El 21 de noviembre de 1985 fue publicado el segundo disco de la influyente banda argentina, con el cual comenzaron a trascender en Suramérica
Soda Stereo
Nada Personal
Columnia/Sony Music. 1985. Argentina
El homónimo álbum debut del trío conformado por Gustavo Cerati (voz, guitarra, samplers, sintetizadores), Héctor “Zeta” Bosio (bajo, coros, samplers, sintetizadores) y Carlos Alberto Ficicchia “Charly Alberti” (batería, percusión), fue un comienzo muy prometedor y rápido convirtió a Soda Stereo en la gran esperanza del rock argentino.
El disco tenía una serie de elementos tomados del new wave británico, mezclando influencias de The Police, Fischer Z, Madness, The Specials, Duran Duran. Era la etapa post-conflicto de las Malvinas que creó una cierta reticencia hacia todo lo relacionado con Gran Bretaña.
En noviembre de 1985 fue publicado el segundo disco, un evidente paso adelante en todos los sentidos. Con él la banda comenzaba realmente a darle personalidad a su sonido, todavía con las influencias anteriores pero con una paleta mayor y un sentido conceptual más interesante.
Temas como “Nada personal”, “Juego de seducción” y “Cuando pase el temblor”, se convirtieron rápidamente en clásicos, con algunos elementos extras como la música andina.
El diseño de arte de cierta inspiración constructivista de Fabia Di Mateo y el recordado Alfredo Lois, responsable de la imagen visual y muchos vídeos de la banda, con foto de Eduardo Martí, nos da la bienvenida.
En “Nada personal”, que da nombre al disco, conviven la batería electrónica, la guitarra funky y la voz de Cerati, quien canta: “Comunicación sin emoción, Una voz en off con expresión deforme. Busco algo que me saque este mareo, Busco calor en esa imagen de video. Nada, nada personal”
En “Juego de seducción” hay un claro paso adelante en el sonido de Soda. La forma de cantar de Cerati se delinea perfectamente y destaca por sobre la instrumentación. “Voy a ser tu mayordomo / Y gozarás el rol de señora bien / O puedo ser tu violador / La imaginación esta noche todo lo puede / Te llevaré hasta el extremo / Te llevaré, abrázame / Este es el juego de seducción”
“Cuando pase el temblor” es un quizá el tema más pegadizo del disco, con un notable aroma a la banda australiana Men at Work, muy popular entonces. La guitarra de espíritu reggae, el expresivo teclado de Fabian Vön Quintiero y la vocalización, delinean este temazo.
“Estoy sentado en un cráter desierto / Sigo aguardando el temblor, en mi cuerpo / Nadie me vio partir, lo sé / Nadie me espera / Oh oh oh / Hay una grieta en mi corazón / Un planeta con desilusión”.
El resto de los temas, conforman un puñado de estupendos temas, menos populares pero muy queridos por los fans de la primera época.
“Si no fuera por…” (compuesta por los tres integrantes), recuerda claramente a XTC, y es una de las pieza más juguetonas y ligadas con sus primerizas influencias.
“Danza rota”, 35 años después suena anclada en su momento, con un sonido a medio camino entre Hall & Oates, Tompson Twins y Talking Heads. Una mezcla deficiente ubica en primer plano a la batería, mientras la guitarra luce escondida.
“El cuerpo del delito”, es un funky con Zeta (co-compositor) en plan estelar y de gran presencia de los teclados. Da paso a “Estoy azulado”, compuesta por Cerati y Richard Coleman, la cual comienza con el seductor saxo de Gonzalo Palacios, que reaparece en un mejor rol avanzado el tema. Esta es una atractiva pieza con gran trabajo de guitarra.
Con una sencilla letra y un gran bajo se desarrolla “Observándonos (Satélites)”, con herencia a Talking Heads y XTC. Es el segundo tema compuesto por Cerato y Bosio
Los dos últimos temas son otros dos funkys: “Imágenes retro” y “Ecos”.
El primero, compuesto por Cerati y Alberti, posee cierta cercanía a Duran Duran, aunque con menos carga de teclados, mientras que el segundo posee una guitarra y rítmica repetitiva y sobre ello Cerati canta: “Ecos / Los mismos instantes / Ecos / Cubriendo mi soledad / Estoy moviéndome / Con mis propios latidos / Llenando vacíos / Todo es tan igual / Tan previsible / Tan frío / Ecos”
Nada personal abrió las compuertas de Suramérica para el primer tour importante, que terminó fusionado con el lanzamiento del siguiente disco, Signos (1986). Chile, Colombia, Perú, Ecuador y Paraguay fueron los países afortunados.
El álbum contó con la participación de Fabián «Zorrito» Vôn Quintiero (teclados), y fue grabado en el famoso estudio Record Plant de Los Angeles por Mariano López. Un crecimiento en la producción que se notó y que también contribuyó a lograr un vertiginoso aumento en las ventas.
Obviamente, como pasó con muchas producciones de los años 80, la presencia de la nueva tecnología es tan notable que es imposible dejar de ubicarlo en 1985. Quizá ese sea el handicap 35 años después y por ello sus canciones adquirieron un sonido mas atemporal en las versiones en directo realizadas en los 90.
Juan Carlos Ballesta
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