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Let Love In: álbum capital de Nick Cave and The Bad Seeds

Nick Cave

El octavo disco del cantator australiano junto a su fiel agrupación, fue publicado en 1994 y representa uno de sus momentos más álgidos y distintivos

Nick Cave and The Bad Seeds
Let Love In

Mute. 1994. Australia

En la larga y rica trayectoria del inimitable cantautor australiano junto a su inseparable banda The Bad Seeds, el octavo disco en estudio, Let Love In, es sin duda, una de sus piedras angulares.

Tras la intensa etapa de los años 80 en la que Cave fue ubicado dentro del rock gótico y se adentró en la cultura musical norteamericana, retorciendo el blues, la llegada de una nueva década trajo consigo algunos cambios importantes.

Luego de varios movimientos en la formación y de haber mudado epicentro creativo de Melbourne a Londres, Berlín, Nueva York y Sao Paulo, el regreso a la capital de Inglaterra arrojó el disco Henry’s Dream (1992), más rockero y agresivo, tal como quedó documentado en Live Seeds (1993).

El núcleo estable de los Bad Seeds estaba conformado entonces por Blixa Bargeld (guitarra, coros), Mick Harvey (guitarra, órgano, batería, arreglo de cuerdas, coros), Martyn P. Casey (bajo, coros), Thomas Wydler (batería, percusión) y el recientemente fallecido Conway Savage (piano, coros), a quienes se sumaron una serie de invitados entre los cuales estuvo por primera vez el violinista Warren Ellis (The Dirty Tree), a la postre convertido en la mano derecha de Cave tras los abandonos de Bargeld y Harvey ya en este siglo.




Let Love In contiene varios de los más emblemáticos temas de la carrera de Cave, y en su conjunto es uno de los más sólidos y coherentes trabajos, probablemente el que define mejor el sonido que desarrollaría en los años siguientes.

El inicio con “Do You Love Me?” pone el listón alto, un tema de seis minutos en los que se despliega toda la fuerza emocional de Cave y la banda y cuya primera estrofa es confesional: “La encontré en una noche de fuego y ruido / campanas salvajes repicaban en un cielo salvaje / Supe desde aquel momento / Que la amaría hasta el día de mi muerte”.

Nobody’s Baby Now”, es una emotiva balada en línea directa con las que ya había desarrollado en The Good Son (1990), en la que mezcla religión con amor: “Buscaré en los libros sagrados / Trataré de desentrañar el misterio de Jesucristo, el Salvador / Leo a los poetas y los analistas / Investigué a través de los libros sobre el comportamiento humano / He viajado por todo el mundo / por una respuesta que se negó a ser encontrada / pero ahora ella es una nena de nadie / Yo la amaba entonces , y creo que su amor sigue / veo su cara cuando me surge un cierto estado de ánimo / Ella vive en mi sangre y mi piel”.

Uno de los temas más inquietantes y salvajes de Cave es “Loverman”, que trata sobre el deseo y la cual pasa de la calma a la tormenta varias veces. La sigue “Jangling Man”, otra pieza áspera, cruda, que trata sobre un turista asesinado en un bar, en el cual había pedido el trago especialidad de la casa.

Uno de los temas claves del repertorio Cave es la monumental “Red Right Hand”, una de esas piezas que atrapa sin remedio y nos lleva por recovecos intrincados del alma. Solo es superada por “The Mercy Seat” en cantidad de interpretaciones en directo. La música fue compuesta por Cave, Harvey y Wydler, y en ella destaca el órgano tocado por el propio Nick y las estratégicas campanas tubulares de las que se encarga Harvey.




Su inquietante letra concluye con estas líneas: “Lo verás en tus pesadillas, lo verás en tus sueños / Él aparecerá de la nada, pero él no es lo que parece / Lo verás en tu cabeza, en la pantalla del televisor / Y oye amigo, te advierto que lo apagues / Él es un fantasma, es un dios, él es un hombre, él es un gurú / Eres un diente microscópico en su plan catastrófico / Diseñado y dirigido por su mano derecha roja”.

I Let Love In”, es una especie de vals siniestro, en el que Cave clama: “Bueno, he sido atado y amordazado y he sido aterrorizado / he sido castrado y he sido lobotomizado / pero nunca mi atormentador había venido en un disfraz tan atractivo / yo dejé entrar al amor / yo dejé entrar al amor”.

La frenética “Thirsty Dog” recuerda los tiempos más desatados con The Birthday Party, la banda que lo puso en el mapa y que desató todos los demonios entre las décadas de los 70 y 80.

Pero entonces hace su aparición “Ain’t Gonna Rain Anymore”, una balada de despecho e inquietante melancolía: “Una vez llegó una tormenta en la forma de una chica / hizo pedazos mi pequeño reconfortante mundo / a veces juraría que aún puedo oírla aullando a través del naufragio y las ruinas / Y no va a llover nunca más / ahora que mi nena se ha ido”.  Los violines de Warren Ellis y Robin Casinader, refuerzan la atmósfera.

Lay Me Down” es un desgarrador tema en el que Cave canta de una cierta forma que recuerda a Shane McGowan (The Pogues) y en cuya letra se declara un miserable: “Si quieres ser mi amiga y quieres arrepentirte / y quieres que todo termine / y quieres saber cuándo / bueno, hazlo ahora, no me importa cómo / haz una última reverencia, toma una postura, toma mi mano y mándalo todo al diablo /  Van a informar al jefe de policía, quién mostrará un suspiro de alivio / dirá que era un truhán y un malhechor y un ladrón / sí, cuando me vaya / Entrevistarán a mis profesores, quienes dirán que yo era una de las criaturas más lamentables de Dios / imprimirán un folleto informativo de seis páginas cuándo me vaya / Harán sonar un gran gong antiguo / la comitiva funeraria tendrá más de diez millas de largo / el mundo se reunirá para una canción de despedida cuando me bajen para enterrarme / Harán sonar una trompeta y el mar se enfurecerá y el cielo se atormentará / todo hombre y bestia guardará luto cuando me vaya”.

El cierre del álbum es con “Do You Love Me? (Part 2)”, una continuación en clave Angelo Badalamenti, señorial y al mismo tiempo casi funeral, del tema que da inicio a este puñado de canciones. La ambientación envuelta en una subyugante tristeza, nos deja tocados.

Let Love In es uno de esos discos atemporales, cuyo impacto se siente igual 25 años después de su aparición. En la fructífera carrera del australiano, se encuentra justamente en la mitad de su discografía junto a The Bad Seeds. Es el antes y el después.

El productor Tony Cohen supo potenciar aún más la ya de por sí poética fuerza de estas composiciones que abordan la religión, el sexo, el amor, la muerte, la culpa y la soledad, a la manera única de Nick Cave.

Una obra inmortal.

Juan Carlos Ballesta


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