En junio de 1972, la agrupación griega publicó su tercer y último disco al mando de Vangelis, una ambiciosa obra conceptual sobre el apocalipsis
Aphrodite’s Child
666 (The Apocalypse of John, 13/18)
Vertigo. 1972. Grecia
Pocos discos en la historia musical griega más ambiciosos, atractivos y paradigmáticos que este doble LP publicado en junio de 1972, cuando ya la exitosa banda Aphrodite’s Child, conformada por Vangelis Papathanassiou (teclados, piano, percusión, flauta), Demis Roussos (voz, bajo), Loukas Sideras (batería, voz) y Silver Koulouris (guitarra, voz), se había disuelto.
Esta obra conceptual, modalidad muy común en los primeros años 70, fue una idea del teclista Vangelis Papathanassiou, quien acudió al director de cine Costas Ferris para que se encargara de los textos basados en pasajes bíblicos del Libro de la Revelación, también conocido como el Apocalipsis de Juan.
Es, por supuesto, una adaptación contracultural que narra la representación del apocalipsis que realiza un circo en vivo frente a una audiencia, mientras en el exterior toma lugar el verdadero apocalipsis. Al final ambos se unen en uno solo.
La obra comenzó a concebirse a finales de 1970 en París, ciudad en la que los músicos habían recalado en 1967 tras huir de la dictadura griega hacia Londres. La grabación se extendió por tres meses hasta comienzos de 1971, a un elevado costo de casi 100.000 dólares.
El proceso produjo un alejamiento entre Vangelis y el resto de la banda que prefería seguir en la línea pop con elementos psicodélicos que había resultado en éxitos planetarios como “It’s Five O Clock”, “Rain and Tears» y otros.
La discográfica Mercury se negó a publicar el disco, en especial por el contenido del atrevido y catártico tema “∞” (“Infinito”), que cuenta con la soberbia participación de la actriz y cantante Irene Papas en un performance sensacional que mezcla el dolor del nacimiento con múltiples orgasmos de placer.
Los 39 minutos que duraba inicialmente la pieza fueron editados a solo cinco, pero su impacto fue igualmente tremendo. Vangelis y Ferris organizaron una fiesta a modo de sesión de audición en los estudios Europa Sonor (donde fue grabado) a la cual invitaron a diversas personalidades, entre las cuales estuvo Salvador Dalí, quien quedó encantado con lo que oyó, comparándolo con La Sagrada Familia.
El año que demoró el lanzamiento (que finalmente se hizo en la subsidiaria dedicada al rock progresivo, Vertigo), sirvió para que todos iniciaran sus carreras solistas. Roussos lanzó su primer disco en solitario Fire and Ice, con el exitoso tema “We Shall Dance”, Sideras comenzó a grabar el álbum One Day, y el propio Vangelis, ya mostraba su espíritu inquieto con Fais que ton rêve soit plus long que la nuit (un collage de grabaciones del Mayo Francés) y dos sesiones que vieron la luz en 1978 con los nombres de Hypothesis y The Dragon.
A lo largo de las cuatro caras que toma el disco, unos 75 minutos, el viaje es completo. Hay elementos provenientes de la psicodelia, de la música tradicional griega y mediterránea, del rock progresivo, del jazz, del avant garde, hard rock y la poesía.
Está construido como un continuum en el que cada tema se solapa con el siguiente, por lo cual la sensación es estar escuchando una obra en la que cada pieza es parte de un gran rompecabezas, tanto en el aspecto musical como en lo referente a textos.
El diseño de portada de Gerard Fablec, con pintura de Michel Dubré y dirección de arte de Kiyoshi Tokiwa son la llamativa puerta de entrada al universo apocalíptico de la última obra Aphrodite’s Child
En el lado A, el rock “Babylon” introduce el tema del apocalipsis, y “Loud Loud Loud” contrasta por la melodía del piano y la narración de Daniel Koplowotz y un coro no acreditado.
Uno de los grandes momentos es “The Four Horsemen”, obvia referencia a los cuatro jinetes del apocalipsis, siendo uno de los apenas cuatro temas cantados por Roussos, quien se suponía era el vocalista principal. Un tema que influenció años después a Beck en el tema “Chemtrails”.
“The Lamb” en cambio se acerca a la música griega. “The Seventh Seal” la narra John Forst, extracto que fue sampleado por el proyecto francés Enigma en los años 90.
El lado dos comienza con el instrumental “Aegian Sea”, con gran solo de guitarra de Koulouris y un elaborado trabajo de teclados de Vangelis. La narración de Forst repite “They’ll no more suffer from hunger, they’ll no more suffer from thirst” (“Ellos no sufrirán más hambre, ellos no sufrirán más de sed”).
El resto del lado lo componen temas de corta duración que hilados conforman el pasaje más experimental, que incluye desde momentos sosegados (“Lament”) a estridentes (“Do it”, “The Battle of the Locusts”) y también curiosos (“The Beast”).
El primer lado del segundo disco lo inicia la dramática narración de “Seven Trumpets”, que sirve de instrucción al temazo “Altamont”, uno de los puntos álgidos de 666, con excelente bajo de Roussos, vibráfono de Vangelis, los grandiosos metales de Harris Halkitis y la narración de Forst cuya línea “We Are the People/The Rolling People” inspiró a la banda inglesa The Verve a componer la canción “The Rolling People”.
El tema se funde de manera natural con “The Wedding of the Lamb”, de aire oriental, que a vez da paso a “The Capture of the Beast”, solo de batería incluido, percusión, un piano eléctrico fantasmal y un envolvente sintetizador.
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Entonces aparece el fabuloso “∞” (“Infinity”), el más controversial momento del disco con la frase “I Was, I Am, I Am to Come” repetida por Irene Papas, cuyo performance es realmente memorable.
El lado termina con «Hit et Nunc» una canción pop de corte soul/góspel con el saxo de Michel Ripoche.
El último lado lo conforma el tema más largo, “All the Seats Were Occupied”, de casi 20 minutos. Funciona como un repaso de todo lo anterior, ya que en paralelo a la construcción instrumental cercana al rock progresivo, se desarrolla una especie de collage sonoro inspirado en la música concreta que incluye extractos de cada canción.
El cierre es con “Break”, una balada de corte pop cantada por Sideras que la disquera decidió escoger como single.
Desde su lanzamiento en junio de 1972, 666 ha sido catalogado como uno de los más grandes discos de rock psicodélico-progresivo. Es evidente que es una de las obras capitales de aquella era y la mejor carta de presentación que tuvo Vangelis justo cuando empezada su fructífera e influyente como músico electrónico y uno de los más importantes compositores de nuestro tiempo.
Juan Carlos Ballesta
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