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Madrugada removiendo un océano de sentimientos

madrugada

Madrugada
Concierto en Sala But, Madrid

(Mayo 7, 2019)

Diez guitarras y dos bajos en escena fue el primer impacto visual al llegar y situarnos al borde del escenario. Además, a nuestro lado derecho montados sobre una sobre tarima, se ubicaban un piano vertical, un órgano Hammond portátil y una campana tubular, y al lado izquierdo, en otra sobre tarima, una batería Gretsch.

Todo servido para lo que imaginábamos iba a ser un estupendo concierto de la banda noruega, retirada once años atrás luego de la repentina muerte de su guitarrista Robert Burås, pero que ha decidido regresar.

Nuestra imaginación, sin embargo, se quedó corta ya que el concierto de Madrugada fue realmente apoteósico. Más de dos horas de intensidad y honestidad, de un rock de corte existencial, hiriente y conmovedor a partes iguales, que nos llevó por pasajes de romanticismo otoñal y de explosividad primaveral.




Fue una montaña rusa de emociones por la que nos condujeron el carismático y siempre agradecido vocalista Sivert Høyem, el bajista Frode Jacobsen, el baterista Jon Lauvland Pettersen -tres de los fundadores-, el guitarrista Cato Thomassen y el teclista/guitarrista Crister Knutsen.

La gira de reaparición tiene como leit motiv la interpretación al completo de su emblemático álbum debut, Industrial Silence (1999), de cuyo lanzamiento se cumplen 20 años. Toda la primera parte se centra en ese disco al que le deben mucho. Luego, en una segunda parte presentada como un largo encore, repasan temas de los siguientes cuatro discos.

Tras 18 años de ausencia, el público madrileño fue muy bien recompensado. La entrega de los cinco músicos es notable y la generosidad en el repertorio es de agradecer. Cuando Madrugada hizo su aparición a finales de siglo 20, varias bandas sirvieron de inspiración para su sonido ligado al dark rock de corte existencial, preciosista y melancólico, entre ellas And Also The Trees, Crime and The City Solution -así como su cantante Simon Bonney en solitario-, Nick Cave and The Bad Seeds, New Model Army, Scott Walker, Tindersticks y el Radiohead de OK Computer.

Otras referencias como Richard Hawley orbitan también en ciertos momentos. Todas esas referencias no menoscaban para nada la identidad de Madrugada, que se las arregla para surfear por entre los intrincados recovecos del alma sin llegar a ser demasiado sombría ni muy luminosa.

El soberbio paseo por Industrial Silence

En diferente orden a como aparecen en aquel álbum debut, comenzaron tocando “Vocal”, con ese ritmo pendular que mece y atrapa, con guitarrazos que van y vienen, mientras Høyem va dosificando algunos falsetos a lo Thom Yorke.




Casi sin respiro arrancaron con “Belladonna”, densa y de espíritu bluesero, como queda claro en varios temas. Aquí la guitarra lánguida de Thomassen se luce por primera vez, entre muchas. De seguidas sonó la más rockera “Higher”, con un inmenso bajo distorsionado de Jacobsen.

El trío inicial sirvió para lograr la sintonía entre todos los presentes, que a decir verdad ocurrió de manera natural. El perfecto sonido y la actitud de los cinco músicos facilitó esa conexión. Bajaron un poco el frenetismo con “Sirens”, con un largo y envolvente pasaje instrumental conducido por las paisajistas guitarras que finalmente dan paso a la voz profunda de Høyem. Grandísimo tema.

La melancólica “Shine” -con cierto aroma a Radiohead– logró un silencio total en la sala, roto solo por los que se animaron a cantar. Tras la euforia del público, finalmente un conmovido Sivert saludó: “Buenas tardes, Madrid.

Somos Madrugada directamente desde Noruega. Es un verdadero placer. Muchas gracias. Estamos tocando los temas de hace 20 años que no hemos tocado por un buen tiempo, y vamos hacer todos los demás también. ¿Les parece?”.

