El reconocido cantautor venezolano regresó a Madrid después de tres años para ofrecer un concierto generoso de 25 canciones y más de dos horas
Yordano
Tour Europa 2020
Concierto en Café Berlín
Producción: Moyan Project Producciones / Ventura Producciones
(Febrero 15, 2020)
Para los muchos admiradores de la obra del cantautor venezolano, y de él como persona íntegra y humilde, es una doble alegría verlo recuperado de salud y con su vena creativa de nuevo a plenitud.
Ha pasado ya un tiempo del celebrado concierto de reaparición en 2016 en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela y las secuelas en 2017 (Solo y de Cerca; El Tren de los regresos), cuando aun reflejaba mucha fragilidad y unos grandes deseos de vivir, como lo manifestaba en sus campañas de crowdfunding en redes sociales
Un nuevo disco está ya a punto de publicarse, un hecho que reafirma su naturaleza luchadora y que demuestra que la inspiración sigue en ebullición.
Cinco años después del difícil trance que lo llevó a un quirófano para un trasplante de médula y el delicado proceso de recuperación, Yordano ha sido declarado oficialmente curado. Así lo publicó en sus redes, y de solo verlo, se constata que es así.
La diáspora venezolana -de la cual él también forma parte- lo recibe cálidamente donde quiera que se presente. Es alguien respetado, admirado y muy querido. El administra esas muestras de afecto con agradecimiento y las retribuye con su arte.
Este tour por Europa lo lleva a Barcelona, Valencia, Madrid (con cuatro fechas), Roma, Milán y Madeira, solo con su guitarra y sus muchas anécdotas.
La faceta de Yordano en plan solitario es sumamente interesante, tal como hemos comprobado varias veces. Son las canciones desnudas, en su estado primigenio con voz y guitarra, en la forma en que su autor considera interpretarlas sin banda de apoyo ni artificio alguno.
En varios casos adquirieron un enorme valor emocional. Además, fueron aderezadas con historias y un anecdotario íntimamente ligado a la sociedad venezolana, a su familia y amigos, y a sus propios gustos por la música.

Solo las restricciones de tiempo pararon a Yordano
Veinticinco canciones, algo más de dos horas, fue sin duda un generoso regalo para una audiencia totalmente entregada que no paró de cantar nunca. El setlist incluyó prácticamente todas las canciones conocidas. Las limitaciones de tiempo en Café Berlin fueron el único impedimento para que Yordano no se extendiera aún más.
“Hoy vamos a salir” comenzó la velada, tras la cual bromeó diciendo que llevaba sombrero para que no se le escaparan las ideas. Ya desde el inicio se percibió a un Yordano distendido.
“Chatarra de amor” fue el primer momento de interacción con el público, al cual puso a cantar el coro “y lloró, lloró y lloró”.
Bromeando de nuevo, dijo que seguiría con una canción que le ha traído dolores de cabeza. “Voy a salir de ella”, y comenzaron los acordes de “Por estas calles”, de inusitada y desgraciada vigencia en Venezuela, una canción de aguda denuncia social y política.
No hubo manera de parar de cantarla y al mismo tiempo reflexionar sobre el triste destino de un país.
Ya para 1992 la letra de Yordano reflejaba el drama que germinaba en calles y barrios caraqueños, así como la desconfianza en los cuerpos de seguridad, situación que terminó convirtiéndose en un monstruo, lo cual quedó plasmado en la telenovela del mismo nombre que produjo RCTV, canal paradójicamente engullido por el demencial proyecto chavista.
Aplausos y coros desde la primera estrofa: “Por estas calles la compasión ya no aparece / y la piedad hace rato que se fue de viaje / cuando se iba la perseguía la policía / oye conciencia, mejor te escondes con la paciencia / por ningún lado se encuentran rastros de valentía / quienes la vieron dicen que estaba pálida y fría / se daba cuenta que estaba sola y sin compañía / y cada vez que asomaba el rostro, se le veía / por eso cuidate de las esquinas, no te distraigas cuando caminas / que para cuidarte yo solo tengo esta vida mía”.
La canción “Aquí viene la noche” se la dedicó a su esposa, manager y motor Yuri Bastidas, presente en la sala. Es un delicado tema del disco Jugando conmigo (1986), menos famoso que otros de ese importante disco, pero de gran contenido poético.
La pegadiza “Muñeca de lujo” sonó fantástica solo con guitarra, y produjo lágrimas de nostalgia por primera vez en algunos.
“Me han dicho que con la canción que viene aumentó la población en el área del Caribe y zonas aledañas. La voy a tocar a mi manera. En la casa me sale perfecta”, y comenzó con la romántica “Otra madrugada”, una especie de bolero.
Y sin presentarla cantó “A flor de piel”, canción que popularizó primero la cantante Luz Marina. El público hizo el coro sorprendentemente afinado, lo que valió el comentario de Yordano: “¡Como que les gusta esta canción!”.
