El 27 de mayo de 1963, fue publicado el extraordinario segundo álbum del genial cantautor, preocupado por asuntos sociales en plena agitación del movimiento por los derechos civiles
Bob Dylan
The Freewheelin’ Bob Dylan
Columbia. 1963. EE.UU.
La abultada y longeva carrera musical de Bob Dylan da para todo. Considerado uno de los cantautores más relevantes del siglo pasado, y lo que va de este, el nativo de Duluth, Minnesota, ha publicado casi cuarenta obras discográficas oficiales a lo largo de unos 60 años de vida artística.
En ese tiempo, el laureado compositor ha mostrado un claro interés por la crónica social y aspectos de interés humano que reflejan la influencia filosófica literaria que ha tenido a través del tiempo y que indudablemente está a flor de piel en temas universales como “Blowin’ In The Wind”, incluida en este celebrado disco, “Times They Are a-Changin’” (1964) y “Knockin’ On Heaven Doors” (1973), temas de un contenido aún vigente, sobre todo en el planteamiento anti-bélico y los acelerados cambios de una sociedad que parece auto consumirse.
Si bien su homónimo debutante apenas contiene dos temas originales, éste da un giro importante en ese aspecto al mostrarnos, casi en su totalidad, temas propios con una lírica cónsona con aquellos días, ajustadas a melodiosas canciones bajo un lenguaje pendular entre el folk y el blues.
Bob Dylan requirió las instalaciones de los estudios de grabación de Columbia 7th Avenue en Nueva York bajo la producción de dos respetados personajes, John Hammond† y Tom Wilson†
Identifica al disco la foto de portada tomada por Don Hunstein en la que Dylan aparece con su novia de entonces Suze Rotolo caminando por el medio de Jones Street, cerca de donde ambos vivían.
En esta joya musical no hay desperdicio alguno pues todos los temas fueron bien acogidos. Para ello el Sr. Zimmerman, guitarra en mano y armónica en boca, nos conmueve de inmediato.
El disco abre con “Blowin’ In The Wind”, pieza que por su contenido social se convertiría en un tema emblemático de toda una generación.
En ella nos dice el autor con gran contundencia que la respuesta está “soplando en el viento”.
Luego sigue “Girl From The North Country”, una canción que hace referencia a un amor de otros tiempos, lo que da un acento autobiográfico a esta pieza.
Musicalmente Dylan insiste en dejar la armónica para cerrar estos cálidos versos.
Acto seguido es la descarnada “Masters of War”.
“Venid señores de la guerra / los que fabrican cañones / los que fabrican aviones de muerte / los que fabrican grandes bombas…”, nos dice con sentida voz este ilustre cantautor.
El disco continua con una canción de tres minutos y medio titulada “Down The Highway” en la que Dylan, a primer oído, nos narra la historia de un viajero que se aleja de un gran amor.
El músico destila un poco de blues y nos ofrece “Bob Dylan’s Blues” para contarnos de un modo metafórico que “El Llanero Solitario y Tonto cabalgan sin descanso / Arreglando los problemas de todos…”
La primera parte del repertorio cierra con “A Hard Rain Is A-Gonna Fall” (Será atroz la lluvia), en la que canta: “¿Dónde has estado, hijo de mis entrañas? / ¿Dónde has estado, niña de mis ojos? / Tropecé en la ladera de doce montes brumosos…”
Debo recalcar acá lo extenso de los versos de Dylan que en este caso conforman seis estrofas de nueve a doce versos. Admirable la memoria de este legendario músico.
“Don’t Think Twice, It’s All Right” abre la segunda parte del disco. La arpegiada guitarra nos cautiva junto a la armónica en esta canción donde nos dice Dylan “tú eres la razón por la que sigo viajando / no lo pienses más, está bien así”.
Llama la atención como modula Bob la guitarra.
Dylan sigue con “Bob Dylan’s Dream” en la que el autor nos dice: “Con ojos llorosos contemplaba la habitación / Donde mis amigos y yo pasamos tantas tardes / Donde capeamos tantos temporales / Riendo y cantando hasta que llegaba el día”
Seguidamente Dylan nos ofrece “Oxford Town”, una canción sobre el racismo en Estados Unidos. “Él se marchó a Oxford Town / pistolas y porras fueron tras él / todo porque su rostro era oscuro”
Después es la antibélica “Talkin’ World War III Blues”. Dylan ha creado una sencilla pero incisiva historia cuando en ella nos dice que soñó algo loco, soñó que estaba en la Guerra Mundial III, lo que le incitó a ir al médico quien le dijo que no se preocupara que solamente era un sueño y que sólo estaba en su mente. ¿Vietnam?
Para “Corrina, Corrina”, el siguiente tema, Bob Dylan se apoyó en las guitarras de Howie Collins† y Bruce Langhorne†, el piano de Dick Wellstood†, el contrabajo de Leonard Gaskin† y la batería de Herb Lovelle†.
Este tema tradicional nos cuenta de un alguien importante para quien la interpreta. Compuesto en tres sencillas estrofas, es el único tema extemporáneo.
Posteriormente el nativo de Duluth interpreta “Honey Just Allow Me One More Chance”, un enamorado que pide una segunda oportunidad. Dylan debió haber tomado parte del tema inspirado en el blusero Henry Thomas† (1874-1930).
“I Shall Be Free” cierra este hito discográfico, con Dylan cantando en modo talking blues, una forma melódicamente libre y rítmicamente estricta de cantar empleada en la música folk y la country.
Acá en parte dice: “Mi teléfono empezó a sonar / El Presidente Kennedy me llamaba, Dijo: “Bob ¿qué hacemos para que crezca el país?” Claramente una suerte de retrato de una parte de Estados Unidos.
Regresemos al 27 de mayo de 1963 para revivir esta pieza discográfica infaltable en toda fonoteca.
Leonardo Bigott
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