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El épico cierre de gira de María Arnal i Marcel Bagés en Madrid

Maria Arnal i Marcel Bagés

El sorprendente dúo de Barcelona regresó a Madrid para ofrecer un épico concierto cerrando la exitosa gira de 45 cerebros y 1 corazón

María Arnal i Marcel Bagés / Tomavistas Ciudad

Teatro Nuevo Apolo, Madrid

(Noviembre 12, 2018)

 

El listón estaba muy alto en Madrid y por ello se antojaba cuesta arriba superar el apoteósico concierto realizado en Joy Eslava en mayo pasado y que luego refrendarían en Veranos de La Villa.  Fueron dos presentaciones diferenciadas por la locación, la primera en una sala abarrotada de gente parada haciendo presión sobre el escenario y el otro en un anfiteatro al aire libre con la gente sentada a distancia considerable de los artistas.

En el caso del Nuevo Apolo, con entradas agotadas desde meses atrás, la situación fue intermedia, es decir, todo el público cómodamente sentado en butacas en un lugar cerrado y señorial. El concierto fue parte de Tomavistas Ciudad, extensión otoñal del Festival Tomavistas.

A medida que se han ido presentado en diversos escenarios, su puesta en escena ha ido depurándose. La utilización de un largo backing blanco como el de los estudios de fotografía es ya una seña de identidad. Sobre ella se ubican ambos, sentados en las tres primeras canciones y luego de pié, con libertad de acción.

Las luces, generalmente de tonalidad rojiza, ejercen un efecto fundamental en el desarrollo del espectáculo y, combinadas con la vestimenta negra y fondo blanco, en los momentos de mayor frenetismo potencian el carácter retador de la música.  Hubo momentos muy logrados, como cuando María y Marcel muy juntos el uno del otro juegan con las sombras o cuando en casi total oscuridad crean un suspense brutal.

Como ha sido costumbre, el concierto comenzó con la pieza que le da nombre el disco y que sirve para poner las cartas sobre la mesa. “45 cerebros y 1 corazón”, inspirada por el hallazgo de 104 cadáveres en una fosa común del franquismo en la Pedraja (Burgos), lugar donde grabaron el video y tocaron a comienzos de mes.

Es un inicio emotivo, con la tenue luz rojiza que afianza el discurso de denuncia. Tras ella, María dice que están legando al fin de la gira y descubre una lágrima en Marcel.

La delicada “Bienes” y la densa “Jo no canto per la veu” concluyeron el íntimo comienzo del concierto con ellos sentados. Le dieron paso entonces a “La canción de María Ginestá”, sobre la icónica miliciana republicana retratada por Hans Gutmann con un fusil y el cabello al aire en la terraza del Hotel Colón de Barcelona, y que aquí decidieron rebautizar como “La hiper copla de María Ginestá”. La base creada por Marcel recuerda a “Human Behaviour” de Björk.

Detrás del origen de cada una de sus canciones suele haber una interesante historia y una de las mejores es la de “La canción del taxista”, que María describe como “una jota infinita rescatada de un archivo muy friki que creó un grupo de anarquistas italianos que vinieron a la península a recoger canciones tradicionales que tuvieran letras fresquitas, recién hechas, durante la guerra o justo después.

Este archivo pasó por diferentes manos y terminó en Amsterdam. Un amigo nos mandó esta jota cantada por un taxista de Madrid, quien explicaba que la jota era infinita como la incertidumbre de ese momento y cómo infinitas eran las vueltas que daban los presos republicanos en las cárceles. La original decía esto y luego viene la bastarda”. Marcel realiza un fantástico trabajo en plan Thurston Moore.

Luego María introduce “Miénteme”, tema original de Nicho de Elche del disco Voces del extremo (2105), quien escribió el prólogo de su disco y advierte que no estará él, que es solo una versión.

Los vericuetos de la canción de autor

La intensidad del show cogió altura con “La Gent”, descrita como una canción evocadora: “Sin embargo, en este año y medio ha habido momentos de tensión en las que ha cogido una literalidad que nosotros rehuimos un poco. La solíamos presentar como nuestra canción de misa y ahora la presentamos dedicándola a esa parte de nosotros que la rechaza y también a esa parte de vosotros que la va a rechazar.

Funciona como un mantra, es infinita como la jota, es una canción, pues, que dedicamos al corazón de todo nuestro descrédito junto”. Un par de segundos después, como si la audiencia hubiera recibido un k.o., se oyeron los aplausos. Lo que vino después estuvo altamente conectado con esas palabras.

En total penumbra se movieron varias figuras. María se retiró hacia la parte de atrás del escenario y durante muchos minutos permaneció en un lateral sin moverse. Al lado contrario de Marcel, se ubicó el productor David Soler, como había ocurrido en el Joy Eslava.