El “yeah” colectivo no se hizo esperar, a lo que agregó: “Esta que sigue se llama ‘This Old House’”. Y con la guitarra acústica, interpretaron uno de los temas con mayor influencia del country-folk, nostálgico y sosegado, con Knutsen luciéndose en el órgano y armónica.

Uno de los momentos álgidos fue “Strange Colour Blue”, en la que Sivert, con el escenario a oscuras, alumbra al público con un potente foco. El tema recuerda al disco Paradise Discoteque (1990) de Crime and The City Solution y también al desarrollo de “Slow Pulse Boy” de And Also the Trees.




Siguieron con “Salt”, un intenso tema con magnífica intervención de Thomassen, que incluye la campana tubular que recuerda a “Red Right Hand” de Nick Cave & The Bad Seeds, y luego “Norwegian Hammerworks Corp”.

El tramo final de Industrial Silence fue realmente apoteósico.  Primero fue la salvaje “Beatyproof”, tras la cual muchos asistentes comenzaron a pedir distintos temas a lo que Sivert con delicadeza y sentido del humor respondió que aun faltaba parte del programa, procediendo a anunciar “vamos a seguir con una hermosa canción de amor, una de nuestras favoritas”: “Quite Emotional”. Sin duda, devastadora, y aunque previa a la discografía solista de Richard Hawley, nos lo trajo a la mente.

En la misma tónica emocional prosiguieron con “Terraplane”, con la guitarra en plan western de Thomassen, una base rítmica ralentizada con escobillas y la aparición fantasmal del piano tocado por Knutsen en el tramo final.

Para finalizar escogieron “Electric”, explicando que fue uno de los primeros temas que compusieron, con todas las luces apagadas, inspirados por la luces de la ciudad y con el cual en buena medida el disco se llama Industrial Silence. Es, sin duda, un himno. Muy agradecidos hicieron una pequeña pausa.

El repaso de los siguientes discos

No era fácil escoger, pero los temas elegidos fueron un acierto. Aún faltaba casi una hora de concierto y muchas emociones por atesorar.

Tres temas del segundo álbum, The Nightly Disease (2001), abrieron fuego, comenzando con la infalible “Black Mambo”, entre sus temas más oscuros. Luego “Hands Up – I Love You”, que podría ser un tema darkoso de Mignight Oil.

Explicó Sivert que la última vez que habían tocado en Madrid fue justo 18 años atrás en la gira de este segundo disco, del cual tocarían otro tema más: “Only When You’re Gone”, un maravilloso blues a lo Nick Cave.

Aunque no estaba en el programa, y mientras le gritaban “eres el puto amo”, Sivert dijo que tocarían una del que hasta ahora es su último disco, Madrugada (2008). Y así sonó la exquisita balada acústica “Honeybee”, sobre la cual dijo al finalizar que estaba inspirada por Federico García Lorca. Y del mismo disco siguieron con la romántica “What´s on Your Mind”.




La única escogida del disco Grit (2002) fue “Majesty”, ante la emoción de casi todos que la cantaron. Realmente seductora. El solo de guitarra fue desgarrador, casi recordando a David Gilmour.

Inmediatamente Sivert lo presentó y siguió con los demás, destacando el regreso del baterista y de su “gran amigo” Frode Jacobsen, a lo cual éste ripostó presentando al “gran amigo y muy talentoso” Sivert Høyem. Y nos regalaron “The Kids Are on High Street” del disco The Deep End (2005), elevando el nivel de emociones.

El perfecto cierre de una noche épica fue con la impresionante “Valley of Deception”, sin duda una de las composiciones más emotivas y profundas, que logró un silencio absoluto en las primeras estrofas y luego una total complicidad de la conmovida audiencia que le regaló una sonora despedida, la cual hizo que permanecieran unos minutos sobre el escenario.

Conciertos como éste hay pocos. Madrugada ha regresado con todo y ha removido un océano de sentimientos.

Juan Carlos Ballesta (Texto, fotos y videos)


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