica y su voz: “Todos tus amigos de dos bits / Te están inyectando pastillas / Dijeron que era bueno para ti que curaría tus males / No me importa dónde esté / Soy como un gato callejero2”.

Surge entonces la segunda parte de “Caroline Says”, tema slow-tempo donde escuchamos a Reed y la guitarra acústica. Nos canta el neoyorkino acompañado del piano y el Mellotron de Bob Ezrin: “Caroline dice / mientras ella se levanta del suelo / ¿Por qué me ganaste? / no es nada divertido

Escuchamos las campanillas tubulares dando un sutil toque para cerrar.




Los siguientes ocho minutos los ocupa “The Kids”. Además de ser el tema más extenso del repertorio, nos sorprende con Tony Levin al bajo y  B.J. Wilson en la batería.

En su primera parte escuchamos a Lou con la acústica, luego entra Tony, la guitarra slide y Wilson. En esta parte de la historia, los niños ya no están bajo la custodia de su madre “porque no es una buena mujer”.

En esta pieza escuchamos claramente el llanto de un niño. El conmovedor desenlace le abre espacio la acústica “The Bed” para que Lou Reed nos diga con voz distante y espectral: “Este es el lugar donde ella recostó su cabeza / Cuando ella se fue a la cama por la noche / Y este es el lugar donde nuestros hijos fueron concebidos / Las velas iluminaban la habitación por la noche / Y este es el lugar donde se cortó las muñecas / Esa extraña y fatídica noche / Y dije, oh, oh, oh, oh, oh, oh, que sentimiento

La obra culmina con “Sad Song”, una hermosa pero triste melodía con un buen solo de guitarra, las cuerdas y un interesante arreglo vocal de Gene Martynec donde participan Steve Hyden, Elizabeth March, Dick Wagner, Lou Reed. [

Mirando mi libro de imágenes / Se parece a María, reina de Escocia / Ella me pareció muy regia / Sólo sirve para mostrar lo equivocado que puedes estar / Voy a dejar de perder mi tiempo

Viajemos a octubre 5 de 1973 para degustar este disco especial, alejado de las convenciones.

Leonardo Bigott


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