El final de la Gira Cable a Tierra del sexteto madrileño en el Wanda Metropolitano, junto a miembros de El Naán y Aliboria, fue apoteósico
Vetusta Morla
Concierto en Estadio Wanda Metropolitano, Madrid
Gira Cable a Tierra
(Junio 24, 2022)
Pasados cuatro años de aquel inolvidable concierto en la explanada de la Caja Mágica, de nuevo celebramos San Juan en Madrid con Vetusta Morla.
Este era el último concierto de la “Gira Cable a Tierra” que llevó a la banda a Valencia, Barcelona, Gran Canaria, Tenerife, Bilbao, Portas, Alicante y Sevilla, además de México y algunos países europeos. La gira eventualmente regresará a Latinoamérica.
Cable a Tierra es producto de un período oscuro y de reflexión, cuyas canciones fueron surgiendo a fuego lento en tiempos de pandemia y tormentas de nieve, tal como comentó Pucho en uno de sus discursos.
El disco presenta diferencias con los anteriores, principalmente en los acercamientos a la música tradicional, lo que llevó al grupo a concebir una gira distinta con la participación de dos fantásticos grupos folclóricos, el palentino El Naán y el gallego Aliboria.
Gracias a ellos, este concierto tuvo un atractivo muy distinto. Un buen número de canciones tuvieron un colorido y una sensibilidad muy especial. No es fácil lograr esta simbiosis y mucho menos aún poder transmitirla adecuadamente en espacios tan inmensos como el Wanda Metropolitano.
La pregunta siempre es pertinente: ¿Cómo ha podido un grupo que durante años se mantuvo en un estatus subterráneo convertirse en una banda de estadio y no caer en el pantano de lo superficial y lo comercial?
Que Vetusta Morla sea un grupo gigante reviste por supuesto grandes méritos, pero también ha limitado el número de ocasiones en las que es posible asistir a un concierto. Si pierdes la ocasión, tendrás que esperar años. Ese es el precio de convertirse en una banda de gran popularidad. Lo del Wanda fue, sin duda, épico, memorable.
Cada concierto de esta naturaleza representa un esfuerzo tremendo, mucho más una gira que involucra a un equipo de muchas personas en diferentes ámbitos, un montaje espectacular, un sonido potentísimo y una logística compleja.
A las 22h se apagaron las luces y mientras sonaba la introducción salieron los seis vetustos, Juan Pedro “Pucho” Martín (voz), Guillermo Galván (guitarra, coros), Juan Manuel Latorre (guitarra, teclados, coros), Álvaro B. Baglietto (bajo), David “El Indio” García (batería, coros) y Jorge González (percusión, coros), admirablemente juntos desde hace casi 25 años. Todos bajo el estilismo de Estela Benítez y ropa de Otrura, sintonizados con el espíritu folclórico.
Con ellos cuatro músicos de El Naán -incluido Héctor Castrillejo, quien tuvo especial relevancia con su poesía en la introducción de varias canciones- y dos cantantes de Aliboria, quienes conformaron la llamada Orquesta Cable a Tierra.
En medio de un efecto jaula interpretaron “Puñalada trapera”, con efectos visuales de alto impacto que serían una característica durante todo el concierto. De hecho, uno de los aspectos más destacables de la puesta en escena fueron los efectos visuales, mientras que una de las deficiencias fue la tenue iluminación del escenario, lo que dificultaba en muchos momentos una buena visión del escenario, en especial desde lejos. Aunque hubo pantallas, no fueron suficientes.
La temprana revisión del nuevo disco continuó con “La Virgen de la Humanidad”, uno de los temas centrales, con la “orquesta celtíbera” demostrando desde el principio que su presencia sería fundamental.
Con poema introductorio llegó “No seré yo”, con proyecciones relacionadas con el diseño de arte del disco y especie de hologramas. Cuando el concierto ya había tomado vuelo llegó la primera revisión del pasado con “El hombre del saco” de Mapas (2011), pero todo fue confusión cuando el sistema de audio dejó de sonar.
Al principio el público pensó que era parte del show y que Pucho interactuaba, pero la realidad es que la banda no se había percatado del “black out”.
Los minutos de silencio, sin embargo, no pasaron de ser una anécdota.
El percance hizo que “Golpe Maestro” sonara a toda potencia, interpretada solo por el grupo. Fue uno de dos temas de La Deriva (2014), el disco que fue como un antes y un después.
“Cualquier cosa que pase hoy, solo os pido, que no os impida disfrutar de esta noche. Hemos estado un par de años con tiempos muy inestables, oscuros e introspectivos. El panorama en el futuro no es muy halagador, pero esta noche queremos un pensamiento global, conjunto y que nos demos cuenta y seamos conscientes de la puta suerte que tenemos de estar todas y todos aquí hoy”.
Foto: Óscar Ribas TorresEl siguiente tema, “Corazón de lava”, estuvo acompañado de una pantalla roja que daba la sensación de estar astillada, mientras en los bordes de las tribunas circulaban los motivos proyectados. Fue una interpretación épica.

