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Bolívar Caribano «Enemigo imaginario» (2016) (Venezuela)

Bolívar Caribano

Bolívar Caribano

Enemigo imaginario

Independiente. 2016. Venezuela

El cantautor Víctor Bolívar es uno de los más activos músicos de la escena caraqueña. No solamente presenta su trabajo con frecuencia, sino que además participa como guitarrista en los proyectos de otros cantautores como Garc14 y Cangrejo.

Tras una primera etapa trabajando con su nombre completo, decidió reinventarse como cantautor y con ello rebautizarse artísticamente como Bolívar Caribano, jugando con su apellido y la condición de caribeño. El primer resultado es este disco “Enemigo imaginario”, un pasmoso ejercicio de introspección poética y al mismo tiempo de libertad, tanto en la música como en los textos. Bolívar se encarga prácticamente de todo: voces, guitarras, teclados, programación de bases rítmicas, secuencias electrónicas, intervención de cantos étnicos y voces de TV, bajo eléctrico en varias canciones, mezcla, producción, arreglos…Solamente cuenta con la participación de los bajistas Rommel Córdoba bajo (en el tema “Me hago de ti”) y Chars Álvarez (en “Yo estaré aquí”). El llamativo arte gráfico es de Wahari Meléndez, con foto de su hermano Pedro M. Bolívar.

El disco abre con el más extenso de todos los temas, “Del trabajo y del amor” (con poema de Eduardo Aray), una especie de electro pop con elementos étnicos y voces sampleadas, que es un perfecto inicio y una manera de establecer en el oyente las nuevas premisas de su obra. El paseo por el amplio mundo del pop es generoso. “Yo estaré aquí” posee influencias sureñas (Charly García, Fito Páez) y también, por añadidura, de Octavio Suñé. Algunas grabaciones de telenovelas suenan al fondo, dándole un aire de añoranza. En cambio “Ellos van” es una canción que mezcla una guitarra slide con otra acústica, sobre un sutil ritmo de gaita de tambora. Es uno de los mejores momentos.

“Llegará” es una balada acústica adornada por un fondo de cantos indígenas, con una letra filósófica: “haremos el amor en las alturas / llegará el día de extinguirnos y escaparnos de la eternidad…”. En “Morisquetas”, Bolívar vuelve a las influencias sureñas, pero las retuerce a su favor con un sonido lo-fi apoyado en un una guitarra filosa. Se oyen grabaciones de Renny Ottolina en su famosa faceta de anunciante de productos. “Bésame mi amor” es un estupendo blues caribeño, o caribano para ser precisos: “las chicas se dispersan / la lluvia barre el rímel / el valle de la asfixia y el color / Caracas no me asustes por favor / ven, desnúdate de amor / ve a dormirte un rato por favor / una noche en Plaza Brión, un espanto / que ya no siento ni el dolor / ni el humo ni las balas ni el perdón…”

De repente, por sorpresa, suena “Verde, violeta, azul”, un tema con ritmo country rock y guitarras envolventes que es el preámbulo al tema final, “Regreso”, una balada con piano como eje central y que por momentos establece vínculos con el sonido de Vargas, otro de los cantautores con los que de alguna manera comparte influencias.  Es un cierre sosegado y reflexivo para un disco ecléctico y rico en detalles. Bolívar utiliza a su favor la rudeza de su entorno caraqueño actual, una circunstancia que la revierte en textos bien escritos, sin caer en los típicos lugares comunes de la canción de autor latinoamericana. Musicalmente es una demostración de crecimiento.

Enemigo imaginario es una especie de tour de force para una todavía incipiente carrera, que sin duda promete muchas más sorpresas.

Juan Carlos Ballesta