“Con la canción que viene ahora pagué el parto de mi hija mayor”, fueron sus palabras antes de tocar “No voy a mover un dedo”, popularizada primero por Guillermo Dávila en 1983 y luego incluida en el homónimo disco negro que lanzó a la fama a Yordano en 1986 y del cual solo faltó que tocara un tema de los 10 que lo componen.
Siguió con “Lejos”, recordando los tiempos del “Sótano de La Florida”, donde quedaba el estudio donde se reunían muchos de los músicos ligados con el sello Sonográfica, una de las dos que acaparó el mercado venezolano en los años 80.
Luego de contar una anécdota divertida sobre una mujer que en el concierto en Barcelona gritaba “te quiero” cada tres minutos tocó la fantástica “Triste historia”, una de las canciones del primer disco, Negocios son negocios (1981) cuando firmaba con su nombre Giordano y que luego regrabó con La Sección Rítmica de Caracas. Lució como nunca su voz.

“Somos tu y yo”, con sabor a canción italiana, y “Azul” -del disco Secreto de la Noche de 2002, editado en un complicado momento-, funcionaron como perfecto puente con la segunda mitad del concierto. Otra balada “Todo el amor”, de El deseo (2008), calmó brevemente a la gente.
El momento más sentido de la noche fue el homenaje a su hermano, el talentoso Evio Di Marzo, asesinado en 2018 en las calles de Caracas. El tema que eligió fue “De dónde viene tu nombre”, luego del cual fue inevitable que se le escaparan unas lágrimas y dijera “no quiero dejar de tocarla”.
La inclusión de la balada folk “Cuentas” (del disco De Sol a Sol de 1992), justo en este lugar del setlist, fue un acierto. Fue el preámbulo para la ristra de temas clásicos e inolvidables, de los cuales el primero fue “No queda nada”.
Como suele ocurrir, la emoción colectiva fue incontenible con la poética “Perla Negra”, una de esas piezas inmortales que incluso motivó a algunos a hacer una segunda y tercera voz
Yordano estaba pletórico, de muy buen humor. La siguiente anécdota fue cuando conoció a Gabriel García Márquez en un baño de un hotel en Cartagena, y aprovecho a decirle que era su fan y que le había inspirado algunas letras.
Y el turno fue para otra infaltable, “Días de junio”, en la que aprovechó para variar un poco su línea melódica vocal a sabiendas que el público cantaría como es en el disco. Es lo que tiene de bueno, entre otras cosas, este formato personal.
“Con ‘Perla Negra’ y ‘Días de junio’ le pude demostrar a los ejecutivos que era posible hacer canciones que gustaran sin necesidad de estribillo, con letras que no repiten párrafos”, agregó tras las dos canciones. Lo había demostrado Bob Dylan.
Siguió contando que le decían que sus canciones usaban mucho “cuchillo”. Al voleo varios le pedimos “Vivir en Caracas”, que no tenía programado tocar. Resultó un momento muy emotivo para todos los que nacimos en ella, con una letra que 40 años después resulta devastadora:
“Cuenta, cuenta la leyenda / Que antes todo, era mejor / Cuenta la leyenda / Que se podía caminar / Y de vez en cuando, mirar al cielo y respirar / Pero, no puedo llorar / Por un pasado que no conocí, por eso / Dame un cuchillo para cortar el aire y besarte / Si me siento pesado es por el plomo que llevo en la sangre / En ríos de fuego y en seno de vida y de tiempo / Que van si remedio a tumbas que llegan al cielo / Donde se brinda, con llanto de miles y sin ira / Como la vida les pasa de largo y nos deja ir / No me importara morir”.
Un trío de temas del disco negro terminó de desarmar a todos: “Aquel lugar secreto”, “Bailando tan cerca” y “Otra cara bonita”, canción entendida originalmente para María Conchita Alonso y que fue incluida “como última esperanza” en aquel disco, y que tocó como fue entendida originalmente.
“Madera fina”, con el público literalmente sustituyendo la voz de Trina Medina, la tocó un poco más rápido, sabiendo ya que el tiempo apremiaba. Apuradísimo anunció el nuevo disco titulado Después de todo, cinco años después, y estrenó la canción “Enamorarnos”, cuyo videoclip fue lanzado el 14 de febrero, un día antes de este concierto. Un logro inconmensurable.
Faltaba, por supuesto, “Manantial de corazón”, otra canción eterna sobre el desamor y el despecho, un bolero a la manera de Yordano. Y ya puestos a trasgredir el tiempo disponible, quedaba el bonus “Locos de amor”. Y todo el mundo feliz.
Exactamente 122 minutos. Solo las canciones buenas desde la raíz, pueden sonar sin artificios igual o mejor que como quedaron registradas para la posteridad en un disco. Y de eso pueden presumir algunos -no tantos- cantautores, entre ellos este romano-caraqueño, autentico ave fénix, llamado Giordano Di Marzo.
Juan Carlos Ballesta
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