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Benjamin Clementine: un talento innato e indomable

Benjamin Clementine

Cada cierto tiempo aparece algún personaje de características singulares que revoluciona el panorama musical. La irrupción de una voz como la de este joven inglés de 30 años que durante años vagó por las calles de París, ha sido una increíble adición para el ecléctico universo de la canción de autor. Su debut, At Least For Now (2015) fue y sigue siendo un disco revelador, incisivo, poético, dramático, una mezcla de amor, esperanza, rebelión y melancolía. Su sucesor, I Tell a Fly (2017), ensanchó la paleta sonora agregando nuevos elementos rítmicos e instrumentales, conservando la sutileza melódica, la belleza del piano y la tensión inherente a sus composiciones. El próximo 27 de mayo para de nuevo en Madrid (Teatro Nuevo Apolo), en medio de la gira europea junto a His Parisian String Quintet

Juan Carlos Ballesta

Podría parecer un típico guión de película melodramática de bajo presupuesto, pero la historia es real y prueba que no todo gran talento puede salir a la superficie. En este caso, el guión se enderezó en el camino.

Benjamin Sainte-Clementine nació en Londres, epicentro musical planetario, el 7 de diciembre de 1988. Sin embargo, la ciudad y la potente industria musical inglesa ignoraron su existencia por demasiado tiempo. Tras un exilio en París, regresó a su país con un EP, Cornerstone (2013) y un puñado de canciones bajo el brazo dispuesto a cambiar las reglas de juego.

No lo tuvo fácil el niño Benjamin como el último de cinco hermanos. Fue dejado con su abuela, pero esta murió y volvió con sus padres. Sufrió de acoso escolar (lo que hoy se denomina “bullying”), pero su personalidad rebelde lo ayudó a superarlo, así como el refugio en lecturas de poesía de William Blake, TS Elliot y Carol Ann Duffy que llevaba a cabo en la biblioteca, escapado de clases.

Su primer maestro y guía fue su hermano mayor Joseph, a quien debe su cercanía a libros de filosofía, ciencia, literatura inglesa y diccionarios de donde comenzó a extraer palabras raras para incorporarlas a su vocabulario. Su acercamiento real a la música ocurrió cuando Joseph compró un piano, el cual aprovechaba a tocar cuando su hermano dejaba de practicar. Y así fue combinando su singular voz con las influencias del compositor Erik Satie, a quien descubrió en sus largas sesiones de audición del canal clásico de la BBC en radio FM. Luego llegarían las referencias más obvias de Nina Simone, Antony Hegarty y el recientemente fallecido Scott Walker.

A los 16 años, Benjamin abandonó la escuela y el consecuente encontronazo con su familia lo llevó a comenzar un largo peregrinaje por las calles de Londres, psicológicamente afectado y en serias dificultades económicas.

A los 19 años se va a París, donde comienza a tocar en bares y hoteles, en los que también limpiaba las cocinas, mientras dormía en las calles. Con unos pocos euros compró una guitarra deteriorada y un teclado barato y durante los siguientes tres años se dedicó a componer canciones, compartiendo una habitación de hotel con muchas personas. Tras cuatro años de vivir como un vagabundo, fue descubierto por un agente y tras presentarse en Cannes es escuchado por el empresario Lionel Bensemoun, quien lo ayuda a grabar su música aquel 2012.

Benjamin ClementineSu creciente popularidad le valió ser descrito como “la revelación inglesa de Francia”. Luego de tocar cuatro noches seguidas en el festival Rencontres Trans Musicales de Rennes, firmó un contrato/licencia con Capitol/Virgin EMI/Barclay.

El primer EP Cornestone apareció en junio de 2013. De vuelta a Londres es invitado al programa Later with Jools Holland, el mismo día que lo hacía Paul McCartney, quien maravillado le ofreció todo su apoyo y buenos deseos. El segundo EP, Glorious You se lanzó un año después y finalmente, a comienzos de 2015, vio la luz el gran debut At Least For Now, con el que llego a los primeros lugares de ventas digitales en varios países europeos y obtuvo el reconocimiento en los Mercury Prize Awards. Ese disco contiene momentos conmovedores y emocionalmente removedores.

En 2017, Clementine publicó su segundo disco, I Tell a Fly, once nuevas canciones, sorprendentes y maravillosas, en la que incorpora y da protagonismo a otros instrumentos . El título proviene de la sorprendente frase que descubrió en su visa estadounidense: “an alien of extraordinary abilities” (un extranjero de extraordinarias habilidades). Inspirado por su propia circunstancia de sentirse siempre un “alien” en cualquier lugar, le inspiró la historia de amor de dos pequeños pájaros, uno con deseos de volar lejos para explorar y el otro más cauto.

Clementine no ha parado de tocar en prestigiosos teatros y festivales, pasando de dormir en calles y tugurios a hoteles 5 estrellas, de un teclado barato a un piano de cola. Es el triunfo del talento innato e indomable.

Benjamin Clementine