La sorpresa que intuíamos fue la del Niño de Elche, ubicado al medio, a quien fue posible reconocer de inmediato por su estilo iconoclasta. Entre todos comenzaron a construir un mantra de grandes proporciones, inspirado probablemente en aquel rompedor álbum No Pussyfooting (1973) de Fripp & Eno, que sin duda es pionero del estilo drone.

Fue un crescendo que pasó de unos primeros minutos de naturaleza envolvente y misteriosa, al auténtico delirio vocal de María y Niño de Elche sobre las murallas sonoras de ambas guitarras y un cambiante juego de luces. Incomparable interpretación de este tema respecto a las que ya conocíamos.

Al final, se produjo un efusivo abrazo entre María y Niño y éste, sin robar protagonismo, solo atinó a decir “Gracias por llenar el teatro, estos seres se lo merecen y mucho”.

Maria Arnal i Marcel Bagés Maria Arnal i Marcel Bagés“¿Y qué decir del deseo?”, preguntó María, al tiempo que comenzaba a sonar la acústica de Marcel y se ubicaban juntos para crear un efecto visual siluetado sobre el backing. Soler se quedó con ellos contribuyendo de manera notable a la atmósfera con loops y sonoridades hipnóticas.

También “No he desitjat mai cap cos com el teu” sonó distinta, más extensa y desatada, como una montaña rusa. Ya nos lo había confesado María en la entrevista que nos dio: “podemos hacer lo que nos dé la gana y hay una respuesta”.

“La portada de nuestro disco es un juego que tiene que ver con el diseño. Ya habéis tenido tiempo de comprarlo, hace año y medio que lo sacamos. Este juego empieza haciendo que cada quien se maquee su portada. Eso pasa porque hay un rombo que tiene una tinta dorada, entonces cada uno cuando lo tiene decide como lo rasca, cuándo y de qué manera…

Esta canción se llama ‘Desmemoria’ y está hecha solo con voces y quiso ser en su momento un rasca-rasca hecha canción”. Y de inmediato comienza otro viaje por los confines del ruidismo melódico, de la experimentación de las posibilidades sinérgicas de la voz y la tecnología. Al igual que las dos anteriores piezas, esta interpretación ha madurado a medida que la han interpretado en directo y sonó ahora grandiosa e inquietante.

Continuaron con “Big Data”, canción nacida de la adicción cotidiana con las redes sociales, la más rítmica de su repertorio junto a unos arpegios de guitarra exquisitos. Mucho de Björk hay en ella, tanto en la voz como en el tratamiento electrónico. Ha evolucionado muy bien desde que la estrenaron hace meses.

El desenlace del concierto 

El segmento final lo inicia Arnal con el ya clásico coro “De esta civili-li-li-li-li” y la interacción con el público cantando “miedo ensordecedor y aburrimiento”, decreciendo en el volumen hasta hacerlo susurro y luego romper en el grito colectivo “que no dejan hacer en ninguna parte”.

Y entonces la introduce: “Esto es ‘Canción Total’”. Es un tema conmovedor, de adictiva melodía melancólica, con una letra irónica sobre la vida actual. El título alternativo debería ser: “Conexión Total”.

Al introducir el tema final dijo que iban a terminar con el tema que más puertas les ha abierto e hizo la comparación con el que abrió el concierto. En aquel estamos bajo tierra y en éste suspendidos en medio de una galaxia. Se trata de “Tú que vienes a rondarme”, sin duda una canción que tendrán que seguir tocando toda su vida.

Maria Arnal i Marcel Bagés Maria Arnal i Marcel BagésLos aplausos no pararon y la intensidad crecía, así que María y Marcel regresaron para –de nuevo sentados- ofrecer la muy sensible “Ball del vetlatori”, su primera canción, un fandango de Xátiva en Alicante que describe un ritual funeral de cuando moría un niño en el que permanecían una noche entera cantando, situación que les tocó de cerca debido a que ambos han vivido muertes tempranas de personas cercanas, cuando no tocaban.

La guitarra acústica y la voz construyen un tema de alto impacto emocional que tiene además de fandango, tiene aroma de blues. Siguieron con “A la vida”, una impecable interpretación de la canción del compositor valenciano Ovidi Montllor.

Pero nadie se movió de sus butacas y tuvieron que regresar de nuevo para dejarnos a todos en otra galaxia con “Miris on Miris”, del EP Verbena (2016).

Cuesta creer que María Arnal i Marcel Bagés apenas están despegando. Su horizonte, como la jota, parece ser infinito.

Juan Carlos Ballesta (Texto y fotos)