En noviembre de 1972 la legendaria agrupación de Colonia, Alemania, publicó su cuarto álbum, con el cual cimentó su distintivo sonido
Can
Ege Bamyasi
United Artists/Spoon. 1972. Alemania
El cuarto disco de la banda de Colonia, es probablemente el trabajo más adecuado para comenzar a conocer su discografía, y a partir de él viajar hacia atrás en el tiempo o hacia adelante.
Representa un punto álgido en el que sus cuatro fundadores, Holger Czukay (bajo, ingeniería, edición), Jaki Liebezeit (batería), Michael Karoli (guitarra) y el único que aún vive, Irmin Schmidt (teclados), lograron un notable e insuperable punto de equilibrio entre las improvisaciones cargadas de su particular forma de entender el jazz y el rock y el formato “canción”.
Por su parte, el vocalista Damo Suzuki, había encajado perfectamente en el concepto de Can, erigiéndose en un punto focal por su desenfada forma de cantar y moverse.
El año previo, el grupo había publicado el doble LP Tago Mago (1971), uno de los más aventurados capítulos del krautrock en el cual abordaron lo experimental, el funk, el free rock, la psicodelia y los timbres jazzísticos con absoluta libertad.
En Ege Bamyasi decantaron todo ese magma sonoro y lo convirtieron en 40 minutos exactos de absoluta brillantez. Liebezeit con su estilo matemático pero a la vez libre de ataduras, Czukay con su sólidas líneas de bajo que se movían entre varios estilos, la guitarra llena de efectos de Karoli, y los envolventes y psicodélicos teclados de Schmidt, alcanzaron un punto de perfección insuperable.
El disco abre con “Pinch”, como si fuera la continuación de Tago Mago, nueve minutos sin compromisos (que en realidad eran más pero Czukay editó el jamming) con todos los elementos característicos de Can.
En seguida suena “Swing Swan Song”, probablemente uno de los temas más envolventes y exquisitamente psicodélicos de toda su discografía, que es dirigido por la magistral línea de bajo sobre la que navegan los demás instrumentos y la voz sorprendentemente delicada y comedida de Suzuki.
Uno de los temas más distintivos del sonido Can es “One More Night”, con el ritmo robótico de Liebezeit apoyado por el bajo, que invita al baile eterno. Sobre él van agregando “trazos” Karoli y Schmidt, como si de un cuadro impresionista se tratara, mientras Suzuki se las arregla para tararear y escupir contorsiones vocales.
Pero el momento más memorable del disco es sin duda “Vitamin C”, con el cual se abre el lado B, en el que el japonés repite la frase “Hey you! You’re losing your Vitamin C” sobre la base rítmica absolutamente hipnótica de esa dupla única de Liebezeit-Czukay y los teclados fantasmales que al final se quedan solos tras el prematuro fade out al resto de los instrumentos.
Es claro que 3 minutos y medio se hacen cortos. Este tema ha sido utilizado en varias películas, entre ellas “Inherent Vice” (2014) de Paul Thomas Anderson o “Los Abrazos Rotos” (2009) de Pedro Almodovar, y en especial la rítmica ha sido sampleada por varios artistas, incluyendo al propio Czukay en su disco Good Morning Story (1999).
Una versión en vivo extendida:
Los sonidos finales de “Vitamin C” se yuxtaponen con el comienzo de “Soup”, el tema más largo con más de 10 minutos, el cual en su primera mitad habita el mismo terreno de “Pinch” con su estilo libre pero rítmico, mientras que la segunda mitad explora la distorsión, el noise y la experimentación reminiscencia del largo tema “Aumgn” de Tago Mago.
“I’m So Green”, comienza con un fade in, señal inequívoca que Czukay escogió sólo un extracto de un largo tema, que refuerza esa teoría que ellos mismos lanzaron al ruedo de que “ninguna canción de Can está realmente finalizada” y que existen miles de horas de grabaciones producto de larguísimas sesiones en su Inner Studios.
El cierre del disco es otra obra maestra: “Spoon”. Es una de sus composiciones más conocidas debido a su inclusión como tema principal de la serie policial de la televisión alemana “Das Messer”.
Fue lanzada como single y vendió más de 300.000 ejemplares. Fue además, uno de los primeros intentos de combinar un drum machine y una batería real.
El origen del extraño nombre es de origen turco. Por un lado Ege Bamyasi tiene que ver con la región del Egeo, que en turco es Ege Bölgesi. Debajo del título aparece el término Okrashoten, referido a la planta conocida como okro, también llamada (según la cultura) dedos de señorita o en el Caribe quimbombó y que en el arte original de Ingo Trauer aparecen como parte de la lata (Can) que distingue la portada del disco.
Han pasado medio siglo y Ege Bamyasi sigue ejerciendo gran influencia sobre músicos de todo tipo. En los años 90, en medio del surgimiento del aluvión del post-rock, Can y en general todo el krautrock fue reivindicado y recuperado de un cierto olvido en el que había quedado como raros especímenes de los 70.
Desde entonces son clara referencia de lo que significa crear sin fronteras y expandir las posibilidades sonoras. Qué duda cabe que el sonido de Can es en sí mismo un estilo. Y en ese sentido, Ege Bamyasi es uno de los paradigmas.
Juan Carlos Ballesta
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