Del ambiente rojo pasamos al azul en la grandiosa “Maldita dulzura” de Mapas, uno de los puntos álgidos del concierto, con la percusión de El Naán y Aliboria, y la voz de María Alba en plan estelar en una especie de duelo con Pucho. Sin duda, es una pieza de gran contenido emocional.


La revisión de Cable a Tierra prosiguió con “El Imperio del Sol”, la cual fue precedida por Héctor Castillejo y el canto “Todo lo cría la tierra”. La orquesta folclórica -tambores y voces- fue fantástica.
Antes del siguiente tema, Pucho explicó: “Cable a tierra es un disco que nos ha llevado a ver muchas cosas. Fue compuesto en periodos de recogimiento, en la pandemia, un temporal de nieve que asoló Madrid hace un tiempo y ese espíritu nos hizo darnos cuenta de lo cercano que teníamos. No solo nuestras familias, sino los que estaban enfrente de los balcones, esos comercios al lado de casa y en las desescaladas encontramos a unos compañeros y compañeras que decidimos traer en nuestros viajes”.
Y entonces el intro de “Panaderas de Pan Duro” sentados golpeando acompasadamente la mesa como se ha hecho por generaciones dio paso a “Finisterre”, en una interpretación magistral de aroma ancestral que la convertía en el mejor momento del concierto hasta entonces.


La nostalgia apareció enseguida en toda su plenitud con “Copenhague” del debut Un día en el mundo (2008), que la gente cantó a todo pulmón. Los lasers de alta factura apuntalaron la interpretación.
La tónica siguió con “Boca en la tierra”, que sigue conservando el encanto de aquella primera etapa discográfica. Y con unas visuales de lujo y unas guitarras a lo The Edge, interpretaron “La vieja escuela”, primero de varios acercamientos a Mismo sitio, Distinto lugar (2017).

La gran introducción de Aliboria y “Camiño do Alen” fue ideal para uno de los momentos mágicos que no podía faltar en la celebración de San Juan: “23 de junio”. A ritmo de valse muchas parejas y amigos bailaron en la arena central del estadio, tal como había pedido Pucho: “Sin mascarilla ni distancia, todo el mundo bailando”.
En pleno ecuador del concierto, abordaron “Al final de la escapada”, que fue precedida por “La Tarara”. La magnífica percusión le dio un carácter tribal.
La imagen en pantalla del recordado presentador del programa “Días de Cine”, Antonio Gasset, haciendo uno de sus comentarios sobre cómo descubrir a los imbéciles, fue la introducción para “La Diana”, una pieza con cierto aire psicodélico que contó con varios de los mejores visuales de la noche.
Tanto “Lo que te hace grande” como “Palmeras de la noche”, sonaron crudas y potentes, quizá por la ausencia de la orquesta folclórica. La segunda fue de las más coreadas por el público, con guiño incluido a la cachetada de Will Smith a Chris Rock. .
El piano y la percusión dieron inicio a “Consejo de sabios”, que al cambiar de tempo trajo al rapero argentino WOS (Valentín Oliva) al escenario, cuya intervención estuvo fantástica
La intensidad del show iba a más. Casi en plan predicador, Castrillejo nos llevó a “Palabra es lo único que tengo”, uno de los temas mas rockeros y salvajes del nuevo disco, que fue acompañado por pertinentes proyecciones de frases y palabras.
Y ya con la adrenalina a tope nos lanzaron ese infalible electro-rock a lo Primal Scream que es “Te lo digo a ti”, que nos inoculó de energía y sirvió de puente a otro clasicazo primerizo, “Sálvese quien pueda”.
Situados en aquel primer álbum, el clímax emocional continuó con otros dos temazos junto a la Orquesta Cable a Tierra. El primero fue “Valiente”, uno de los más aclamados, y el segundo “Saharabbey Road”, incluida la intro con Aliboria y “Muñeira de Ons” y los versos de Castrillejo.
La felicidad del público se desbordaba. Era la demostración del sentir colectivo de que Vetusta Morla es un patrimonio esculpido por todos al que hay que cuidar y apoyar.

