A fines de enero de 1968 fue publicado el primer álbum de la banda canadiense/estadounidense, una obra clásica del incipiente hard rock
Steppenwolf
Steppenwolf (debut album)
ABC Dunhill. 1968. EE.UU. / Canadá
¿Quién no recuerda los temas “Born To Be Wild” y “The Pusher” de la película Easy Rider (1968) protagonizada por Jack Nicholson y Peter Fonda†?
Hoy, estas emblemáticas canciones son parte de la cultura motociclística mundial y una suerte de himno para quienes se desarrollan en ella, en especial la primera. Esos temas, escogidos por el director Dennis Hopper, fueron compuestos por la banda Steppenwolf, nombre inspirado en la novela de Herman Hesse, Lobo Estepario (1927).
Dicho quinteto surgió del grupo de rock canadiense Sparrow y hoy está considerado pionero del hard rock junto a super bandas como: Cream, Iron Butterfly, Led Zeppelin y Deep Purple.
Este gigantesco primer paso, encuentra a John Kay en la armónica, las guitarras y voz líder; Michael Monarch en coros y guitarras; Rushton Moreve en bajo y coros; Goldy McJohn en las teclas; y Jerry Edmonton en batería, coros y percusión, quienes estuvieron bajo la producción de Gabriel Mekler (Janis Joplin, Three Dog Night, Etta James…) con Bill Cooper y Richard Polodor tras la consola.
La sencilla portada, que nos muestra a la banda y que encierra el repertorio de once canciones, es una obra fotográfica de Tom Guldenfinger.
Este emblemático disco da inicio con “Sookie Sookie”, tema de los afamados músicos Don Covay† y Steve Cropper que Steppenwolf lanzó como el segundo sencillo de tres que son parte de esta magna obra.
La canción es sencillamente una invitación a bailar. En ella un buen solo de guitarra y el órgano Hammond hacen de esta canción un buen comienzo.
Luego sigue “Everybody’s Next One” con su intro de teclados y guitarra, nos narra la historia de una mujer que recurre en el error de enamorarse y entregarse al hombre equivocado una y otra vez.
“Berry Rides Again” es un rock ‘n’ roll tributo a Chuck Berry†, con el piano y la guitarra en full swing y John Kay cantando nombres de algunos de los temas clásicos del famoso guitarrista, cantante y compositor como “Johnny B. Goode” y “Maybellene”
Luego interpretan “Hoochie Coochie Man”, de Willie Dixon†, otro histórico hito de la música.
Acto seguido surge el plato fuerte del menú, “Born To Be Wild”, del compositor canadiense Mars Bonfire.
En ella nos canta un tanto desgarrado Kay: “Pon tu motor en marcha / Sal a la carretera buscando aventura / En lo que venga a nuestro camino / Sí, cariño, voy a hacer que suceda / Toma el mundo en un abrazo de amor / Dispara todas tus armas a la vez / Y explota en el espacio”
Este clásico es el tercer sencillo del álbum.
Matizando un poco el set con algo de blues, está el último tema del lado A, “Your Wall’s Too High” que cambia un poco la dinámica de este “discazo”.
Kay nos recuerda que ha aprendido mucho de sus errores. Acá escuchamos: “Tu muro es demasiado alto, no puedo ver / Parece que no puedo alcanzarte, no puedo liberarte / Si puedes oírme, sigue el sonido / Y ayúdame a derribar tu muro hasta el suelo…”
“Desperation” es una alentadora canción sobre no renunciar a perseguir nuestros sueños pese a las caídas. Es el primer tema de la segunda cara del vinilo donde una vez más teclas y guitarra comandan este maravilloso viaje musical.
Seguidamente, iniciando con la guitarra eléctrica, Steppenwolf nos interpreta “The Pusher”, un tema de Hoyt Axton† sobre el consumo de drogas, tan en boga en aquellos años 60.
Tras el éxito anterior, la banda nos presenta su primer sencillo “A Girl I Knew”, canción en la que el grupo muestra afecto por el barroco y nos canta: “Una chica que conocí / Alguien con quien solía hablar / Cuando nos encontrábamos en medio de una habitación / Una chica que conocí / ¿Quién vestía un tono de azul? / Alguien con quien solía hablar…”
Dos temas nos llevan al final de este homónimo debut. El primero de ellos es “Take What You Need”, una canción sobre un amor a destiempo.
Finalmente Steppenwolf nos presenta “Ostrich”, una movida pieza que en parte va: “Te llamaremos cuando tengas seis años / Y arrastrarte a la fábrica / Para entrenar tu cerebro durante dieciocho años / Con promesa de seguridad / Pero entonces eres libre / Y cuarenta años que desperdicias para perseguir el signo del dólar / Entonces puedes morir en Florida / A la agradable edad de sesenta y nueve”
Escuchemos en su entereza este ¡clásico imperecedero del rock!
Leonardo Bigott
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