Pero aún faltaba el encore, un regalo de otras tres canciones que totalizaron 26. Este tramo final lo comenzó Pucho con su discurso mas reivindicativo y político a favor del sector de la música, a la vez que necesario: “¡Vaya ganas que teníais! Nosotros también, de verdad. Ha sido muy bonito. Es un gustazo un estadio lleno, no sabéis lo que significa después de todo lo que hemos tenido. Muchísimas gracias por no haber tirado la toalla”.
Antes de continuar, hay que agradecer a muchísima gente. Es una gira en la que tenemos a 65 personas arriba, pero hoy se ha cuadriplicado para que esta noche acontezca este ritual de magia, de música, de amor, de poesía que tanta falta nos hace. Después de lo que hemos vivido ha habido mucha gente del sector de las industrias musicales han desaparecido del mapa. Un sector que de por si ya estaba bastante arrasado y que se ha quedado tiritando.
Ha sido un paso atrás enorme. Tenemos casi tres años de giras suspendidas saliendo a la vez. Hay falta de material humano y técnico. Todas las personas que no estáis viendo hoy encima del escenario que no son músicos, se estando dejando la piel para que cada festival y concierto acontezca y nos transmita algo de música, amor y poesía. Así que les pido un gran aplauso para todos ellos.
Hay técnicos de todo tipo ahi fuera, de sonido, de monitores, de luces, cámaras en directo y en diferido, hay acomodadores, gente de seguridad, de producción, de vestuario, hay costureras, escenógrafos, utileros…hay una gran cantidad de profesionales que se dejan la piel cada noche (olvidó mencionar a periodistas y fotógrafos) para que disfrutemos y seamos conscientes de la suerte que tenemos”.
Y continuó: “Hay otros sectores que gozan de malas o buenas leyes. La música está muy sola. Necesitamos leyes que amparen a los músicos y técnicos. Hago un llamamiento, rompo una lanza y pido a que ayuden a que no desaparezcan las salas y que haya conciertos de calidad”.
Comenzó a sonar entonces “Si te quiebras”, uno de los más sosegados y emotivos temas de Cable a Tierra, que a esas alturas del concierto produjo un profundo sentimiento colectivo en las aproximadamente 40 mil personas congregadas en el Wanda como en una especie de ceremonial.
El último tramo, con la batería incorporada y las guitarras envolviéndolo todo, dejaron todo servido para la maravillosa “Cuarteles de invierno”, antes de la cual Pucho volvió a agradecer y dejó la frase: “que a nuestro público favorito aun le queden muchos años”.
“Cuarteles de invierno”, no envejecerá nunca. De todo el abanico de canciones de Vetusta Morla, esta posee un encanto muy potente.
Y con todos hipnotizados y la frase “mi hogar” en loop, las luces se apagaron para dar paso a “Los días raros”, durante la cual la voz de Héctor Castrillejo hizo su aparición para dejarnos frases como “Nos vamos Madrid, nos vamos, pero volveremos”. “A nuestras hijas y nuestros hijos les brotarán alas y volarán”.
Dos horas y media después de los primeros acordes, Vetusta Morla puso punto final a una noche memorable, propia de un grupo único en el panorama musical español que se resiste a dejar de ser si mismo. Es de agradecer tanta entrega y honestidad.
Juan Carlos Ballesta
Fotos: Óscar Ribas Torres
